CAPITULO 27

1700 Words
El cielo se había puesto n***o, el viento les estaba jugando en contra y realmente les estaba haciendo muy difícil poder llegar finalmente a su destino. Habían sido varias horas en las que habían intentado llegar a la aldea, pero más y más arboles aparecían frente a ellos y las ráfagas de viento estaban molestando la vista de los caballos. Por su seguridad, Bevery había terminado caminando a pie detrás de Gawain, las cosas no podían ir peores. Incluso su corona quería salirse volando. - ¡Miren! Veo un poco de humo, debemos estar cerca. - anuncio Sabina, señalando adonde claramente había una chimenea. Justo después de que dijo eso, sintieron la luz del relámpago y segundos luego, el primer rayo tocando la tierra. Esa fue la señal para apurar aún más su paso y buscar un lugar donde pudieran refugiarse hasta que la tormenta pasara y el agua comenzara a empaparlos. No sería bueno para nadie si alguno atrapaba un resfriado. Al ver la primera serie de viejas casas, se emocionaron. Se dirigieron al único de los lugares donde tenían la luz prendida y entraron, no sin antes ponerse sus capas y recordarle a la princesa que su identidad tenía que pasar desapercibido. O bueno, aunque sea intentarlo. El pueblo era parte de Tiamat, lo que significaba que estaba bajo el reino de Dietrich, de igual forma, no podían bajar la guardia y que se enteren que la princesa estaba ahí, en la otra parte del mundo a punto de desposar a Dietrich para unir fuerzas contra Kreston. Al atar a los caballos, se encontraron con el de Agnes, por lo cual supusieron que la chica se encontraba dentro de la cabaña. El lugar era un pequeño restaurante, o bueno, así se podía llamar a un lugar con un par de mesas en el centro y dos o tres personas comiendo tranquilamente. Se podía escuchar una vieja radio de fondo, aunque también tenía un pequeño escenario donde una joven chica estaba cantando tranquilamente una balada. Una mesera llevaba en su mano una bandeja con la comida pedida y les sonreía amablemente a los pocos clientes. Aunque parecía un restaurante algo precario, de todas formas, daba cierta sensación cálida y acogedora que los recibió al instante. Terminaron dirigiéndose a la solitaria mesa donde Agnes tomaba un poco de agua con su postura tan derecha digna de una princesa. -Al fin llegaron. - soltó cuando todos tomaron asiento. -No vinimos aquí por ti, hay una tormenta brutal afuera. Nos quedaremos aquí hasta que pase. - informo Bevery. -Sí, su alteza. - dio una reverencia. - Pedí unas papas fritas, fue una recomendación de Marta. - señalo a la mujer que estaba a unas mesas de ellos. -Bien, pediremos lo mismo. - respondió Bevery, tenían algunas monedas que los reyes de Smaug le habían dado, así que podían permitirse esa comida. Las famosas papas finalmente llegaron y Bevery termino comiendo más de las que verdaderamente quería, porque eran adictivas. Eran extremadamente deliciosas, más la salsa que la casa había preparado. Terminaron pidiendo tres porciones más, a esas alturas, ya hasta aplaudían a la cantante que le sonreía al cantar. Incluso la princesa vio como la linda chica le guiño el ojo a Gawain. Se levantó y se acercó hasta la barra, donde estaba la camarera y otra mujer más anciana, supuso que era la cocinera. -Mamá, el agua del rio está subiendo sin cesar, si esto no frena podría inundarse, hay que decirles a los nuevos clientes que no se dirijan hacia allí…- escucho. -Esas papas fueron lo mejor que probé en un tiempo…- fue lo primero que dijo, sentándose frente a ella. La camarera, que estaba secando un vaso, sonrió y se giró hasta la chica que le estaba hablando. Pero al ver esa cara, esa expresión, esa sonrisa… Conocía perfectamente esos labios rojos, esos cabellos dorados. Sin querer, el vaso que estaba secando termino estrellándose contra el piso, llamando la atención de la mujer que estaba en la cocina, quien se acercó y también tuvo una reacción parecida, quedando con la boca abierta y alejándose de la persona que estaba sentada en la barra. Bevery por su parte no sabía que estaba pasando, quiso darse vuelta y ver si alguno de los chicos estaba atento, pero al parecer, la décima canción de la artista era más interesante que su seguridad. -Princesa…- soltó la mayor. - Usted es la Princesa Bevery de Amaru. - llevo sus manos a la boca, intentando salir de la sorpresa de ver a semejante belleza digna de una deidad, comer su comida. ¿Qué hacia la princesa en Tiamat? Y más en específico, ¿qué era lo que hacía en su restaurante? El lugar estaba a días del castillo y siempre habían tenido una ruta más directa desde Amaru a Tiamat, ¿qué hacia ella ahí? Bevery frunció el ceño y negó rápidamente con la cabeza. -Se confunde de persona. - rio. - Solo soy una pueblerina. - mintió. La cocinera se acercó a ella, llevando su mano al mentón de la menor y alzando su rostro. Lo analizo perfectamente mientras que la princesa tragaba saliva. No había forma que la descubrieran. No podían descubrirla. -Quizás es cierto madre, ¿que haría la princesa aquí? Seguro que tiene muchas cosas interesantes que hacer en su enorme palacio, rodeada de lujos y de riquezas junto a sus amigos nobles y millonarios. -Sí, tienes razón. - soltó el agarre de la chica, y alejándose. - ¿Que haría esa cabeza hueca por aquí? Su orgullo de nobleza no le permitiría poner un pie dentro de este humilde restaurante. - compartieron una risa, burlándose de la princesa Y Bevery sintió que ya había vivido esa escena, ya había sido humillada e insultada de esa forma. ¿Porque todos pensaban que ella no podía pensar en otra cosa que no sea las joyas sobre su cuerpo? Se acomodó mejor en el lugar y tomo de su vaso de agua, intentando mantener la postura como si ella no fuera la verdadera princesa de Amaru. - ¿Es la cantante también su hija? - le pregunto a la señora. -Sí, lo es. - respondió. - Y veo que está teniendo un enorme enamoramiento con uno de tus amigos. - se rio. Bevery aguanto el aire para evitar decir que no era su amigo, simplemente sonrió. -Suerte con eso, él hace ese juego con todas. - las palabras salieron más rápidas de lo que quiso. - ¿Que hacen por aquí de todos modos? - ahora pregunto la más joven. -Venimos a… vamos a…- se trabo. - Vamos al castillo. - finalmente dijo. -Oh, ¿el castillo? - frunció el ceño. - aún están muy lejos de ahí. Lo sabemos perfectamente, nunca llegan noticias de la familia real aquí. - dijo con un poco de tristeza. - ni siquiera nos ayudan a mantener el pueblo activo. - suspiro. Bevery la escucho atentamente, al fin y al cabo, a fin del mes ella también reinaría sobre estos territorios. - ¿Qué tipo de ayudas? - cuestiono. -Bueno, como ves, este lugar podría ser muchas veces mejores. - dijo. - la gente del pueblo no puede permitirse a veces comprar una cena, lo cual rompe mi corazón. Hay una mala racha de cosecha y ¿escucha eso? - justo otro rayo interrumpió la conversación. - eso no ayudara para nada a los granjeros. - suspiro. Bevery asintió. -Presupuesto podría ayudar a todo esto, además de no tener que depender de las cosechas para poder comer. - agrego. -Exacto, ¿no es tan difícil no? El cabeza hueco de la familia real parece no entenderlo, o no querer entenderlo. - se encogió de hombros. -Por eso no soportamos a ninguna figura de la realeza, son todos iguales. Bevery suspiro. -Entiendo…- estiro. - Debe ser duro para ustedes. - -Lo es. - también suspiraron. - ¿A qué te dedicas tú? Pareces joven. - Bevery jugo con el vaso de agua, intentando que alguna mentira llegara a su cabeza. Volvió a voltear hasta donde los demás estaban, otra vez estaban charlando animadamente entre ellos. -Soy aprendiz de modista. - fue lo primero que pudo decir. - me dirijo al castillo para diseñar algunos vestidos. - mintió nuevamente. Las dos mujeres asintieron, tragándose la mentira. - ¿Y tus amigos? - cuestiono. -Vienen a probar suerte a Tiamat. - explico. - Son personas con muchas capacidades y que quizás en el centro de la ciudad, puedan conseguir un nuevo estilo de vida. - sonrió. -Mi hija intento hacer eso. - señalo a la cantante. - una vez uno de los nobles de la cuidad termino aquí y la escucho cantar, ella se enamoró perdidamente de él y el tipo aprovecho eso para intentar sacarle dinero. Dijo que la llevaría al centro para que se vuelva una famosa cantante, pero fueron todas patrañas para que ella le diera el poco dinero que tenía. - suspiro. - Ahora solo le queda este lugar como su escenario para toda la vida. - conto. - Algunos simplemente no estamos destinados a la grandeza. Bevery escuchó atentamente cada palabra de la historia. Su padre nunca le había dicho de los malos que podían llegar a ser los nobles, en cambio, siempre le decía que se tenía que cuidar de la gente de los pueblos, la clase baja. Pero en ese viaje había descubierto que su padre estaba completamente equivocado con esas cosas. Esta gente no merecía ningún tipo de maltrato y era lo único que recibían de parte del castillo. Tomo la mano de la señora entre la suya y la miro directamente a los ojos. -Como le dije, sus papas fueron de las mejores cosas que alguna vez pude probar, nunca olvidare ese agradable sabor y le prometo que recomendare este lugar a donde sea que vaya. - le regalo una sincera sonrisa. - Porque esas son cosas que una princesa hace. Y después de guiñarle un ojo, se retiró de la barra y se sentó con los demás. Afuera, la tormenta seguía igual o más fuerte que nunca. (...) 
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