CAPITULO 03

1806 Words
POV : ASTAROTH. Recostado en la silla frente a mi escritorio, no dejaba de pensar en la información que había conseguido, giraba sin control el pequeño trozo de papel entre mis manos. ¿En serio la patito me ha mentido durante éste tiempo? «Bueno técnicamente no lo ha hecho, a mi no me ha importado su vida nunca.» Coloqué el papel sobre el cristal, no entiendo por qué pierdo mi tiempo en ésto, no me debe importar nada que tenga que ver con la patito feo. Levanté la tapa de mi portátil y comencé a teclear, el trabajo es más importante. Me digo a mi mismo, pero luego de cinco minutos cierro de golpe mi PC. «¡Al carajo! Voy a ir hasta allá, no aguanto la curiosidad.» [...] Estacioné mi auto y me quedé viendo el pequeño edificio. "No está nada mal" Ya en recepción me encuentro con una chica bajita de lentes, al verme sus ojos se centran en mí y de inmediato pienso cómo aprovecharme de la situación para que me dé la información que necesito. —¡Buenos Días! preciosa. — Su rostro se sonrojó —B-buenos Días Señor.. ¿En que lo puedo ayudar? —La pobre chica tartamudea un poco y yo sonrió porque es pan comido.. «Pobrecita posiblemente nunca haya hablado con un hombre cómo yo» —Soy Astaroth Lennox y vengo por qué quisiera ver a mi Esp.... "Me mordí la lengua por la burrada que iba a decir" —A la señora Dara.... Quisiera ver a la señora Dara Lennox. —Ella frunce un poco su ceño. — Quizás se refiere a la señorita Dara Harper. — Hace una pausa y fija su vista en la pantalla de su ordenador. — Ella se encuentra en una reunión en éste momento y no lo puede atender, pero si gusta señor Astaroth podría esperarla en el pasillo. —Mi boca se abrió ligeramente debido al asombro, la fea se presenta con su apellido de soltera... ¡Eso quiere decir que me niega! —¡Claro preciosa!. Me gustaría esperarla, pero sabes una cosa. —Me acerqué más a su escritorio y me incline hasta quedar frente a frente. —Dara es una amiga que no veo hace mucho y me gustaría sorprenderla, si me entiendes.. ¿podrías ayudarme con eso? —Dije y ví como sus lentes se empañaron un poco.. Y mordí mis labios aguantando las ganas de reír. —S-si, S-señor podría ayudarlo. —Me entregó un gafete de visitante y yo le sonreí. «Ay cosita» —Ella se encuentra en el piso 23 a mano izquierda la encontrará, en el departamento de ilustración. —Le guiñe un ojo y me fui directo al ascensor. — ¡Gracias! [...] ¿De verdad estoy haciendo esto? Apenas el ascensor abrió sus puertas, caminé buscando y recorriendo el lugar, nunca había pisado una editorial era bastante concurrida, pasaba mi vista por los cubículos que estaban más cerca, no quería llamar tanto la atención, pero igualmente lo hacía. En una de esas conseguí el departamento de ilustración, traté de mirar a través del cristal pero no la encontraba, luego de unos minutos di con ella. La observé detalladamente y su ropa se veía algo diferente, seguía cubriendo todo su cuerpo pero no era tan ancha, lo mismo pasaba con su cabello, no estaba alborotado como solía tenerlo, siempre pensé que ella era algo rellenita pero parece ser que me equivoqué. "Son ideas mías" Fruncí mi ceño porque era la primera vez que veía su rostro y no me incomodaba tanto. Ella me vió desde el otro extremo de la sala y se acercó hasta mí, su rostro era de confusión. —¿Quien se murió? —Me dijo casi arrastrándome hasta un rincón y no entendía su pregunta. —¿Como que quién se murió? —Le respondí en tono bajo. —Tuvo que haberse muerto alguien para que tú estés buscándome y hablando de eso Astaroth. ¿cómo fué que llegaste hasta aquí? — Cruzó sus brazos frente a su pecho. Sentí un calor subir por mi rostro, me había concentrado tanto en llegar aquí, que se me olvidó inventar una excusa. «Ahora la fea pensara que me importa» —Eh... bueno. — Coloqué mi mano detrás de mi nuca, no se me ocurría nada. —Me sorprendió saber que trabajabas y vine hasta aquí para verte. — Hablé con la verdad. "Es que yo no hago más que meter la pata" Ahora sí es definitivo pensará que me importa. —Ven a mi oficina. — Me hace seña. —¡Oye! No mal interpretes las cosas, sólo vine por curiosidad, tampoco es que me importes. —Ella sonríe y achica un poco los ojos. —No lo hago por eso, sólo no quiero que nos vean juntos, aquí todos piensan que soy soltera. — Otra vez mi boca se abrió ligeramente. —Auch. — Coloqué una mano en mi pecho en forma de ofensa y ella rodó sus ojos hasta ponerlos en blanco. Mientras la sigo a su oficina pienso y observo el lugar, ha hecho muy buen trabajo. El sitio es bastante amplio y agradable, Dara me sorprendió mucho de verdad. Entramos a la pequeña oficina y admiraba el lugar, no era muy lujoso pero estaba bastante bien. —Ahora sí, Astaroth. ¿Que haces aquí? ¿Quien te hablo de Innova? —De repente su voz no era tan chillona.. ¿por qué? — Verás, Dara. Le pregunte a Susan por ti, yo pensé que estabas dormida en tu habitación era tarde y se me hizo extraño. Lo que no me imaginé es que me habías mentido todo este tiempo. — Respondí. — —¡No! Un momento, yo no te mentí. Tú y yo nunca hablamos, es parte de nuestro acuerdo matrimonial. — Me reclama enojada. — ¿Además que te interesa a tí, si yo trabajo o no? —luego se queda pensado un minuto. —¡Espera! —Frunció el ceño— —¿En serio pensaste que yo vivía encerrada en mi habitación todo el día?. — Me mira con esos ojos enormes... Un momento sus ojos son color aceituna. —Si, es que no se que más podrías hacer. — Encogí mis hombros restándole importancia, tratando de disimular. — No, ¡pero es que ésto es el colmo! Astaroth Lennox. De verdad que eres mas idiota de lo que creía. —yo rodé mis ojos, no se porqué se ofende debería sentirse halagada de que yo esté aquí por ella. —Creo que debes irte, por ahora estoy ocupada. — Se inclina sobre su escritorio para remover unos papeles. —¡Ok! Ya me voy y no te molesto mas... — Me levanté sin apartar la mirada, ella no se molestó en mirarme. — Entonces... ¿Nos vemos en la noche?. — Pregunté y levantó la vista. — ¡No! Astaroth. Nos vemos el fin de mes en la reunión familiar. — Me dejó muy claro el mensaje de no acercarme a ella. «Parece que la fea no quiere nada conmigo.» —Esta bien, sólo quería ser amable contigo, tampoco es que me importes. Salí del edificio, no se porqué pero sentía que me habían rechazado, parece ser que todo esté tiempo he estado muy equivocado sobre la patito, aparte de fea es amargada. Yo no le he hecho nada.. "Bueno, si me he burlado constantemente de ella delante de todos por su apariencia" Pero tampoco es para tanto. * * * * * * * * * * * * * * Olvidé el tema de Dara y seguí con mí trabajo, los días siguieron pasando igual y la situación con la patito estába cómo siempre, ella por su lado y yo por el mío. Era viernes y mi mente sólo se centró en un lugar. .«Inccubus» Mis ganas de ver a Perséfone aumentaban, esa mujer me enloquecía, no perdía la esperanza pronto tendría una oportunidad en la noche de Luxuria, si ella me elegía yo iba a ser el hombre más feliz de la tierra. Entré al local y todo estába silencioso, en el largo pasillo se encontraba la chica que daba la bienvenida, me pasó un antifaz el cual acepté y me lo coloqué para poder ingresar. —Conoce las reglas verdad. —Yo asentí de forma discreta, ella abrió la puerta del salón principal. —Bienvenido a nuestro averno, que disfrutes tu estancia. Entré y el ambiente cambió de forma radical, se escuchaba una variación de música sugerente que te incitaba al pecado, las luces en ésta ocasión eran rojas, lo que hacía un poco difícil el reconocer a alguien dentro del local. Me fuí hasta la barra y pedí un trago, observaba discretamente toda la sala, tal vez me haría bien algo de compañía. La música cambió a una más sensual y mi corazón se aceleró, eso significaba que nuestra «Ama» había llegado. Impaciente comencé a buscar por el lugar hasta que la ví, ingresaba a la sala con una sensualidad que sólo ella podría desprender, llevaba puesto un diminuto traje de cuero n***o, ajustado con varias correas que exponía gran parte de su perfecto cuerpo. La máscara que cubría su rostro era completa y estába adornada con pedrería dorada, subió hasta su trono y se sentó lentamente cruzando sus piernas, observando todo cómo Ama y dueña del lugar. Una serpiente roja adornaba su regazo y en parte se entrelazaba de su brazo, ella la acariciaba como si fuese una mascota cualquiera. Como siempre «Sagitario» su perro guardián estaba de pie a su lado, esperando a que Perséfone abriera su boca para cumplir sus deseos... Nadie absolutamente Nadie podía apartar su vista de ella. Tenía gustos muy peculiares nunca había conocido una mujer así, su frialdad me excitaba, y mi cuerpo se calentaba sólo con mirarla. Pero ya no me bastaba verla de lejos, quería una oportunidad sólo una para tenerla. ¿Por que esa mujer era tan misteriosa? Incluso me hacía pensar que en serio era una Diosa. La noche transcurrió, vi como una sumisa era encadenada en una mesa mientras tres hombres tomaban su cuerpo todos al mismo tiempo, la torturaban sin descaro alguno, uno de ellos me invitó a participar en su orgía, pero me negué. Quizás en otro momento me hubiese atrevido a participar, pero está vez no quería tomar a nadie, ni aquí ni en ninguna de las otras salas, solo la quería a ella, nunca había deseado tanto a una mujer. Me di por vencido y terminé por irme a mi casa derrotado. Imaginando como sería tenerla una noche entera para mí.. pagaría lo que fuera necesario para estar con ella. Otra vez regresaba a mi casa sintiéndome solo y vacío. ¿Que era lo que me hacía falta?
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