William
Casa de William en los suburbios
Los dos hombres que se dedicaban a la limpieza, estaban terminando de salir de mi casa. Se habían llevado lo que Wilder había separado del desastre y que no tenía arreglo. No esperaba una reposición, no lo valía. El auto de mi hermano se estacionó frente a la casa y bajó. Sonrió cuando se retiró los lentes de sol, pero se esfumó la sonrisa al ver que no le regresé una.
— ¿Estás de malas?
— ¿Ves esa camioneta? —se la señalé y él miró, luego asintió regresando la mirada hacia a mí.
—Sí, ¿Qué tiene? ¿Es tu nuevo auto? —presioné mis labios formando una delgada línea. —Lo siento, solo bromeaba.
—Se van los muebles que dejaste destrozados.
— ¿Quieres que pague por ellos? —negué.
—Ya no los necesito cuando estoy por irme. —él se acercó y se cru
