Federico Hernández
—¿Dónde estará metida Catalina? ella cree que no vi cuando salio hace un rato y ya ha pasado bastante tiempo desde que lo hizo, bueno mejor, asi aprovecho a mirar películas en su TV sin que me lo impida, es igual al mío pero el de ella tiene cosas más divertidas, más programas y fotos de sus amigas que estan buenísimas de hecho, bueno descarto a Camille porque le gusta Alfredo, aunque Alfredo solo tiene ojos y corazón para Cata, me gusta mucho la otra, a ver ¿Dónde está? a ver, a ver, a ver, aquí estas eres tan hermosa en fotos como en persona Aidana, no me canso de mirarte, tu cabello es tan hermoso, tu piel morena me fascina.
—¿Se puede saber qué rayos haces en mi habitación? ¿En mi cama y husmeando mis cosas?
—Hermanita, te estaba esperando —digo cruzando las piernas descaradamente—.
—¿Cómo qué me estabas esperando si acabo de salir a tomar un poco de aire al jardín?
—¿Con qué al jardín eh? —digo en tono juguetón—.
—¿Qué quieres decir? —dice cruzando los brazos sobre su pecho—.
—Te vi Cata, te vi cuando saliste hace más de una hora.
—¿Cómo qué me viste?
—¿A dónde fuiste?
—Estaba con Alfredo.
—Mmmm ¿Otra vez? Eres insaciable hermanita.
—Callate idiota, le hable estaba ebrio y por eso, solo por eso fui a su casa.
—Si, si, vamos a creerte, ¿Qué me darás por mi silencio? —la miro y alzó una ceja—.
—Sabía que me ibas a salir con algo asi, mucho tardaste ¿Qué quieres?
—Lo pensaré y luego te diré.
—Claro, ahora dime, ¿Qué hacías viendo las fotos de Aidana?
—No lo sé, me parece atractiva.
—Espera, espera ¿Te parece qué?
—Atractiva Catalina ¿Hay algo de malo en ello? —digo sentándome en la cama y mirandola con una ceja alzada—.
—No, nada solo que por el amor de Dios Fede, es cuatro años mayor que tú.
—¿Y qué ocurre con eso? —alzo la cara y la miro—.
—Deberías de estar con alguien de tu edad.
—No me gustas las mujeres de mi edad Catalina, me gustan mayores.
—Ya me doy cuenta de ello, ahora ¿Me dejas por favor a solas en mi cuarto?
—No, aún quiero pasar mucho rato aquí.
—Fede es muy tarde, en la mañana hablamos de lo que quieras pero ahora no ¿Vale?
—Quiero que le hables a Aidana de mi.
—¿Estás de broma verdad?
—¿Tengo cara de estar bromeando?
—No pero espero que si.
—No estoy bromeando Catalina.
—Hablamos en la mañana Fede.
—Ah y en la mañana quiero que me prepares el desayuno tú.
—¿Tanto por tu silencio?
—No me parece mucho de hecho.
—¿Ah no?
—No, ahora me marcho, tengo algo de sueño, ah una última cosa —alza una ceja— que el desayuno este listo a las nueve de la mañana.
—¿Estás jugando verdad?
—No.
—Fede es sábado, necesito dormir.
—¿Crees qué me importa?
—A las once te haré tu desayuno.
—A las nueve Catalina.
—Y sin más salgo de la habitación de Cata rumbo a la mia, como me gusta fastidiar a mi linda hermana, es algo tarde en realidad y no tengo nada de sueño pero debo irme a la cama de una vez.
—Despierto por el sonido de mi móvil, miro la hora y noto que es muy temprano, cuando veo la llamada noto que es mi padre, hace mucho que no lo veo pero siempre estamos en contacto, bueno, más conmigo que con Cata, siempre que me habla al móvil es para mentir pero igual le contesto las llamadas, lo extraño es que me llame tan temprano, bueno ya que, le contestaré.
—Papá —contesto sin muchas ganas—.
—Federico hijo.
—¿Qué quieres? ¿Tienes idea de que hora es?
—Si hijo, se que es muy temprano pero necesitaba hablarte, verás...
—Sin rodeos, ¿Qué quieres?
—Estoy aquí en Francia, quería saber si podemos vernos.
—No lo sé, hoy tenemos planes y comprenderás que no estas en ellos.
—Si claro, entiendo perfectamente ¿Cuándo pueden?
—Lo hablaré con Cata y te avisaré. ahora dejame dormir por favor.
—Espero por ustedes.
—Claro.
—Corto la llamada porque la verdad no quiero hablar más con él y quiero seguir durmiendo, al final siempre es la misma historia con él, dice que vendrá o que esta aquí y siempre es mentira así que mejor lo ignoraré y me dormiré.
—Despierto y ya son pasadas las nueve de la mañana, imagino que Cata aún estará durmiendo pero iré a despertarla para que me haga mi respectivo desayuno, en realidad no es por molestarla bueno si, pero es que también cocina rico, así que mejor iré antes de que me de mucha hambre.
—¿Vas a algún lugar? —pregunta mamá asustandome un poco—.
—Mamá, voy a la habitación de Cata.
—¿Y eso?
—A molestarla como siempre.
—Me imagino, pero ven, ella esta aquí en la cocina, hoy le dio por hacerte el desayuno _fin de mundo_.
—¿Cata despierta un sábado tan temprano?
—Si, ella misma, hasta yo me sorprendí pero si, es ella, vamos.
—Vale —camino hasta la cocina y efectivamente allí esta— Hermanita, que sorpresa.
—¿Qué te sorprende?
—Que estes despierta tan temprano y que me estes haciendo el desayuno, ¿No pensarás envenenarme verdad? —mamá me mira con cara de pocos amigos—.
—No Fede no voy a envenenarte, ten —me entrega unas tostadas con mantequilla, huevos, un café y un jugo de naranja, tan linda mi hermana—.
—Más te vale, gracias, se ve delicioso.
—Espero que te guste Fede —dice sentándose frente a mi en el mesón de la cocina con un desayuno igual al mio—.
—Seguro que si, ah por cierto, antes de que empecemos a desayunar, me hablo papá —su rostro cambia— me dijo que esta aquí en Francia y quiere vernos.
—Perfecto, salgamos de eso hoy mismo —me dice sorprendiéndome, de verdad no lo esperaba— devuélvele la llamada y dile que nos veremos hoy a las tres de la tarde.
—¿Segura? —la miro extrañada—.
—Si Fede segura, ahora desayunemos o se enfriará.
—Vale Cata, esta bien.
—Si que me sorprende la serenidad con la que tomo las cosas, creo que cambiaron a mi hermana, pero bueno, mejor no le daré mayor importancia, acabo con mi desayuno y me marcho a mi habitación, aún es temprano y no tengo nada mejor que hacer que estar en mi cama.