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1172 Words
Preparando la Salida La niña asintió y corrió hacia el vestidor para vestirse en tanto Connor se sentó en la cama junto a Mel y le acarició la mejilla. Debía estar muy cansada como para dormir tan profundo. Apreció su cabello suelto desparramado sobre las almohadas y la piel blanca y suave que se veía entre las capas de la camisa, sus pestañas sombreando sus mejillas. - Mel... - llamó suave para no asustarla - Mel. - ¿Qué hora es? - murmuró sin abrir los ojos. - Está por amanecer... Necesito que te vistas... Al igual que Zoe, Mel abrió los ojos en alerta y miró a su alrededor lista para huir. - ¿Estamos en peligro? - preguntó y Connor tuvo que controlar su desagrado al ver cómo reaccionaban como venados asustados en cuanto sentían peligro. Se preguntó cuánto tiempo habían estado expuestas al peligro. - No, mi padre nos mandó a llamar. Vístete. - ¿A nosotras? - preguntó. - A los tres. Tenemos que bajar pronto. Date prisa. Zoe ya se está vistiendo, pedí a una doncella que te ayude. - No es necesario, Connor. Puedo sola... - Eso no es cierto... En la posada tuve que ayudarte con el corsé. He pedido sólo una y que sea de absoluta confianza. Si te sientes incómoda, la cambiaré. Ella las ayudará a ambas hasta que Zoe se sienta más segura... Connor se levantó para retirarse cuando Amélie le sujetó la manga de la bata para que no se fuera. - Gracias por todo lo que estás haciendo. Por Zoe, por mi. Sé que tenemos un trato, pero lo agradezco de igual manera. - Te lo prometí ¿No es cierto? Son mi familia y están bajo mi cuidado. - ¿Aunque no esté embarazada? - preguntó y se mordió el labio cuando Connor frunció el ceño. No iba a discutir eso de nuevo. - Independiente del embarazo, que estoy seguro es real, eres mi esposa. Cómo tu esposo te cuidaré y te protegeré. El joven la miró por un momento y luego se inclinó hacia ella sujetando su barbilla para hacer que lo mirara. Los ojos azules que lo reflejaban temblaron antes de bajar hacia sus labios y besarla. - Abre la boca... - murmuró sobre ellos y Mel obedeció permitiendo que Connor metiera la lengua y explorara su boca con ansiedad. - Milady... - dijo la jefe de doncellas abriendo la puerta, pero se puso rígida cuando se dio cuenta de la situación - Perdón, alteza. - se disculpó avergonzada cuando Amélie bajó la cabeza roja de vergüenza y Connor se enderezó carraspeando, desviando la mirada. - Ayúdala a vestirse, Zoe debe estar terminando. No hubo tiempo de comprar nuevos vestidos... Coordina la sastre para la tarde... Necesitan un ajuar y vestidos nuevos. - le dijo caminando hacia la puerta de conexión y vio el jarrón con flores - Llévate las flores, que la habitación esté ventilada antes que la duquesa vaya a dormir, pero no helada. El aroma de las flores solo la hará sentir mal. Amélie lo miró sorprendida. Cuando habían llegado a la posada en Dover iba con el estómago revuelto por el viaje en barco por lo que las flores que había en la habitación donde se quedaron sólo hizo que vomitara lo que apenas había logrado comer cuando llegaron. - Llama al médico del palacio para que nos dé las indicaciones y cuidados para llevar adelante el embarazo. - soltó y la mujer abrió los ojos sorprendida y más cuando la joven negó con las manos antes de esconderse bajo las mantas totalmente avergonzada. Tenía que quitarle esa loca idea de la cabeza o causaría malentendidos innecesarios. - ¿La duquesa espera un bebé? - preguntó la mujer con cuidado. - Tiene cerca de un mes... Mantenlo en reserva... Cuida lo que come para que no la afecte o al bebé. - Si, alteza... - Connor, por favor. - se escuchó la voz de la joven bajo las mantas - Deja de decirlo... Es muy pronto... Todo puede pasar... - Confío en mi hijo y en su madre. Ambos son fuertes... - dijo con seguridad sonriendo hacia las mantas. - Por favor, no quiero que te ilusiones... Mi cuerpo no es tan fuerte... - se escuchó. - ¿Te debo recordar cómo lo hicimos? Pudiste soportarme sin problemas... - ¡Connor! - exclamó, envolviéndose aún más en las mantas - ¡Cierra la boca! - Alteza, vaya a vestirse, yo me encargaré de la duquesa. - le dijo la mujer tratando de ayudar a la joven avergonzada. Su joven maestro no tenía modales ni se contenía al hablar, pero vio cómo la joven trataba de salir adelante frente a sus bromas y eso le agradó. Connor se rio antes de irse y la mujer movió las mantas hasta encontrarla. - Puede salir, mi señora... - le dijo como si descubriera a una niña. La joven estaba roja de vergüenza - Debe ser paciente. Su alteza a veces habla sin cuidado... Pronto aprenderá a conducirse como un esposo más serio. Le ayudaré a vestirse. - Gracias. - le dijo, levantándose y la mujer le sonrió. - Puede llamarme, Martha, mi señora. He mandado a buscar a una doncella que la atenderá. Su alteza ha pedido que sea de confianza, pero también he considerado su edad para que pueda ayudarla y a lady Zoe. En la mansión hay gente más adulta que vino con el príncipe cuando cumplió quince años. Fui su niñera... - Martha... con respecto al bebé, su alteza... - comenzó a decir, pero se mordió el labio. No sabía cómo explicar. - Debe estar muy feliz... - le dijo, ayudándola con el vestido - Tengo sobrinos por lo que entiendo que puede haber inconvenientes. - No quiero que se ilusione... - murmuró. - Haga su mejor esfuerzo y cuide su cuerpo... El resto lo decidirá Dios. - ¡Mel! - exclamó Zoe saliendo del vestidor totalmente vestida, excepto por los botones de la espalda y el corsé sin amarrar - No me alcanzo... -Luego guardó silencio al ver a la mujer mayor. - Venga aquí, lady Zoe... - le dijo la mujer - la ayudaré. La niña miró a Mel quien asintió. - Zoe no habla mucho. - le dijo la mayor tomando un cepillo para el cabello. - Su alteza nos avisó. No se preocupe. - le dijo y abrió los ojos como platos cuando vio las cicatrices de latigazos en la piel clara de la espalda de la niña y Mel lo notó. - Mi familia fue arrestada. Fueron maltratados... - explicó. - Pediré una pomada al médico para tratarlas. No aseguro que desaparecerán, pero las haremos menos visibles ¿Está de acuerdo Lady Zoe? La niña miró a su hermana y luego a la niñera y le sonrió. - Entonces me encargaré... - le dijo con calma cerrando el broche del vestido - Las peinaré... Ambas jóvenes suspiraron aliviadas. La mujer parecía respetuosa y cuidadosa como su tía Jean.
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