Alianza Temporal
Joseph la observó con astucia.
- Puedes llamarlo así... Has logrado hacer que mis hijos vuelvan a unirse y Connor ha cambiado mucho gracias a ti. Es algo que debo destacar. Además, es bueno tener a alguien que cambie la rutina en el palacio.
- ¿No nos dejará ir? - preguntó sorprendida - ¿No es mejor que nos quedemos en el ducado?
- Tu embarazo es delicado y no quiero arriesgar al bebé. Mal que mal es mi nieto...
- ¿Lo reconoce como su nieto? - preguntó, descolocada - Pensé que se esperaba al nacimiento para ver las marcas...
- ¿Te has acostado con otro hombre? - La joven se puso roja por la vergüenza - Connor declaró borracho que fue el primero, que su cuerpo te pertenecía y algo de una llave.
- ¿Disculpe? - preguntó, boquiabierta
- Al parecer tu declaración en el jardín tuvo un gran impacto en él... - el hombre se rio al verla resoplar, avergonzada.
- Connor es un hombre recto y amable - le explicó la joven - Sé que ha sido malcriado e impulsivo, pero le pido que aprecie su esfuerzo. En menos de un mes, se casó y tuvo una familia, pero ha hecho las cosas de corazón pensando siempre en usted y George. Está asustado al igual que yo... por razones diferentes, pero voy a apoyarlo. Trata de ser un buen padre y esposo como lo fue usted con ellos.
- ¿Qué soy un buen padre? ¿No siempre grita lo contrario? - preguntó, divertido.
- Tal vez antes lo hacía, pero ahora que tiene una familia, está viendo sus acciones de manera diferente. - le dijo - Dele una oportunidad. Tiene muy buenas ideas.
- ¿Las tiene?
- Por supuesto... me contó de la máquina a vapor, de los trenes y barcos. Vio unas ideas con el capitán de la goleta cuando viajamos. La verdad, no me acuerdo de los detalles porque me sentía muy mal.
- He escuchado de ello también... Se ve interesante...
- Majestad. - preguntó de repente la joven y el rey la observó esperando que hablara - ¿Puedo usar la biblioteca y el salón de música que está en el primer piso cerca del despacho?
- ¿La biblioteca? - preguntó.
- Necesito mantenerme ocupada. Si hubiese alguna posibilidad de estudiar o distraerme mientras estoy aquí... Me siento inútil encerrada en la habitación.
- Haré que preparen un sector de la biblioteca para que puedas trabajar cómodamente. No sé que libros necesitas y hay muchos en ella. La sala de música no se usa desde que la reina murió.
- Oh, lo siento. No lo sabía...
- Haré que la preparen también ¿Qué quieres estudiar?
- Antes de conocer a Connor quería ser institutriz... Me gustaría saber si hay una academia o algo parecido para formar a mujeres como maestras.
- Te lo haré saber... - le dijo - pero si me informan que te esfuerzas demasiado o descuidas a mi nieto volverás a la habitación.
- Gracias, majestad. Me portaré bien.
- ¿Amélie?
La voz confundida de Connor los distrajo. El joven miraba a su padre y a su esposa conversando animadamente en la banca del jardín como si estuvieran en un salón y, por la expresión de los sirvientes que pasaban, Ethan y Martha a unos pasos, era lo suficientemente sorprendente como para que un sirviente le hubiese avisado en el despacho de su hermano. Corrió asustado para encontrarse con esos dos conversando como viejos camaradas.
- ¿Todo bien, padre? - preguntó, acercándose para acariciar la mejilla de la joven.
- Si, todo excelente... - dijo, levantándose - Tu esposa no se sentía bien y la acompañé un momento...
- Majestad... - intervino el chambelán a unos pasos - Han pasado dos horas...
- ¡Vaya! El tiempo vuela... - exclamó, sorprendido - Daré la orden de preparar lo que solicitaste. No quiero volver a ver esas lágrimas, señorita... - se giró hacia Connor - Cuida a tu esposa, sus emociones serán inestables a causa de mi nieto. - ordenó, haciendo que el príncipe abriera la boca descolocado - Me menciona que tienes unas buenas ideas con ese invento del vapor... Agenda una audiencia para presentarlas a la corte en cuanto estés listo.
Connor se estremeció y Amélie sintió el temblor en la mano que apoyaba en su hombro y le sonrió para tranquilizarlo.
- Si, majestad... - le dijo inclinándose.
- Chambelán... - ordenó - Que preparen la habitación contigua al despacho del príncipe heredero para que su alteza pueda trabajar con comodidad. Que estén comunicadas para que ambos puedan interactuar.
- Sí, majestad... - dijo el hombre siguiéndole.
- Los espero en la cena, a todos... - ordenó para dirigirse al interior dejando a los presentes descolocados, en especial a su hijo.
Connor miró a su esposa y suspiró antes de sonreír.
- Si hubiese sabido que sabes hacer magia, me hubiese casado antes contigo. - dijo besando su coronilla - ¿Te sentiste mal? ¿Dolor? - preguntó, acariciando su mejilla con el pulgar.
- Estaba un poco sensible, su majestad me acompañó. Me prestó su pañuelo, pediré a Martha que se lave y sea devuelto...
- ¿Quieres que te acompañe a la habitación? - le preguntó ayudándole a levantar, pero sus expresión juguetona alertó a su esposa.
- Tienes que trabajar... - le dijo sonrojada caminando a su lado seguida de Martha - Sé lo que estás pensando... Iré a descansar un rato mientras Rose le enseña a Zoe.
- Entonces iré a terminar lo pendiente. - le dijo dándole un beso rápido en los labios y se giró como un niño para correr por el pasillo - Ethan, te la encargo...
- ¡No se corre por los pasillos, alteza! - gritó Martha a su vez por costumbre sin darse cuenta.
- ¡Si, nana...! - gritó Connor riendo divertido mientras se alejaba.
- Oh, mi... Tendremos tres niños en casa... - exclamó haciendo reír a Mel ante la alusión.
- Espero que me ayude con ellos, nana... - le dijo sujetando su brazo para caminar con ella en dirección a los apartamentos del segundo príncipe.
Amélie suspiró. Se sentía cómoda y feliz con todas estas buenas personas a su lado, pero no duraría mucho... Los cambios que había prometido estaban sucediendo y tendrían que marcharse cuando el rey lo decidiera. Solo esperaba no ser ejecutada por mentir sobre un embarazo, aunque formalmente no mintió. Fue Connor quien asumió lo que quería ver y una parte de ella deseó que fuese verdad para que no lo humillaran cuando su cuerpo no cambiara.
Quería protegerlo, quería verlo feliz, sonriendo para ella como hace unos instantes. Vería esa sonrisa todo lo que se le permitiera.