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849 Words
Juramento Real La noticia de que el segundo príncipe había regresado a Londres con una mujer se difundió rápidamente por el palacio. Tanto vasallos como sirvientes trataron a toda costa de acercarse a ellos cuando dejaron los apartamentos reales para dar un paseo por el jardín. Ambas jóvenes iban con sombreros cubiertos con rejilla para ocultar el rostro, escoltadas por Connor y seguidas por Ethan, Martha, Bea y los sirvientes del ducado. La elegancia de la pareja no pasó inadvertida, menos cuando era la primera vez que el príncipe se le veía con una mujer de día en el palacio y en la residencia familiar. Ni siquiera sus amantes más asiduas tuvieron ese privilegio. Tampoco desayunar con la familia real y ser visitadas por el propio rey y el príncipe heredero en las habitaciones privadas. Connor les explicaba algunas cosas y les contaba la historia, sobre todo a Zoe, quien parecía ávida de información y conocimiento. El joven se sintió reflejado ya que era la misma actitud que él y su hermano tenían después de periodos sin ningún aprendizaje o desafío. Un niño noble siempre estaba expuesto a enseñanza y cumplimiento tanto por estatus como por competitividad. A mayor rango, mayor la exigencia y expectativa sobre su conducta. Eso lo sabía bien como príncipe real. Si la cabeza era débil, tu casa podría caer por quienes te ven como un peligro. Era por eso por lo que temía que la corte y, en especial, las que fueron sus amantes tomaran represalias contra la joven que caminaba a su lado. Sabía que Amélie era fuerte, pero estaba en terreno desconocido y sin aliados. Además, algunas de sus examantes tenían poder y contactos dentro de la corte y con otros nobles. Conocía algunas tretas de ellas, sobre todo cuando comenzaron a exigir más atención y él las alejó. No podía olvidar a la condesa que fue capaz de amenazar con llevar a su hijo y todos esos chismes que difundió en la corte. Le había prometido a Amélie proteger a Zoe, pero eso también se extendía a ella y su bebé. Independiente de que no pensaba en tener un hijo y menos a esa edad, tenía que asumir la responsabilidad de haberla tomado como lo hizo. Lo que más le desconcertaba era que cada día que pasaba con ella, menos quería alejarla de él. Habían propuesto ese trato y sabía que, para la joven, que confiaba no estar embarazada, tenía un tiempo límite y luego se marcharía. El rey caminaba por el gran corredor seguido por la comitiva que llevaba los documentos para el despacho hasta que se acercó a la puerta cuando advirtió el tumulto afuera. - ¿Qué está pasando? - preguntó el rey y el chambelán lo miró avergonzado. - El príncipe Connor salió al jardín con sus acompañantes. Han llamado la atención de la gente en el palacio. - ¿Martha? ¿Martha está con ellos? - preguntó el rey acercándose a la ventana. - Llegó esta mañana. Atendió a la duquesa y le trajo ropa. También controló los alimentos que los llevaron a los príncipes. - No la llames duquesa. - gruñó el rey molesto - No he aprobado ese matrimonio. El que se hayan casado en una goleta como amantes en fuga no es suficiente. - Pero majestad, el certificado en válido y la dama está embarazada... - ¡Silencio! - dijo cuando varios funcionarios levantaron las cejas al escuchar la noticia - La mujer no ha sido reconocida por la familia real, ni lo será hasta que sepa lo que están planeando. Conoces a Connor. - Sí, majestad... - Informa al príncipe que no podrán dejar el palacio hasta nueva orden. Él y sus acompañantes permanecerán en sus apartamentos. Hasta que no pueda hacer mi propio juicio, estarán en reclusión. - Majestad, esto no será bien visto por la corte y el príncipe parece muy preocupado por la salud y el embarazo de lady Victorie. No sé si tenerla en reclusión junto a su hermana le haga bien al bebé real. - ¡Te dije que no hay un bebé real! Es un engaño de esos dos... - exclamó - Ve e informa a Connor. No saldrán de aquí sin mi consentimiento. Joseph permaneció observando desde la ventana en tanto el chambelán se dirigía hacia el grupo y le informaba a Connor quien se detuvo en seco y su expresión cambió a una de total molestia. El rey vio cómo la joven se ponía delante de él y le tomaba la mano para luego llevársela al vientre logrando tranquilizar a Connor quien la abrazó sorprendiendo a los presentes ya que la etiqueta de la familia real prohibía expresiones de afecto públicas. El rey observó como Ethan tomó a la niña en los brazo y se giraron para regresar al castillo y la pareja caminó detrás de ellos seguido de los sirvientes. Ninguna se quejó o hizo algún gesto de desagrado controlando sus expresiones y movimientos. - Traigan a la mujer ante mí. - ordenó iniciando el recorrido hacia el despacho con el ceño fruncido.
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