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1073 Words
Un Tutor Para Zoe George trabajaba en su escritorio en el despacho que tenía asignado y Connor estaba sentado en el sofá con los documentos apoyados en la mesa de café. Ambos hermanos habían cumplido el acuerdo que mencionaron frente a su padre. También se le había asignado a Connor un secretario de apellido Patel quien tenía alrededor de veintiséis años y era en extremo eficiente y estricto por lo que aún ambos estaban ajustándose a su estilo ya que Connor era infinitamente disperso y algo despreocupado. Un golpe en la puerta los alertó. Ethan y una joven a su lado los saludaron. - Buenos días, altezas. – dijo la mujer con una reverencia a ambos hombres. Vestía un vestido de primavera de corte elegante. - Lady Rose... - saludó Connor - Gracias por venir. Supongo que Ethan le mencionó el asunto. - Sí, alteza. Me dice que necesita una tutora para Lady Zoe, la hermana menor de la duquesa. - Eso es correcto, Lady Zoe es inquieta y muy curiosa por aprender. Tiene intereses variados y no sólo las materias enfocadas en la educación de las señoritas. Debido a que están recién llegadas no quiero que se expongan a la corte por el momento. Además, pido como favor especial si puedes ayudar a mi esposa a manejar información general de las damas y sus casas. - Entiendo. No se preocupe, alteza. Me encargaré. - Mientras no sean chismes sin importancia... - intervino George con una mueca y Rose le sacó la lengua. - Sigues siendo desagradable, George. - le dijo con descaro. Ambas familias habían convivido desde hacía varias generaciones ya que la casa Abernathy habían sido fieles vasallos de la familia real. El padre de Ethan había sido escolta del rey Joseph hasta que tuvo que regresar al ejército para las contiendas en Italia y sus hijos habían crecido juntos y eran compañeros de juegos en la infancia por lo que el trato de Rose a los príncipes era de familiaridad. A medida que se convirtieron en adultos, Ethan tomó el camino de su padre y entró a la academia militar y Rose, perteneciente a una familia de caballeros, aprendió el manejo de espadas, cuchillos y floretes al tiempo que su hermano. Su carácter decidido e independiente la hacía fuente de muchas críticas por parte de las mujeres nobles ya que no cumplía los criterios como "señorita noble" y no era dócil frente a los varones. - Sólo aclaro... Lady Amélie es en extremo pragmática y es muy protectora con Lady Zoe. No querrá exponerla a chismes sin sentido. - expresó George. - Pues a mi tampoco me gusta la gente que habla antes de que la otra persona la conozca. - replicó molesta - Ella y yo haremos nuestro propio juicio de la otra. - Ethan tiene razón. - dijo Connor con una sonrisa - Creo que se llevarán bien... Ethan, lleva a Rose con Amélie; están en el jardín. Por la hora deben estar tomando té con Martha y Bea. Los acompañaremos en un rato en cuanto terminemos aquí. - Sí, alteza... - le dijo inclinándose junto a su hermana para luego salir cerrando la puerta tras ellos. Connor se giró para mirar a su hermano y suspiró. - No entiendo porque discutes tanto con Rose, hermano... - le dijo sentándose en el sofá para continuar con el trabajo. - La costumbre, supongo... - le dijo volviendo a los documentos. - Siempre creí que se gustaban... - murmuró más para sí que para su hermano. - ¿Qué dijiste? - preguntó George. - Nada, solo pensaba en voz alta. - le dijo. - Altezas, - les dijo el secretario del rey entrando a la habitación - Su majestad los quiere en su despacho... - Informa que vamos en diez minutos, secretario. - le dijo George - Terminaré con el documento que quería. - Informaré, alteza...- le dijo saliendo para dejarlos trabajar. - ¿Ahora? - preguntó Connor abatido - Quería ir con mi esposa... - Si terminas eso, podrás hacerlo... No te quejes... Lo prometiste. - Lo sé... - dijo tomando un papel a regañadientes - Amélie ya me lo dijo... - Tienes una mujer muy sabia... - le dijo con una sonrisa al verlo resoplar y volvió a trabajar. De verdad le estaba agradando su cuñada, pensó divertido. La Marquesa Rose disfrutaba del té en la glorieta en el jardín posterior del palacio sentada con Zoe a su izquierda en tanto Amélie estaba al lado izquierdo de la niña. Martha y Bea habían ido a buscar unos chales para cubrir sus espaldas de la brisa de la tarde y Ethan había regresado al despacho para avisar a Connor de que todo había sido coordinado. - Me da gusto haberla conocido, alteza y lady Zoe. - decía Rose alegre. Su alteza me ha pedido que las apoye en su adaptación a la corte y a seguir con los estudios de la joven señorita. - Sir Ethan me ha hablado mucho de usted, lady Rose... - Rose, por favor. Sólo Rose, alteza. Conozco a su esposo desde siempre y lo considero mi amigo. Espero que usted pueda considerarme alguien de su confianza una vez que me conozca. Creo que tenemos una edad similar, cumpliré veinte este año. - Oh, vaya... - dijo Amélie riendo - No sé si es bueno o malo. Tengo diecisiete. - Puede ser porque se ve mucho más madura que una joven de su edad. - le dijo Rose con honestidad. - Espero aprender de su sabiduría, Rose. Mi hermana es muy curiosa y le encanta aprender. Nuestro padre era muy estricto con su formación. Le gustaba que aprendiéramos todo tipo de temas. - Prepararé historia, lenguas y una actividad al aire libre. Idealmente esgrima o equitación. - ¿Puedo hacer eso? - preguntó la niña animada mirando a Amélie quien le sonrió al verla feliz. - Por supuesto... - dijo Rose - Mi padre me enseñó a montar y esgrima. Dijo que, aunque fuera una mujer, debía saber defenderme. Es militar como mi hermano. Además, andar a caballo también es divertido. Cuando su hermana lo diga, nos enfocaremos en clases de novia y anfitriona, pero aún es muy pronto. Zoe la miró descolocada y Amélie tosió. - Eso será en otro momento, Rose. - le dijo Amélie - No hay apuro en eso. - ¡Así que eras tú! El grito estridente las sobresaltó.
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