Sentimientos Deconocidos
Connor corrió hacia Amélie para revisarla y luego a Zoe quien tenía una fea zona roja en su rostro.
- ¿Están heridas en otra parte? Zoe, ¡¿Quien te hizo esto?! - preguntó, angustiado.
La jovencita miró a la mujer que la había golpeado y que ahora era sujetada por uno de los guardias.
- ¡Tocaste a mi familia! - le gritó, descompensado dando dos pasos para enfrentarla, pero se contuvo de golpearla a duras penas.
El joven vio como Ethan dejaba caer las verduras y el azúcar y corría hacia su hermana quien estaba siendo socorrida por George cuyas manos temblaban al tocar la herida del hombro.
- ¡A los calabozos, de inmediato! - ordenó George furioso tomando en brazos a Rose.
- ¿Alteza? No es necesario... Puedo llevar a mi hermana... - comenzó a decir Ethan.
- Yo la llevaré. Ayuda a Connor... - le dijo, saliendo, ignorando los gritos de las mujeres que eran sacadas del lugar por los guardias.
Connor ayudó a Amélie a levantarse, rodeándola con el brazo para llevarla hacia afuera en tanto Ethan cargaba a Zoe.
El barullo y el ver al príncipe heredero cargando a Rose hizo que las personas cercanas se levantaran, incluido el rey quien se incorporó, sorprendido y se les acercó.
- ¿Qué pasó? - dijo mirando a la joven.
- Las hijas del marqués de Normanby las atacaron. Voy a llevar a Rose a Palacio. Usaré el carruaje de Connor. Encárgate de ellas, padre. Golpearon a Zoe y a Amélie.
- ¿La señora? - preguntó Martha acercándose a ellos con Bea.
- En la caballeriza... - dijo George.
- Bea... - ordenó Martha - Ve con el príncipe heredero y ayúdalo con Lady Rose. Yo iré con la duquesa y lady Zoe.
- Sí, tía. - dijo la joven caminando detrás de George dirección al carruaje.
El rey frunció el ceño e hizo una seña al chambelán quien se acercó.
- ¡Qué todos se retiren! - ordenó, furioso - ¡Guardias! Escolten al marqués de Normanby al Palacio. Lo quiero en aislamiento. Qué no se acerque a sus hijas hasta saber el motivo de esta afrenta a la familia real.
- Sí, majestad. - dijo haciendo señas para que los guardias y sirvientes comenzaran a despejar todo el lugar.
Martha se encargó de dar la orden a los sirvientes del ducado quienes atendían a Connor y a las jóvenes para que recogieran todo.
- Si me disculpa, majestad... - le dijo a Joseph - Necesito ir con la duquesa...
- Martha... - le dijo, pero dudó a último momento - Te acompañaré.
- ¿Majestad? - dijo sorprendida, pero luego se inclinó - Como desee, majestad.
Cuando llegaron al lugar, Ethan sujetaba a Zoe mientras Connor afirmaba de la cintura a Amélie quien vomitaba en una esquina.
- ¿Padre? - le preguntó, sorprendido cuando el hombre se les acercó.
- Tu madre también vomitaba al estar bajo presión cuando estaba embarazada de ustedes. - le dijo - Debe haberse asustado mucho... - Se giró a ver a Ethan - George ha llevado a Rose al palacio. Descuida.
El hombre se acercó a la niña y observó su rostro magullado.
- Me disculpo, pequeña... Parece que cometemos un error tras otro con ustedes... - le dijo, avergonzado - ¡Preparen mi carruaje! - ordenó a uno de los guardias que lo acompañaba - George se llevó el tuyo. Viajen conmigo...
Los jóvenes miraron al rey asombrados. No era un gesto común. Su padre siempre había seguido la etiqueta de no viajar con sus hijos debido al riesgo de que, si algo les pasaba, la sucesión estaría en riesgo. Bajo ese criterio, el rey, acompañado por el segundo en la línea y el tercero en el vientre de su esposa ya que aún George no estaba casado ni tenía hijos, era algo sin precedentes.
- Gracias, padre... - dijo Connor sujetando a Amélie quien estaba pálida después del esfuerzo - Vamos...
En silencio, Connor siguió al rey apoyando a su esposa con Martha y Ethan cerca. Uno de los pajes abrió la puerta para dejar subir al rey quien se sentó para que luego Connor ayudara a subir a su esposa y a Zoe quien dudó al decidir donde sentarse al mirar a Connor quien debía ir junto a su hermana.
- Siéntate a mi lado. - le dijo el rey palmeando el asiento y la niña miró a Connor quien asintió - Sube, Martha...
- Majestad...
- Sube, eres noble como nosotros...
- Suba, Lady Martha... - le dijo Ethan con una sonrisa. - Vine a caballo. Los escoltaré.
La mujer asintió y se sentó junto a Zoe quien quedó entre los dos adultos en tanto la puerta se cerraba. En momentos, el carruaje comenzó a moverse y Martha miró la mejilla de la joven.
- Déjeme revisarla, lady Zoe... - pidió y la niña obedeció - ¿Qué pasó mi señorita? - preguntó, conmovida y Zoe apretó las manos en el regazo temblando visiblemente.
- No hiciste nada malo, Zoe. - intervino su hermana al ver su miedo.
- ¿Puedes contarnos que pasó? - preguntó Connor.
Con detalle, Mel les contó lo que había pasado con Zoe y cómo las hermanas habían tratado de atacarla a ella, pero Rose la había protegido y recibido los golpes de la fusta. Les explicó que tenían expectativas de permanecer junto a Connor y, tal cómo él lo había supuesto, era una reacción al haberlas dejado y a que Amélie se hubiese convertido en su esposa...
- Haré que el médico te revise igualmente... - le dijo Connor con una expresión extraña.
- La marquesa y ahora estas jóvenes... - dijo Joseph - ¿Cuántos atentados más contra tu esposa debemos esperar? Me preocupa su seguridad...
- Padre, te lo prometo. Jamás les prometí nada... Fue divertido, pero en cuanto se volvieron complicadas, me alejé. Tenía miedo de sus posibles reacciones cuando se enteraran que tenía a Amélie y al bebé, pero siempre pensé que todo iba a ir dirigido a mi.
- ¿Quién falta? - preguntó su padre.
- La condesa fue la última... - dijo, avergonzado - No hay más, lo juro.
- Majestad... - intervino Mel - Connor me habló de ellas... Sé que podría pasar durante el tiempo en que estuvimos separados sobre todo cuando perdimos contacto... Lo entiendo.
- Mel... Lo siento... - le dijo tomando sus manos - Jamás esperé...
- Tranquilo... Estamos bien... No podía descuidar a Zoe, por eso no me defendí... He estado en peleas de taberna, esto no es nada.
La joven se rio sin advertir la expresión de sorpresa de sus acompañantes ¿Por cuánto habías pasado? fue la pregunta general.
- No dejaré que pase de nuevo... - prometió, decidido su esposo.
- ¿Qué te he dicho de prometer algo que no cumplirás? - le preguntó.
- Te protegeré, a todos... - declaró acariciando su rostro.
- De acuerdo... Haz tu mejor esfuerzo, pero no prometas...
Joseph sonrió. Esta joven le gustaba cada día más.