Corazón Desbocado
George vio como su padre y los demás se acercaban preocupados por el corredor en tanto el médico revisaba a Rose al interior de la habitación.
- ¿Cómo está? - preguntó el rey.
- El médico la está revisando... - les informó - Las mujeres están en los calabozos. No entiendo... Agredir a la familia real y a otra noble...
- La agresión fue por mi...- dijo Connor.
- ¿Tus amantes? - dijo George apretando el puente de la nariz - Que desagradable.
La puerta se abrió y el médico salió, pero se quedó quieto al ver a la gente reunida y el rostro de Zoe.
- ¿Majestad? – preguntó.
- Necesito que revises a Lady Zoe y a la duquesa. Las personas que atacaron a Lady Rose también las golpearon.
- Oh, mi... - dijo inquieto - Lady Rose ya ha sido tratada. Limpié la herida del pecho y puse medicina. Tiene golpes en el torso y en su brazo izquierdo.
- Llevaré a la duquesa y a mi cuñada a la habitación. - dijo Connor.
- Hablaré con Rose para tener más detalles de lo ocurrido. - dijo George - Permanecerá en el Palacio.
- Ethan quédate con tu hermana. Si necesita cambios de ropa o algo del marquesado, usa el carruaje del ducado. - pidió Connor.
- Sí, alteza. - le dijo el joven agradecido.
- Una vez que las damas sean revisadas, vayan al despacho. Hablaremos con el marqués y emitiré una decisión. - dijo el rey alejándose por el corredor.
- Vamos, cariño... - le dijo a Amélie quien miró a George.
- ¿Puedo visitar a Rose? - le preguntó.
- Por supuesto. - dijo el joven sorprendido - No debe ni siquiera preguntar. Ustedes se han vuelto cercanas y les hará bien la compañía de la otra.
- Gracias, alteza... - dijo Mel y George sonrió.
- George... Háblame cómodamente. Eres la esposa de mi hermano y llevas a mi sobrino... Somos familia... Lamento el mal comienzo... Estaba preocupado por mi hermano... No te conocía y ya has visto el gusto desastroso que tenía antes de conocerte a ti.
- ¡Oye! - se quejó Connor cuando escuchó que su esposa y Martha se reían bajo.
- Vamos, Zoe... - dijo Connor cargando a la niña - Protege a tu cuñado de esos comentarios maliciosos...
- No puedo... De verdad están locas. Mira mi rostro... - dijo con honestidad y Mel se rio siguiéndoles por el corredor apoyada en Martha con el médico a su lado.
- ¡Zoe! - exclamó Connor fingiendo estar ofendido y la niña se rio.
George suspiró al ver al grupo para luego mirar al joven a su lado.
- Entra... Querrás verla.
- Gracias, alteza.
- Ethan, nos conocemos desde que usamos pantalones cortos. - le dijo George palmeando su hombro - Podemos tratarnos por nuestros nombres en privado. No eres un soldado, también eres un noble. Serás un marqués cuando tu padre se retire...
- Esperemos que quede mucho tiempo para eso... - reconoció, divertido.
Cuando Ethan entró, vio a su hermana acostada apoyada en varias almohadas con el cabello trenzado vestida con un camisón y una manta para cubrir su cuerpo, pero se podía ver la herida que atravesaba desde el hombro hasta la mitad del pecho y el brazo izquierdo con el una gran marca.
Bea se inclinó y se retiró con educación.
- Me retiro, alteza. Llámeme si Lady Rose necesita algo.- George asintió.
- Rose... - le dijo Ethan sentándose a su lado - Fuiste imprudente... No puedes arriesgarte sin ver los peligros...
- Todo fue muy rápido. Golpearon a Zoe e iban a pegarle a Amélie...
- Fuiste muy valiente, Rose. - le dijo George - Te lo agradezco a nombre de mi hermano y su familia - Solicito que te quedes hasta que podamos asegurar tu salud y bienestar.
- Alteza... Puede haber malentendidos al quedarse en el ala del príncipe heredero. Es un caballero soltero.
- Haré los arreglos para trasladarla a una habitación cerca de la duquesa y pediré a Martha que asigne a Bea para que le ayude mientras se queda en el palacio ¿Eso está bien para usted, milord?
- No quise ser irrespetuoso, alteza. - dijo Ethan - Mi padre está en Italia y soy el responsable de mi hermana menor en su ausencia.
- Le pido que permanezca con su hermana hasta que podamos mudarla al ala de Connor... - dijo George - Me retiro para ver a padre y gestionar a los culpables de esta agresión.
- Gracias, alteza. - dijo Rose inclinando la cabeza.
- Es mi trabajo, Milady. - le dijo esbozando una sonrisa antes de salir de la habitación.
Rose suspiró, viéndolo marchar.
Su corazón latía a gran velocidad y no supo reconocer la razón, pero cuando recordó su amplio pecho y su respiración agitada mientras la cargaba con una expresión tensa y preocupada, se aceleró aún más.
Esa imagen entibió sus mejillas haciéndola sonrojar.
- Hermana, estas roja ¿Tienes fiebre?
- No. - le dijo cubriendo su rostro.
¿Qué estaba pasando? Debía ser un error, él estaba comprometido ¿Su corazón se aceleró por George?