Reunión Con El Marqués
El marqués Normanby entró y la puerta se cerró tras él. El hombre mayor de unos sesenta y cinco años estaba totalmente destrozado. Debía haber llorado porque su rostro estaba rojo y los ojos hinchados.
Joseph estaba sentado tras su escritorio y los príncipes permanecían de pie cerca de él.
- ¡Majestad! - exclamó haciendo una reverencia - Por favor, explíqueme que está pasando. Los guardias se llevaron a mis hijas y me trajeron sin darme ninguna explicación. Tampoco me dejan verlas...
- Fue mi orden, Normanby. - dijo Joseph con seriedad - Han sido arrestadas por atacar a la familia real.
El hombre mayor palideció intensamente y por un momento pareció que iba a desmayarse.
- ¿Atacar a la familia real? - dijo incrédulo - Mi familia siempre ha sido leal a la corona. No entiendo.
- Sus hijas golpearon a mi esposa, la duquesa de York quien está embarazada, a mi cuñada y a lady Abernathy. - dijo Connor con voz seria.
- Oh, Dios... - dijo cayendo de rodillas frente a ellos, incrédulo.
- Sabes que es un delito grave, sobre todo por poner en riesgo al príncipe no nato. - dijo el rey - Hemos sido cercanos por muchos años, pero no puedo dejar pasar esto...
- Mis hijas son inmaduras e impulsivas. Es mi culpa por haberlas malcriado al no tener a su madre y yo ser mayor, pero jamás pensé... - negó con la cabeza - Si son ejecutadas, la casa Normanby se extinguirá. Soy demasiado viejo para adoptar un niño para criarlo como sucesor y mis vasallos no tienen hijos en edad.
- Marqués... Esta situación es mi responsabilidad. No voy a mentir en que las tomé como amantes por un corto tiempo... - reconoció Connor
- Oh, Dios... Están arruinadas... - murmuró.
- Fue decisión de ellas también... Conoces a tus hijas, sabes que no harán nada que no quieran. - dijo George con rapidez al darse cuenta de que Connor podría ser acusado de abuso o violación y eso traería consecuencias a la corona - Sin olvidar que castigaron con fusta a las damas.
El marqués ahogó un gemido. Era demasiado para él.
- Sólo puedo pedir su misericordia, majestad. - dijo el hombre apoyando la frente en el suelo - No soy un padre ciego que desconozca el carácter de mis hijas. Aceptaré su decisión. Sé que será sabia.
- Considerando que mi hijo también tiene parte de la responsabilidad, he decidido no proceder a la ejecución. Tus hijas aún son muy jóvenes y voy a darles la oportunidad de redimirse y también trabajar por su casa.
- ¿Majestad? - preguntó sorprendido.
- El Barón Latimer y el Barón Seaford acaban de ser nombrados. Ambos no tienen más de treinta años. Son nobles burgueses (plebeyos que son nombrados nobles por sus logros, generalmente en batalla al servicio de la corona). El marqués Abernathy ha dado fe de que son hombres rectos y honestos por lo que podrán ser buenos esposos para tus hijas. Además, ya han sido informados de la situación y han aceptado el matrimonio bajo las condiciones que he impuesto.
- ¿Condiciones, majestad? - preguntó.
- Necesitas un sucesor... - dijo con claridad - Debido a que son gemelas los primeros hijos que conciban serán reconocidos como Normanby y heredarán los títulos de marqués Normanby y el de conde de Perth para asegurar el linaje. Los segundos heredarán las baronías. Las damas saldrán del marquesado y se quedarán en una propiedad separada, no llevarán sirvientes de su casa y no podrán salir del lugar mientras no cumplan con las condiciones de los sucesores.
- ¿Estarán como en una prisión? - exclamó el padre.
- ¿Prefiere una prisión con comodidades o el calabozo donde están ahora? - preguntó Connor molesto - No olvide que trataron de dañar a la familia real ¡No necesito que compren sirvientes para planear otro ataque a mi esposa o a sus allegados!
- Su majestad ha sido visionario al querer proteger su casa y linaje, marqués... - intervino George haciendo un gesto a su hermano para que se calmara - Estuve ahí y vi las heridas de Lady Rose y de la hermana de la duquesa. Su conducta impulsiva no asegura que su comportamiento sea adecuado si se le da acceso a dinero o a sirvientes leales, pero tontos.
- Es la familia real a la que atacaron, ni siquiera debería darle explicaciones a un noble ¿Desde cuando el rey debe pedir permiso? - exclamó Connor logrando que el hombre se encogiera en el lugar - Tocaron a mi familia y eso no lo dejaré pasar. Agradezca a su majestad y al príncipe heredero que se les está dando la oportunidad. Ver a mi esposa embarazada en el suelo con su pequeña hermana en brazos y a Lady Rose herida por una fusta como si fuese un animal, me hace enojar.
- Además, no debe olvidar que estamos protegiendo un enfrentamiento entre casas. - agregó George - ¿Olvida que Lady Rose es hija del marqués Abernathy? Es un noble de alto rango sin contar que es el comandante del Ejército Inglés... ¿Cómo cree que reaccionará cuando sepa que su preciada hija fue golpeada por sus hijas?
- Alteza... - balbuceó el hombre aterrado en ese momento.
- Es tu decisión, Normanby... - dijo Joseph - Salvar tu casa y a tus hijas con un pequeño sacrificio o dejar que tu casa desaparezca con ellas.
- ¿Podré verlas? - preguntó con cuidado.
- En principio no. - dijo Joseph - Recibirán educación de novias y anfitrionas mientras sus esposos regresan a Inglaterra. Educación y protocolo como familia de militares ya que tus nuevos yernos son importantes en el ejército y están apadrinados del marqués Abernathy. Una vez que los barones lleguen, se enfocarán en su misión...
- La propiedad me pertenece y los sirvientes son leales a mi y a la familia real por lo que no debes preocuparte. No estarán en riesgo y mientras se comporten y aprecien a sus esposos. - dijo George
- Asignaré a niñeras preparadas como Lady Martha para que la educación de tus nietos sea la adecuada para darle fuerza al marquesado. Pueden convertirse en un apoyo para el próximo rey...
La sonrisa surgió en el rostro del hombre mayor. El marquesado nunca había logrado posicionarse como una casa fuerte ante la casa real. No tenía grandes caballeros, militares o eruditos por lo que había pasado sin pena ni gloria por varias generaciones. El marqués actual mantuvo la esperanza de casar a sus hijas y lograr alianzas con otras casas prestigiosas, pero al ver que sus inmaduras hijas habían arruinado esa posibilidad lo enfurecía, pero a la vez lo agradeció al escuchar que sus nietos tendrían esa posición tan deseada junto a la corona si sus madres se comportaban
Joseph sonrió. Había dado en el blanco frente a la debilidad del anciano.
- Haré lo que ordena, majestad. - dijo al final - ¿Puedo hablar con mis hijas para informar lo que pasará?
- Los príncipes te acompañarán al calabozo. Envía al palacio solo lo imprescindible para ellas. Nada de joyas o dinero. Vestidos sencillos de interior. Todo será revisado por lo que no intentes hacer nada astuto. Serán consideradas un peligro para la familia real mientras no muestren un cambio y cumplan con las condiciones impuestas.
- Entendido, majestad. Gracias por su consideración. - dijo el hombre levantándose e inclinando la cabeza en señal de respeto.
- Acompáñenlo... - pidió al rey a sus hijos.
- Sí, majestad...
Ambos jóvenes se retiraron con el marqués y Joseph suspiró. De verdad esperaba que no hubiese más incidentes.