— No, claro que no lo he visto, nunca te engañaria de esa forma, solo queria saber que él estuviera bien, el me ayudo, solo quería ayudarle, era mi mejor amigo. — Dijo alterada por el llanto, Ivar se inclinó hacia delante. — Te hare una pregunta y tendrás que ser sincera ¿Alguna vez has pensado marcharte y viajar hacia donde el estaba? — Eve escuchó la pregunta con atención, comenzó a llorar de nuevo con tristeza a Ivar se le rompio el corazon en mil pedazos. — No hace falta que respondas, no seré mala persona contigo porque yo si te he querido, seguirás teniendo riquezas y lujos sigue viviendo aquí, tendrás la obligación de ser la reina que mi pais necesita, no me haras mostrar débil, delante de todo el mundo seremos la viva imagen de un matrimonio feliz, se acabó ser un fantasma que ronda por el castillo. — Haré lo que quieras...— Estaba dispuesta a todo para recuperar almenos su confianza, no intento mas nada con él ni dijo nada más, sabía que el pequeño hilo que los sostenía se habia roto, habia perdido a su marido, a su rey, al hombre que lo habia dado todo por ella, la habia esperado a que se recuperara de la amargura que le provocaba otro hombre, lo pensaba y se sentía sucia, pensaba en lo que su padre le habría dicho, las discusiones que habría tenido con él.
Tenía que cambiar de una vez por todas hace unas horas habia levantado cabeza de su tristeza y dolor y habia vuelto a caer, dios la estaba castigando duramente, sus doncellas entraron a la habitación y no entendía porque, se acercaron a ella y la abrazaron... Ivar las habia llevado.
— ¿Que haceis aqui? ¿Quién os ha llamado? — Las doncellas se miraron entre sí, le habían prometido al Rey que no dirían que el las habia mandado. — Íbamos a entrar y os escuchamos discutir, hemos esperado a que se marchara. — Dijo la mayor de las doncellas, estas dos eran hermanas, Eve las miró sin creerlas, sabía que Ivar habia tenido algo que ver y eso la hacia sentir mas miserable. — ¿Que ha pasado señora? — Lo he perdido chicas, esta vez lo he perdido para siempre. — Las doncellas la abrazaron y la ayudaron a sentirme mejor, le prepararon un baño y le dieron mimos. — ¿Que deberia hacer? — Preguntó a las doncellas. — El señor la quiere mucho, debes ver que sientes tu, seria muy perjudicial para ambos que permanezcáis juntos si no funciona, debéis rehacer vuestras vidas, para seguir adelante o alguien saldrá muy perjudicado.— Una de las doncellas dijo lo que pensaba de la situación y esto dio que pensar a Eve, las doncellas se marcharon cuando casi era la hora de la cena, Eve prefirió no dar la cara esta noche pues estaba todo demasiado reciente.
Ivar ceno con sus invitados sin prestar mucha atención, solo pensaba en como afrontar todo lo que se le venía encima, después de la cena fue al cuartel de nuevo donde estaban los soldados que residían ahí junto con su general, este al verlo y ver su aspecto sabia que habia pasado algo de nuevo, antes de que hablara le sirvió una copa de Whisky, este se la bebió de una y el mismo se sirvió otra. — Lo espiaba, le pagó a su acompañante para que le mandara cartas de a dónde se dirigían. — Ivar se lo contó rapido y sin detalles. — ¿Que vas a hacer? — No preguntó los detalles, sabía que su amigo solo necesitaba consuelo. — Le he dicho que no somos nada, que se puede quedar aquí pero con la condición de que no me haga parecer más patético y débil, tendrá que ser la reina que este pais necesita.— Si fueras otro rey... la hubieran acusado de traición y le hubieran cortado la cabeza, así que sigues amandola como el primer dia. — El General bebió de una su copa, no lo entendia pero el tampoco se habia enamorado de una mujer de esa manera tan ciega. — Yo la quiero, no me la puedo quitar de la cabeza, sueño con ella, siento que si desisto y ella se marcha o me demuestra que no me ama, me volveré loco, no quiero sentirme asi pero tampoco puedo evitarlo. — Bueno... Aquí estoy yo para que te mantengas firme, debes ser un Rey y recuerda que un Rey debe tomar decisiones difíciles para que su pueblo no sufra ni muera de hambre o guerra.— Ivar asintió y volvieron a beber de sus copas.
A la mañana siguiente Ivar se despertó en el cuartel, habia estado bebiendo hasta que se desmayó por tanto alcohol, tenía un encuentro hoy con otro reino cercano y debía despedir a Randalf que se volvía a casa después de dos días, debía preparar a su pueblo para el futuro ataque. Entró por la puerta trasera, por la cocina, las sirvientas lo veían asustadas pues no lo esperaban ahí, subió rápidamente a su habitación y vio como las doncellas preparaban su baño. — Han llegado ya los condes de Woodhill. — Si señor, al no encontrarlo avisamos a la señora y ella en este momento los está recibiendo en la puerta principal.— Marchaos y servir el desayuno, rapido.— Las doncellas salieron de la habitación con rapidez, este se desnudó por completo y se metió al agua caliente, se frotó para quitarse la olor a alcohol y la suciedad del suelo, eligió un atuendo formal con pantalones blancos y botas negras, una camisa blanca holgada con un detalle delantero con puntilla y una chaqueta de terciopelo azul oscuro, se puso la funda y la espada de empuñadura de Oro junto a su corona, mastico un poco de menta fresca escupiendola en un cubo y bajando rápidamente al encuentro de sus invitados, esta Reunión era muy importante porque podrían ser futuros aliados.
Las doncellas entraron rápidamente a la habitacion de Eve, la levantaron con rapidez y comenzaron a prepararle un atuendo de lo más arreglado, Eve no entendía qué ocurría. — Señora debe levantarse, el rey no aparece y están a punto de llegar unos posibles aliados para las futuras guerras, debe recibirlos o se sentirán ofendidos.— La cabeza de Eve daba millones de vueltas, las chicas la aseaban con rapidez, peinaban y perfumaban, habían elegido para la ocasión un vestido que nunca habia visto antes, la falda era de un amarillo claro y la adornaba unas flores rosas y azules y un toque de verde claro, la parte de arriba constituía de un corpiño rosa con unas pestañas de tela muy corta que caían sobre el principio de la falta ocultandola y con adornos de flores en relieve, las mangas eran de gasa, de manga corta y de un color verde pastel trasparenté con unos pequeños lazos de color rosa, que hacian ver al vestido adorable. Las doncellas pusieron un poco de rubor y con un mejunje de flores rojas pintaron sus labios levemente, una de ellas la peinaba, le hizo un recogido que la hacia ver mas joven de lo que era, dejando cabellos sueltos a los lados de su rostro, le hizo una trenza en la parte superior de la cabeza casi entrelazando la corona que habían elegido acorde al vestido una sencilla tiara de flores y perlas de color beige oscuro, hacía tiempo que no se veía con ese aspecto y le gusto, la hizo sentir bien y agusto consigo misma, las ojeras eran apenas visibles y se veía hermosa casi después de un año, debía aprovechar este impulso para coger camino y ser la que era antes, volver a su vida y recuperar todo lo que habia perdido.
Después de estar lista le colocaron unos zapatos de color amarillo neutro con los mismos detalles de flores con un poco de tacón y bajó a recibir a los invitados, estaba sola posicionada en la puerta con varios sirvientes, que esperaban para cogerá sus pertenecías y llevarse el carruaje, estaba nerviosa, solo esperaba hacerlo bien, sabía que era importante, pensó en Ivar ¿Donde estaria, le habría pasado algo? No era propio de él. El carruaje llegó a las puertas del castillo y Eve avanzó un poco para recibirlos, un hombre de la misma edad que Ivar bajó del carruaje, espero y sostuvo la mano de que suponía que era su esposa, una bella chica que suponía que tenía menos edad que ella, esta estaba embarazada o al menos eso parecía un pequeño abultado vientre sobresalía de su vestido.
— Bienvenidos a Doune. — Dijo Eve con una gran sonrisa, el conde y la condesa hicieron una reverencia y Eve la devolvió, los sirvientes comenzaron a moverse a su alrededor. — Hemos preparado un desayuno, debéis estar hambrientos, a sido un viaje largo. — Eve fue amable y cercana, los condes sonrieron ante su gesto. — Si, a sido mas rápido de lo esperado, os agradecemos el desayuno sobre todo por mi esposa, tiene cuatro meses de embarazo y debe comer por dos. — Eve sonrió. — Vamos acompañadme, hace un poco de frío aquí fuera. — Ella lo estaba sintiendo en sus carnes, no llevaba ningún tipo de capa y iba de manga corta, el otoño estaba más que avanzado y se notaba en la calle, el sol la habia calentado mientras esperaba pero ya no era suficiente.
Ivar bajaba por las escaleras cuando vio a Eve entrar con los condes, vio en su rostro que estaba muerta de frío, el vestido era precioso pero no la abrigaba nada, Ivar cogió la capa que habia en la entrada y entro al comedor con ella en la mano, cuando llegó a la altura de los invitados que se calentaban en la gran chimenea, se la puso por encima a Eve despreocupadamente. — Bienvenidos, disculpad que no os haya recibido pero tenía un asunto que atender. — Tranquilo la reina a sido muy amable y gentil. — Eve seguía pensando en el gesto que Ivar habia tenido con ella, aqui se daba cuenta de que era un buen hombre, Ivar aprovecho para mirar con más detalle a Eve, estaba realmente hermosa, seguía siendo la niña que conoció por fuera pero tenía matices de mujer y otros de tristeza y sufrimiento que solo veía él, eran los unicos que sabian por lo que estaban pasando y se alegró de que los demás no lo notaran.
— He podido notar que pronto tendrás un hijo. — Ivar dijo despreocupadamente. — Si, ojala sea un varón, un heredero para las tierras. — Se notaba que aquella pareja tenía ilusión y se notaba que se amaban. — Ojala pronto traigáis vosotros un heredero, el reino estaría euforico. — Si, seria magnifico, esperamos que sea pronto... ¿Puedo tocar tu vientre? — Si claro, a veces se mueve. — A Ivar le creció en la boca un sabor amargo ante las palabras de la condesa, era casi nula esa idea, el rey carraspeó y siguió hablando con el conde de las cosas más importantes pero no le perdía vista a Eve, que reía y tocaba en vientre de la condesa, la vio dar un grito pequeño cuando noto al bebe moverse, muchos le tenían envidia por ser Rey pero el ahora tenia envidia de aquella pareja de condes, una vida normal, sin que les falte de nada, felices y enamorados y con un hijo en camino.
Eve pensaba lo mismo que Ivar en lo más profundo de su ser, tener una vida sencillas pero tener a la persona que amas, todo se habia vuelto tan complicado y por un capricho de ella una obsesión que la habia llevado a la ruina.
Terminaron de desayunar y el Rey y el conde se marcharon a hablar sobre negocios, las chicas se quedaron juntas y se fueron a dar un paseo.