Capítulo 4.

2120 Words
Ivar le devolvió el beso con anhelo, Eve abrió un poco mas la boca para dejar paso a la lengua de Ivar, probo su sabor de nuevo después de meses, sabia a menta y vino del desayuno, el olor varonil de Ivar le inundo las fosas nasales, todos sus sentimientos se removieron en su interior. ¿Y si se habia equivocado en sus sentimientos al pensar que quería a Chris y solo habia sido una atracción? La culpa le azoto el corazón, habia estado a punto de romper su matrimonio por una simple atracción, Ivar no se merecía esto… Ivar fue el primero en separarse de aquel beso tan dulce, amaba a Eve y no dejaría de hacerlo nunca, se sintió tan afortunado cuando volvió a verla que creía que habia estado enamorado toda su vida de ella, Eve soltó una lagrima que no paso desapercibida de Ivar, este paso su pulgar por la mejilla borrando el rastro de esta, Eve sonrió a Ivar, quería recompensarle, hacer las cosas bien, recuperar a Ivar, el primer sentimiento que habia tenido, creía que lo que debía hacer era acompañarlo en esta guerra, sabia que no era lo normal, solo se hacia antaño cuando los vikingos aun reinaban esas tierras, las mujeres de los reyes eran escuderas y apoyaban al rey en batalla como guerreras. Eve quería hacer algo mas que llevar vestidos bonitos, no quería quedarse de nuevo esperando sentada en el trono si Ivar volvía vivo o si desaparecía en combate, esta vez ella estaría en las líneas. — ¿Aun piensas venir a la guerra? — Ivar pregunto ofreciéndole su brazo para caminar juntos, Eve acepto y entrelazo su brazo con el de él. — Si, no cambiare de opinión… — Eve dijo muy convencida, Ivar en el fondo, aunque no lo dejaba salir a flote estaba orgulloso de ella, no sabia a que se habia debido su “cambio” si se podía calificar así, pero habia mostrado celos, que el le importaba e interés de ir junto a el para asegurarse de que el volviera con vida. No quería hacerse ilusiones o tomar decisiones precipitadas, debía dejar que las cosas fluyeran entre ambos, así que pasearon tranquilos. — Si deseas podemos empezar hoy mismo con los entrenamientos, aunque deberías hablar con el herrero real y el sastre, no iras con vestido, eso disminuye tu agilidad al movimiento y en combate. —Ivar hablaba mientras Eve estaba un poco distraída, al escuchar la palabra “Herrero” le habia recordado a Chris, esta intento disimular y sacar de su mente de nuevo a Chris, debía darse tiempo. — Iré ahora, tengo algunas ideas de lo que quiero. — Eve miro a Ivar, este rio, contagiándola y haciéndola reír —¿Qué? — Eve hizo que Ivar se parara. — Nada… Solo parece que ya lo tenias planeado— Bueno… No, pero yo tenia claro que si pasaba algo mas en el reino no me quedaría de brazos cruzados, he estado ausente mucho tiempo, se que te habrán recomendado que… me hicieras desaparecer o algo así…—Eve hizo una pausa— Lo que entendería con total comprensión, se que un rey no puede ser vulnerable y yo he hecho que tu lo seas. — Eve lo miro atentamente a su rostro, Ivar seguía igual de guapo que el primer día que lo vio de nuevo, sus rasgos se habían endurecido, pero no lo hacían ver mayor todo lo contrario. Su pelo estaba más largo, así que este lo dejaba caer hacia atrás y estaba trenzado sujetado por una pequeña chapa de plata, le gustaba su aspecto mas que antes, observo su barba incipiente que marcaba sus facciones cuadradas, sus ojos marrones habían cogido un brillo especial viéndolos de un color amarillo, era realmente guapo, Eve sabia que lo quería, lo quería con todo su corazón, pero no podía evitar sentir algo por Chris que aun no sabía lo que era. Siguieron caminando después de un tiempo caminando llegaron a la puerta principal del castillo, tomaron caminos diferentes. — ¿Te veo para la comida mi señora? — Ivar pregunto cortésmente, inclinándose y besando la mano desnuda de Eve. — Claro mi rey. — Eve le siguió la broma y le hizo una reverencia, Ivar se dio la vuelta y se dirigió hacia su despacho, esperaba que el padre de Gunilda hubiera llegado ya, debían debatir el ataque de las islas del norte. Eve por otro lado se dirigió primero a recoger el correo real, hoy debería llegarle información de Chris, el mes anterior no habia recibido nada y eso le preocupaba, el chico que traía la correspondencia cuando la vio entrar sabia lo que buscar, rebusco sobre la mesa y no encontró nada, Eve respiro entrecortada, no habia noticias de ninguno y eso le preocupaba ¿Y si les habia pasado algo? ¿Y si lo habia descubierto? Eve se marcho hacia la sastrería, debía preparar sus atuendos para la guerra. Ivar entro a su despacho y vio a Randalf sentado frente a su escritorio en la mesa que tenia habilitada para tomar algún tentempié, una sirvienta le servía té y algunas pastas, mientras lo esperaba. —Que bueno verte de nuevo por mis tierras… — Ivar rio viendo como este se asustaba un poco al no notar su presencia. — Mi querido amigo el gran Ivar de Irlanda. — Ivar rio, este cogió las cartas que le habían dejado sobre su mesa, no habia grandes noticias, pero una de las cartas le llamo la atención pues no iba dirigida a el si no a Eve, esta provenía de Cushendall, un pueblo al este en la bahía de Waterfoot, no entendía porque Eve tenia contacto con alguien de ese lugar, la abrió y leyó el contenido lentamente. Querida Reina Eve. El mes pasado se que seria duro para ti al no recibir ningún tipo de información sobre nosotros y nuestro paradero, pero fue un mes de celebración, Chris al fin se ha decidido de casarse con Magrethe, sé que para ti puede ser duro, pero es lo mejor para ambos, debe centrase en su esposo y rey. Después de la ceremonia me he marchado de el lado de Chris para crear mi propia vida y formar mi familia, entiendo si me odia, pero es lo mejor para todos. Gracias por todo y se feliz, un saludo. Reinanld. Ivar tuvo que sentarse en la silla de inmediato, soltó el papel y lo tiro sobre la mesa, pensó y pensó de donde reconocia ese nombre… Hasta que recordó quien era, era el chico que se marcho junto a Chris, ella le habia pedido al parecer que le dijera en todo momento donde estaba Chris ¿Quizá para ir a buscarlo? No lo tenía claro, comenzó a encontrarse mal, ahora entendía porque Eve estaba tan mal, quizá por el deseo de saber donde estaba y no poder ir, la furia le cambio el semblante y cambio su humor radicalmente, lo habia vuelto a engañar, con lo de hoy se habia prometido no hacerse ilusiones y no se habia hecho caso a si mismo y otra vez lo habia decepcionado. Se centro en lo que Randalf le decía, debía planear un ataque de guerra. Eve ajena de todo lo que estaba sucediendo a metros de ella, hablaba y creaba sus atuendos con el sastre después con el boceto que le habia hecho el sastre con carbón y papel viejo lo llevo al herero real, esta le entrego el papel y este lo miro con detenimiento y busco lo necesario para comenzar a trabajar. Eve se marcho a sus aposentos y dejo las prendas sobre la cama, todavía le faltaban cosas pero en unos días lo tendría todo listo para poder entrenar junto a Ivar, tenía ilusión por como la habia tratado y le hacia feliz saber que no le habia cerrado su corazón, se alegraba de no recibir ningún tipo de noticia y prefería seguir así, así no se envenenaba con información que solo la hacia dudar de todo, busco a Ivar en su despacho, este estaba reunido con un hombre que nunca habia visto; Entro en la estancia y espero para no interrumpir, el hombre desconocido la miro y paro de hablar, haciendo que Ivar levantara la cabeza de la mesa de estrategia donde miraban el mapa de las islas y planeaban en ataque, Eve miro a Ivar con una sonrisa pero este no le correspondió, esto preocupo mucho a Eve que ahora le prestaba atención al hombre que le hablaba. — Que mujer mas bella ven mis ojos, me temo que tú serás la esposa y Reina de mi buen amigo Ivar, es un placer conocerte al fin, mi nombre es Randalf, Rey de un pueblo vecino, somos aliados durante mucho tiempo. —Eve hizo una reverencia y sonrió sin ganas, miro de nuevo a Ivar que la miraba con cara de poco amigos, esta se tensó. — Un placer conocerle, señor. — Basta de tanta formalidad. — El hombre bebió de su copa y siguió haciendo lo que hacia en el mapa, Ivar se movió y cogió la carta que habia leído minutos atrás y se la tendió a Eve, esta sin entender la cogió y comenzó a leerla, conforme leía, su estomago se retorcía, aun no era consciente de lo que ponía en la carta, las lagrimas se agolparon en sus ojos, miro a Ivar que la miraba frio y serio impasible a su reacción, no le dolía que Chris se hubiera casado, o que no le llegarían más cartas, le dolía que Ivar se hubiera enterado de que lo seguía, la cara de Ivar le decía que estaba decepcionado y que lo habia perdido… Mantuvo la compostura ante el Rey Randalf, Ivar cogió de sus manos la carta de nuevo y la dejo sobre su escritorio. — Ve a tus aposentos iré en unos minutos. — La voz tan calmada y suave de Ivar le puso los pelos de punta a Eve, y ese énfasis de “Tus aposentos” dejaba claro que algo entre ellos se habia roto, se dio la vuelta y salió despacio del despacho camino un poco por el pasillo y comenzó a llorar desgarrada, se puso la mano en la boca para que sus sollozos no se escucharan, puso la mano en la fría pared de piedra pues se habia mareado, no se encontraba bien, se incorporo con dificultad y avanzo todo lo rápido que pudo hacia sus aposentos, cuando llego a estos se quito el abrigo que le daba calor y la primera capa del vestido que la agobiaba, no la dejaba respirar, quedando solo con el vestido blanco holgado. Cayó al suelo de rodillas, llorando con dolor, sabia que todo habia acabado, el no soportaría esto, ni ella podía hacerlo, todo lo que el decidiera sobre ella le parecería justo, apoyo su espalda y cabeza sobre la madera a los pies de la cama, pego las piernas a su pecho y las abrazo intentando sujetar el vacío que se habia creado en su pecho, pero nada la sanaría, solo el perdón de Ivar. Después de unos minutos Ivar entro en la estancia con lentitud, la busco en la oscuridad encontrándola en el suelo, encendió las velas de los grandes candelabros para así poder verla, se sentó en el sillón rojo de terciopelo y la observo, tenia muy mal aspecto, toda la ropa que habia llevado encima estaba tirada por el suelo, su cabello seguía intacto pero su cara, estaba mojada por sus lagrimas y las ojeras se habían atenuado sus ojos verdes estaban ahora oscuros por la tristeza, Eve lo miro sin decir nada solo esperaba a que el decidiera o dijera algo. — ¿Desde cuándo? — Ivar llevaba la carta en la mano, le mostro a Eve esta, pero esta no quito la mirada de los ojos marrones de Ivar. — Lo contrate como espía, le di una bolsa generosa de oro para que me informara de todo lo que el hiciera o donde estaba. — Eve contesto sincera, Ivar sentía dolor, un dolor agudo en el pecho que disimulo. — No entiendo porque fingiste todo este tiempo, en todo momento querías saber donde estaba el para cuando tuvieras el valor para marcharte, pero nunca tuviste valor de nada… ¡Ahora entiendo tu angustia, tu dolor no era perderlo o perderme a mi o lo que habíamos construido juntos, es tu codicia de no perder el reino de no perder Francia, la angustia era saber donde estaba y nunca poder ir a verlo! … ¿O acaso si lo has visto? — Ivar le gritaba Eve solo podía llorar.
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