Cap 7

578 Words
Con el pasar del tiempo, ya estábamos de nuevo a principios de invierno y Bastian había crecido drásticamente. De aparentar 12 años en el verano pasado, ahora parecía un joven de 20 años. Estoy preocupada por la velocidad a la que crece, pero él me asegura que está bien y que eso es normal en su especie. El niño que solía cargar ya no queda nada; su apariencia ha cambiado completamente. Bastian ahora es alto y robusto, con una musculatura bien definida. Su cabello n***o ha crecido, cayendo en rizos sueltos sobre su frente, y sus ojos azul eléctrico han ganado una profundidad madura, reflejando una sabiduría y fuerza interna. Su mandíbula se ha vuelto más marcada y su piel, aún con algunas cicatrices, luce saludable y fuerte. Aunque ha crecido y cambiado tanto, sigo queriéndolo con todo mi corazón. —Mamá, ahora que soy mayor, podré protegerte mejor. Solo tienes que verme a mí, yo seré fuerte por ti —me dice con una convicción que me conmueve. Su lobo también ha crecido significativamente. La otra noche, Bastian estaba triste porque ya no cabía en la bañera. —No te preocupes, Bastian. Trabajaremos más para comprar una bañera más grande. Así podremos bañarnos juntos, aunque creo que ahora que estás más grande sería incómodo hacerlo juntos —le dije, tratando de animarlo. Bastian sonrió ligeramente, pero pude ver la nostalgia en sus ojos. A pesar de los cambios físicos, aún había un niño en su interior que buscaba consuelo y cercanía. Decidí que haría todo lo posible para adaptarnos a estos cambios y asegurarnos de que se sintiera cómodo y amado. El invierno avanzaba y nuestras rutinas diarias continuaban, aunque con algunos ajustes. Bastian seguía ayudándome con las tareas del hogar y la recolección de leña, pero ahora podía manejar trabajos más pesados gracias a su fuerza aumentada. Juntos, enfrentábamos las frías mañanas y las largas noches, siempre encontrando momentos para reír y disfrutar de nuestra compañía mutua. —Bastian, ¿puedes llevar esta leña al cobertizo? —le pedí un día, mientras preparaba más madera para cortar. —Claro, mamá. ¿Necesitas ayuda con algo más? —respondió, levantando el pesado fardo con facilidad. Observándolo, no podía evitar sentirme orgullosa de la persona en la que se estaba convirtiendo. A pesar de sus transformaciones, su esencia seguía siendo la misma: un ser bondadoso, leal y lleno de amor. Algunas noches, mientras nos sentábamos junto a la chimenea, hablábamos sobre el futuro y los sueños que teníamos. Bastian a menudo mencionaba cómo quería protegerme y asegurarse de que siempre estuviera a salvo. —Mamá, un día construiré una casa más grande para nosotras. Tendrá un gran jardín y una bañera en la que ambos podamos caber sin problemas —dijo, con una sonrisa en los labios. —Me encantaría eso, Bastian. Pero recuerda que lo más importante es que estemos juntos y felices, sin importar el tamaño de la casa o la bañera —le respondí, acariciando su cabello. Cada día que pasaba, nuestro vínculo se fortalecía, y a pesar de las preocupaciones sobre su rápido crecimiento, me sentía agradecida por tener a Bastian a mi lado. La vida seguía su curso, y juntos, enfrentábamos cada desafío con amor y esperanza. El invierno trajo consigo no solo el frío, sino también la certeza de que, sin importar los cambios y las dificultades, siempre nos tendríamos el uno al otro. Y esa era la mayor bendición de todas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD