- ¿Cómo la estás pasando? - dice él, y entre la vergüenza que estoy teniendo y el enojo por su broma innecesaria que fue la causante de mis mejillas rojas, sé que él lo notó. - Estoy bien, solo que a mi café le falta azúcar - digo y lo miro a los ojos y por ellos cruza un destello de enojo, veo que frunce las cejas y se para, me quedo quieta un segundo y lo miro cuando cruza al lado mío. Va al mostrador y veo que las meseras lo miran con miedo y él simplemente toma la caja de endulzantes y vuelve a donde estoy yo, se sienta y me extiende la caja de endulzantes, miro la caja y lo miro a él. - ¿Esto solucionará tu enojo? - dice de manera amable... Eso sí que es extraño. - Sí, podría solucionarlo - digo y sonrío pícaramente. Hay otras formas de solucionar el enojo, como por ejemplo otro ca

