40- Una pelea que jamás perderé

2238 Words
NERO No duermo. Lia pasa la noche conmigo. Acostada en la cama a mi lado, despatarrada sobre las sábanas, dormida. La observo respirar, intentando grabar este recuerdo, cada maldito detalle de su rostro perfecto, para guardarlos en mi mente para siempre. ¿Quién sabe cuánto durará esta paz? Al amanecer, la dejo durmiendo y me dirijo a mi oficina. Me ducho allí y consigo una camisa limpia, pero a pesar de que estoy cansado, con resaca y con una necesidad imperiosa de desayunar, no puedo evitar sonreír como idiota. Es mía. No solo por la firma en el certificado de matrimonio, o porque la he atrapado en un trato imposible. Ella misma lo dijo anoche, sus gritos de placer como una droga para mi sistema. Es mía. Siempre ha sido mía. Todos estos años, estuve seguro de que me traiciono. Román lo juro, todos lo decían. No había forma de que no lo supiera, había estado involucrada con su padre, manteniéndome jadeando tras ella mientras preparaban el trato definitivo para narcotizar. Y yo también lo creí. Desconsolado, furioso, lleno de auto desprecio. Pensé que me había tomado por tonto. Esa traición me había impulsado, endurecido por este camino de venganza para convertirme en el hombre que soy hoy. Temido. Venerado. Solitario. Pero estaba equivocado sobre ella. Pude verlo en sus ojos cuando hizo su confesión sollozante anoche. Lo que compartimos era real. Ella me amaba. Lo que significa que puede amarme de nuevo. Niego con la cabeza, todavía tratando de asimilarlo. Todo ha cambiado. Todo ha cambiado. Todo. Es como si me hubiera despertado esta mañana y la gravedad hubiera cambiado. Esta creencia fundamental, ha construido mi vida sobre la que no solo está mal, sino todo lo contrario. Abajo es arriba. Izquierda es derecha. Y Lia… Lia es mi esposa. No solo en papel, sino en todos los sentidos que cuentan. En mi cama. En mis brazos. Apretando mi polla como un maldito torno. El arrepentimiento me golpea, pensando en las últimas semanas de rabia y resentimiento. Demonios, los últimos diez años. Si no hubiera desperdiciado todo este tiempo odiándola… Pero el pasado está muerto, y enterrado ahora. Todo lo que importa es lo que haré ahora que sé la verdad. Además de conseguirme algo de comida. —¿Fred? — grito. Uno de los chicos nuevos viene corriendo. Tiene apenas diecisiete años, y su hermano mayor es uno de mis lugartenientes. Salió de la preparatoria antes de tiempo, es un chico inteligente, estaría perdido en las calles, así que estoy pensando en enviarlo a la universidad, formarlo como abogado o contador para que vigile nuestras cuentas. —¿Si, jefe? — —Ve a Gino´s y tráeme uno de sus sándwiches Godmother. Espera, que sean dos— le digo. — Y compra algo para ti— añado, lanzándole un billete de cien dólares. Sale corriendo con entusiasmo, pasando a Chase al entrar. —Dime que tienes café— le digo, cogiendo una botella de aspirinas del cajón de mi escritorio y bebiendo un par de tragos con un trago de whisky. Hago una mueca. —Te daría todo en mi billetera ahora mismo por un espresso decente— —¿Qué demonios te pasa? — la expresión de Chase es de enojo. —Te he estado llamando toda la noche— Ya no me gusta su tono, pero estoy de buen humor como para dejarlo pasar. —Dormí hasta tarde —digo, pasando junto a él en la puerta y dirigiéndome a nuestra cocina de mierda. la cafetera ha estado preparándose allí Dios sabe cuánto tiempo, pero mierda, servirá por ahora. Miro a mi alrededor. —¿Cuándo empezó a desmoronarse este lugar? Tal vez debería pedirle a Lia que le dé una renovación, o contratar a alguien que lo haga— Hay un momento de silencio mientras Chase me mira como si estuviera mirando a un extraño. —¿Quieres redecorar? ¿Qué demonios, hombre? — Tiene razón. Lo ignoro y regreso a mi oficina. —No te pongas nervioso— digo, tragando el lodo que por aquí pasa por café. —No tenemos que vivir como animales, es todo lo que digo— —Sabía que ese nuevo y elegante lugar se te subiría a la cabeza— Chase frunce el ceño. —Por si lo olvidaste, este es nuestro territorio. Y los Kovak están haciendo movimientos para entrar— Me tenso al recordar la aparición de Aleksei en la fiesta de anoche. Su manos sobre Lia. Su advertencia. —¿Qué han hecho? — pregunto, retrocediendo detrás de mi escritorio. Todo negocios de nuevo. Los Kovak son una de nuestras principales organizaciones rivales, de Serbia con vínculos rusos. Son un grupo desagradable, sí. Ganaron dinero traficando chicas para trabajar en los clubes de sexo, ahora están considerando expandirse al tráfico de drogas y armas. Y nuestro territorio. —Las tonterías de siempre— responde Chase, ensombreciéndose. —Provocando peleas con nuestros chicos, moviendo productos en calles donde no deberían. No podemos tolerarlo; tenemos que hacer algo. mostrarles con quien carajo están tratando— Típico Chase: Dispara primero, pregunta después. Está tan concentrado en las viejas reglas que no puede ver el panorama general. Pero yo sí. —Tienes que relajarte— le ordeno. —Lo digo en serio. Sin movimientos, sin represalias. Lo último que necesitamos es una violenta guerra de bandas que arruine este desarrollo inmobiliario. Acabamos de empezar la construcción— Chase da un puñetazo en el escritorio. —¡Al carajo con el desarrollo! Dios mío, Nero, ¿Qué demonios te pasa? Te digo que tenemos una seria amenaza gestándose, y solo piensas en ese maldito terreno, ¿sabes que es más importante que eso? el apellido Morelli. Nuestra gente. Necesitamos hacer una declaración, demostrarles a esos bastardos serbios que no pueden con esta mierda— Lo fulmino con la mirada. —Estás olvidando quién demonios está al mando aquí— digo con voz áspera. Chase ha estado presionándome más y estoy perdiendo la paciencia. Se que no aprueba la dirección que estoy tomando con este imperio, pero estoy seguro de que se alineará. Todos lo harán. —Mira, solo digo…— —Soy el que tiene a Morelli en mi maldito certificado de nacimiento, así que yo tomo las decisiones aquí— lo interrumpo, mirándolo fijamente. Chase exhala y luego asiente. —Bien— —Y dile a esos chicos que bajen la guardia en los muelles— añado. —Tenemos que mantenernos limpios por el momento— —¿Pero ¿qué hay de los Kovak? —Están tratando de causar problemas. Provocarnos para que arremetamos. No voy a caer en ese juego— Chase frunce el ceño. Pero ya no discute. —Interesante elección— dice una voz desde la puerta. Miro más allá de Chase y veo a un hombre enorme parado allí. Tiene la cabeza rapada y mangas completas de tatuajes en cada brazo, y hay algo familiar en su rostro curtido. —¿Qué planeas hacer? — continúa. —quedarte sentado y dejar que los Kovak tomen nuestro territorio, una cuadra a la vez? — Frunzo el ceño, tratando de ubicarlo. —Mas te vale que tengas una muy buena razón para estar ahí parado, hablando así— dice Chase, apoyándome como un profesional. —Me llamo Vince— El hombre arrastra las palabras, ignorándolo. —Román me envío para ayudarte— Así es como lo conozco. Lo reconozco de cuando era niño. Uno de los lugartenientes más leales de mi padre, lo arrestaron con un barco lleno de productos que llegaban directamente de Colombia. Lo presionaron mucho, pero cumplió una sentencia de veinte años y nunca dijo una palabra. Es una leyenda por aquí. Y ahora es un hombre libre, y es mi problema. —Gracias por la oferta, pero tengo toda la ayuda que necesito— digo, asintiendo en direccion a Chase. Puede que me esté cabreando últimamente, pero al menos no tengo ninguna duda de que su lealtad está conmigo. —Tu padre piensa lo contrario— La mirada de Vince es fría. —Dice que te vendría un poco de…consejo de confianza, estos días— Me encojo. Mierda, si voy a tener a alguien vigilándome, después de todo. Pero, aún así, mantengo la calma. Si es el hombre de mi padre, no sirve de nada razonar con él. Solo un hombre puede hacer eso. —Hey, ya sabes que los viejos guerreros siempre son bienvenidos por aquí— digo, abriendo los brazos. —¿Por qué no te tomas una copa en el bar? Tenemos un whisky de veinte años que no habrás probado en mucho tiempo. ¿Cuándo saliste de todos modos? — —Hace un par de meses. Buen comportamiento— Vince parece más relajado ahora. Me río. —Me alegra oír eso. Esto seguro de que serán una gran incorporación al equipo. ¿Chase? Cuida de nuestro nuevo amigo. Tengo algunos asuntos que atender— Le lanzo una mirada de advertencia y el capta la indirecta. —Déjame ayudarte— dice guiando a Vince hacia afuera. —¿Necesitas algo más? ¿Dinero? ¿Coño? Solo dilo— Cuando salen por la puerta, mi sonrisa desaparece. Mierda. No hay manera de que pueda soportar esto. Le he ocultado mis planes inmobiliarios a mi padre, sabiendo exactamente lo que pensara de mis objetivos de legalizar el imperio Morelli. Por encima de su cadáver. No le importaría que ganáramos millones, sino miles de millones, al pasar de las empresas criminales al lado legal de la mierda. Construyó este imperio con sangre, y eso es todo lo que le importa. He estado esperando hasta que las cosas estén demasiado lejos para retractarme, así que hay suficiente dinero circulando para comprarme algo de lealtad de la base. Pero si Vince está aquí, vigilándome… Necesito tener cuidado. Jugar con inteligencia. Estoy al borde de algo grande aquí, y nada puede arruinar mis planes. Fred llama a la puerta, luego entra, regresa con mi comida. —Gracias chico— le digo, tomando la bolsa. Hago una pausa, teniendo una idea. —Escucha, tengo un trabajo para ti. ¿Ves al tipo con Chase en el bar? — —¿Vince Fortinelli? — pregunta Fred con los ojos muy abiertos. —He oído hablar de él. Mi hermano dice que es de la vieja escuela— —Necesito que te mantengas cerca— le digo. —Vigílalo, observa donde va y con quién se hace amigo. ¿Puedes hacerlo? — Asiente. —Claro— —Bien. mantenme al tanto. Y que esto quede entre nosotros— añado. Necesito saber todo lo que sucede bajo mi techo. Con tanto en juego, no necesito sorpresas, ni de los Kovak ni de Román. Este es mi imperio ahora, y tengo la intención de que siga siendo así. Paso el resto del día asegurándome de que todas las demás partes de este negocio estén corriendo como un reloj. No puedo permitirme ningún error, así que me reúno con todos mis ayudantes, reviso los libros y me reúno con Milo para hablar de los cargos menores que enfrentan un par de nuestros hombres. Para cuando termino, estoy agotado, pero al regresar a la casa, me encuentro con un segundo aire. Impaciente por volver a verla. Mi esposa. La palabras todavía me parecen extrañas, incluso en mi propia mente. Entro, contento de haber instalado seguridad de última generación en cada centímetro de este lugar. Aleksei entró sin problemas, pero seguro que no volverá a suceder. Me detengo en el vestíbulo. —¿Lia? — llamo. No hay respuesta, pero oigo música que viene del piso de arriba. Me dirijo directamente al estudio de arte en el tercer piso. Ahí es exactamente donde está ella, sentada en un taburete frente a su caballete. Estudio su perfil desde la puerta, observándola mientras se mordisquea el labio inferior, toda su concentración en el lienzo mientras aplica capas de pintura, perdida en la música. Es tan condenadamente hermosa que me deja sin aliento. Fuerte. Valiente. Perfecta. Y cuando veo el anillo dorado en su dedo brillante a la luz del atardecer…siento cualquier cosa que haya sentido en mi vida. Lo que sea que Chase o mi viejo piensen de este matrimonio, no importa. Nada más importa ahora. Lia siempre será mía. No me importa lo que cueste. Voy a mantenerla a salvo y protegida, aquí mismo conmigo. Quiero volver a casa por la noche y ver esta misma escena, despertar con ella cada mañana. Mierda, quiero ver su vientre hincharse con mi bebé, crear una nueva vida para los dos y recuperar el tiempo perdido. ¿Pero puedo confiar en ella? Ya ni me importa una mierda. la protegeré, pase lo que pase. Porque sé que soy yo quien la está poniendo en peligro ahora. Siento un escalofrió. Aleksei, mi padre, los federales… El solo hecho de tenerla bajo este techo la ha convertido en un objetivo, y ahora que es mi esposa, sé que no se detendrá. No hasta que haga que se detengan. Me obligo a darme la vuelta y alejarme, dejándola pintar en paz. Por mucho que la desee, no puedo pensar con claridad cuando la toco, y necesito estar alerta más que nunca. Ya no solo estoy luchando por el futuro de la organización Morelli. Estoy luchando por nuestro futuro. Y esto es una pelea que jamás perderé.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD