Pasé todo el día en vela, me encerré en la biblioteca para fingir que estaba leyendo, pero era solo para esconderme de la señora Fischman y no se diera cuenta de que era un alma en pena. Cuando ella finalmente se fue, pude vagar por el pent-house mientras encontraba una solución a todo mi dilema. Ya sabía que Jasper no me dejaría trabajar, aunque tenía que intentarlo. Ambos habíamos quedado en un acuerdo, estaríamos juntos, seguiría sus órdenes, y si en algún momento ya no quería estar más con él, podía irme por mi propia cuenta, lo que era un alivio. Intenté dormir, acostándome en mi habitación porque no sabía qué esperar de Jasper cuando regresara, pero di vueltas en la cama, intentado todas las posiciones y contando ovejitas en mi cabeza para que el sueño llegara, pero nunca lo hizo.

