Capítulo IV

1042 Words
Tara se encontraba en un lugar oscuro, el sudor frío recorría su frente no sabía por qué, pero tenía la sensación de que debía correr para salvarse, comenzó a caminar por el lugar se dio cuenta de que se encontraba en una habitación, tanteó con las manos las paredes para llegar a la puerta cuando llego hasta ella trato de girar el pomo, pero se quedó trabado, trato sin ningún éxito de empujar la puerta e incluso golpearla con la intención de poder tirarla, pero nada de eso servía. -Tara, ¿quieres jugar conmigo? -se quedó quieta cuando escucho la voz, el terror le recorrió la columna vertebral, sintió como un grito se quedó ahogado en su garganta, como si hacer un sonido le costara la vida - ¡Ayuda! -dijo golpeando la puerta con más fuerza, pero esta no cedía a sus suplicas, esperaba que alguien fuera capaz de abrir la puerta y la dejara salir -Ven conmigo, yo puedo ayudarte-miró que detrás de ella la niña le estiraba la mano-No me gusta estar aquí sola-le sonrió levemente, a simple vista parecía inofensiva, pero ella no olvida la sensación de miedo que le causo la primera vez que la vio - ¡Déjame salir! -dijo mirándola mientras intentaba encontrar algo que la ayudara a defenderse de que aquello que se hacía parecer a una niña -Jamás saldrás de aquí Tara-dijo aquella niña y ella pudo notar que su cara cambio y sonrió de la misma manera que cuando la había visto por primera vez - ¡No! -gritó levantándose de la cama, miró la habitación en penumbras y su respiración seguía siendo irregular, sintió las lágrimas en sus mejillas y como más comenzaban a formarse en sus ojos, los cerro esperando que aquella pesadilla no volviera a repetirse Se paso las manos por el cabello y se dirigió hacia el baño, encendió la luz y se acercó al lavabo abrió la llave del grifo y comenzó a enjuagarse las manos, tomó algo de esta, pero el agua tenía un sabor diferente cuando miró hacia abajo del grifo comenzó a salir agua de color rojo, se miró en el espejo y noto con horror las palabras en el espejo: "Jamás saldrás de aquí Tara". Miro el techo del baño y se dio cuenta de que las paredes estaban cubiertas de sangre con algunas marcas de manos pequeñas y otras que se asemejaban a unas garras, se tiró en el suelo aterrada y aquella voz se comenzó a escuchar en su habitación. - ¡No, vete! -dijo casi en un sollozo, se levantó torpemente y salió del baño la voz era más fuerte en la habitación. Corrió hacia la puerta y la abrió, pero cuando salió al pasillo se dio cuenta de que el hotel parecía un pasillo abandonado como si fuera antiguo, el papel tapiz estaba desgarrado y había madera podrida, las lámparas tenían pocos focos encendidos y algunos de ellos parpadeaban, la puerta de Linda se encontraba cerrada y arañada y por último la habitación 333 se encontraba abierta mientras humo salía de ella, después de eso todo el hotel comenzó a arder en llamas y ella pudo sentir como esas llamas también la quemaban causándole mucho dolor. Tara despertó en su habitación y se dio cuenta de que estaba amaneciendo, sintió una lágrima correr por su mejilla y se llevó una mano a la boca para cubrir sus sollozos, sabía que no podía quedarse más en ese lugar y que tendría que irse sin importar la tormenta, seguramente encontraría otro lugar donde quedarse. Salió de la habitación aun con la imagen de la pesadilla en la mente, tenía aquella venda sobre el brazo y en ese momento no pensó en esconderla de las demás personas que se encontraban en el comedor del hotel, caminó hacia una de las mesas y tomó asiento, miró a su alrededor todos en el hotel parecían tranquilos, pero ella no podía estarlo, veía a los niños hablar con sus padres o entre ellos y reír mientras disfrutaban del desayuno que les ofrecía el hotel, no podía comer y decidió salir al patio donde había visto a la niña, la nieve estaba empezando a caer de nuevo, pero ella no quería regresar al interior del hotel o a su habitación sola, decidió que resfriarse no era tan malo comparado a lo que ya estaba viviendo.   -Tara-escucho la voz de Christopher, él tenía un abrigo n***o muy apropiado para el clima afuera -Hola-dijo un poco desanimada mientras se cruzaba de brazos cuando sintió una pequeña corriente de aire chocar contra cuerpo - ¿Te encuentras bien? -dijo y ella negó -No deje de tener pesadillas en toda la noche y creo que la razón es la cercanía con esa...habitación-dijo mientras un escalofrío corrió por su espalda, hablar de esa habitación le producía cierto miedo y no era para menos-Creo que lo mejor es que me vaya del hotel, no creo que Abigail pueda darme otra habitación -Tara hay una tormenta en la carretera, las calles están cerradas y los servicios de emergencias están atiborrados de trabajo con accidentes por lo mismo -No quiero seguir sola en aquella habitación, nadie más parece notar que algo extraño sucede y que es muy aterrador -Lamento haberte dejado, pero tenía que comprobar algo-Tara lo miró con atención-Describiste a la niña y yo me di cuenta de que la había visto antes, no lo recordaba muy bien hasta que lo mencionaste ayer - ¿En dónde? -dijo rápido, tenía curisosidad por tener respuestas después de todo, se dio cuenta de que si conocía a lo que se estaba enfrentando podría perderle el miedo a aquello que la acosaba en las noches -Es mejor que lo discutamos en privado, cuando los huéspedes y Abigail duerman, te estaré esperando en la recepción en la noche-dijo y se alejó de ella para volver a dentro.   Tara pensó que no podía hacerlo, ella pensaba que lo mejor era quedarse varada en un camino y dormir en el auto, eso era preferible que soportar el tormento o que esto llegara más lejos, pero tenía que saber qué había pasado en el hotel y sobre todo qué era el causante de su miedo y de esas extrañas pesadillas. 
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