La vecina me intentó sacar a rastras, pero yo le di una bofetada. La tomé del cabello y la lancé a los pies de mi mamá. — Ahí tienes a tu niño enfermo, se encuentra jugando videojuegos que seguro que compraron con el dinero que me robaron y tu adorada vecinita está bebiendo con lo que le diste para las “medicinas” de “Pablito”. Pero esto se acabó, en este momento voy a llamar a la policía para que se las lleven detenidas. — Tú no vas a llamar a nadie, si lo haces, olvídate de que tienes madre. No puedes meter en prisión a una pobre mujer que está sola con su hijo enfermo. — No, es que no solo la vecina se va a ir detenida. Si no también tú, porque tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le amarra la pata. Su hijo no está enfermo, solo me ha tocado mantener a una huevona que no

