Emilia Schneider Las mentiras saben peor que el vino barato. Todos lo saben. Nadie cree en la paz. Todos esperan ver quién dispara primero. Niklas vuelve y me toma la mano bajo la mesa. Está frío. Distante. Sé que ya ha tomado una decisión. Y que esa decisión va a costar sangre. El brindis termina y las conversaciones comienzan. Todos se sonríen como hienas. Yo solo observo. Mi padre habla con un Franz, y cuando nuestras miradas se cruzan me lanza una advertencia muda. No interfieras. No hoy. Pero el problema es que no puedo quedarme quieta. No cuando siento que algo está a punto de explotar. Niklas susurra en mi oído: —Todo está listo. Esta noche Capola muere. Mi corazón se detiene por un segundo. Lo miro, horrorizada. Él cree que me ha engañado. Que no sé nada. No sabe que Capola

