JESSICA POV
—Luna. —La doncella jefe viene corriendo hacia mí mientras entro en los alojamientos de la casa de la manada. No vivimos aquí, pero es donde trabajan las doncellas, hacen comida y donde se llevan a cabo las fiestas. Tenemos muchas funciones aquí también y la manada puede usarlo para hacer citas.
—¿Qué pasa, Margaret? —Ella dijo que esto era importante, pero al mirar a mi alrededor, no veo una emergencia.
—Hay una pelea en curso. —Ella mete un mechón suelto de su cabello castaño detrás de su oreja, sus ojos color miel recorren la habitación angustiados.
—¿Una pelea? ¿Quiénes están peleando? —Frunzo el ceño mientras la sigo hacia donde se escuchan mujeres regañándose unas a otras.
—Dos mujeres embarazadas, ambas quieren reservar citas para la misma fecha. —Ella rueda los ojos y siento que estoy en la preparatoria con este drama.
Entrando a la gran sala de baile, dos mujeres muy embarazadas se están gritando una a la otra, sus voces resonando en las paredes.
Ni siquiera me notan.
—¡Basta! —grito mientras me acerco a ellas y la habitación queda en silencio cuando se vuelven hacia mí con miradas horrorizadas.
—Luna... —Inclinan la cabeza hacia mí y me detengo a su lado.
—Sé que este lugar es para funciones, pero pelear por un día es ridículo. —Hago una mueca y ellas miran el suelo avergonzadas.
—Alguien que nos traiga dos sillas —exijo y algunas doncellas se apresuran a buscar sillas y las traen hacia nosotras—. Por favor, siéntense. —Hago un gesto hacia ellas y hacen lo que digo—. Ahora, esta sala de baile es lo suficientemente grande como para dividirse en dos, ¿por qué no podemos hacer eso? —Camino de un lado a otro frente a ellas, mis ojos mirando alrededor y observo las paredes, lo grande que es la habitación, imaginando cómo se podría dividir.
—¡Porque yo quiero esta noche para mí! —empieza una, haciendo que la otra resople.
—Siempre consigues lo que quieres, pero hazlo al día siguiente. ¡Ya invitamos a mis padres! —grita y el fuerte chirrido de sus voces me hace tensar los dientes y rodar los ojos.
Me pellizco el puente de la nariz.
—Deténganse —escupo, molesta—. Somos mujeres, lo que significa que planeamos —exclamo y ellas quedan en silencio, mirándome.
—Me disculpo...
—Yo también...
—No se preocupen, ¿qué tal esto...? Realizamos una en la mañana y la otra en la tarde, ¿a qué hora decidieron en sus invitaciones? —pregunto.
—A las tres de la tarde.
—¡Perfecto! —Aplaudo con las manos juntas y me giro hacia la otra—. Entonces haremos la tuya en la mañana, ¿alrededor de las nueve? —Sonrío, esperando su respuesta.
—Suena justo. —Ella se muerde el labio inferior.
—Genial, y ahora, por favor... —Inhalo un profundo aliento—. Si tienen problemas, no los griten. Vengan conmigo, para eso estoy aquí... —Me agacho cuando un dolor agudo atraviesa mi cuerpo y caigo de rodillas, gimiendo.
—Luna. —Margaret está a mi lado de rodillas, su mano acariciando mi espalda suavemente.
Jadeo cuando el dolor se detiene repentinamente, la sensación de ardor en mi pecho desaparece...
—Lo siento, solo... —Me levanto—. Permiso. —Frunzo el ceño mientras me giro sobre mis talones, deteniéndome en la puerta—. Solo contáctenme cuando me necesiten. —Fuerzo una sonrisa y salgo por la puerta.
El aire llena mis pulmones y avanzo hacia los terrenos de entrenamiento, viendo a Eric, nuestro beta, entrenando con los niños y no veo a Nick por ninguna parte.
Me acerco a él con determinación.
—¿Dónde está Nick? —le digo bruscamente sin prestar atención. Se congela, volviéndose hacia mí, sus ojos azules pasan por mi vestido antes de inclinar la cabeza, —Dijo que tenía algo que hacer, no sé a dónde fue, Luna. —Suspira.
—Gracias —murmuro sarcásticamente antes de pasar junto a él.
Eric siempre ha sido extraño, es amable, pero puede enojarse fácilmente, es justo, pero cuando está enfadado con alguien, puede guardar rencor durante mucho tiempo.
Avanzo hacia nuestra casa sin poder enlazar mentalmente a Nick ya que me ha excluido y cuando entro en la casa, me congelo al ver el desorden.
Hay un jarrón con flores roto junto a la mesa, el agua esparcida en la superficie. —¡Nick! —le llamo sabiendo que cuando salimos de la casa, no había nada allí.
Sin pensar, subo las escaleras corriendo y me dirijo a nuestra habitación, abriendo la puerta y me alivio al ver que no hay nadie, pero escucho murmullos suaves desde el pasillo y mis manos y piernas tiemblan mientras me acerco con suavidad a la habitación vacía, notando la puerta entreabierta y miro dentro, encontrando a Nick y Tiffany, ambos desnudos y envueltos en las sábanas, besándose y teniendo relaciones... ¿pero por qué no siento nada?
¿Por qué no hay dolor?
No puedo apartar la mirada de ellos y los ojos de Tiffany se encuentran con los míos, pero ella no dice nada.
Ella sonríe malévolamente, apartando su cabello hacia un lado y silenciosamente jadeo cuando mis ojos se posan en la marca en el hueco de su cuello, mi corazón se desgarra lentamente mientras retrocedo y tropiezo, chocando contra la pared.
—¿Qué fue eso? —La voz preocupada de Nick llena mis oídos, pero parece tan lejana...
Mi cabeza comienza a girar, mi respiración se vuelve más pesada y mi pecho sube y baja rápidamente mientras me apresuro por el pasillo y entro en nuestra habitación.
¿Cómo pudo pasar esto?
Todo lo que necesitaba hacer era entrenar a esos niños, pero, por supuesto, su atuendo provocativo lo atrapó en su trampa.
Cierro la puerta tras de mí y no tengo duda de que él lo escuchó, pero la dejo sin llave. Dos minutos, le toma dos minutos entrar a la habitación y sus ojos están anchos cuando se posan en mí, sentada en la cama con lágrimas surcando mis mejillas enrojecidas.
—Jessica... —La culpa en su voz hace que fije los ojos en él.
—¿Cómo pudiste? —Mi pecho vibra mientras inhalo un aliento tembloroso.
—Lo... lo siento... —Sus cejas se fruncen y me levanto, mi dolor se convierte en pura rabia.
—¿Estás jodiéndome, Nick? —grito, un gruñido escapa de mi garganta.
—Jess, por favor. —Se acerca y yo también lo hago antes de empujarlo hacia atrás, haciendo que tropiece.
—Nick... —La voz molesta de Tiffany viene desde detrás de él y él mira por encima del hombro.
—Solo déjanos un minuto —pide. Noto que ella viste una de sus camisas, su cabello despeinado, mejillas sonrojadas y sus ojos brillan.
—Claro —murmura, mirándome cuando él vuelve su atención hacia mí y la sonrisa diabólica en su rostro me hace estallar.
—¿Sabes qué? ¡Te advertí! —le digo a Nick antes de empujarlo hacia atrás y pasar a su lado, dirigiéndome directamente hacia ella.
Ella grita como una niña aterrorizada cuando la agarro y la arrojo a nuestra habitación, su cuerpo deslizándose por el suelo.
—¡Jessica! —Nick levanta la voz, preocupado, e intenta alcanzar a su preciada compañera cuando camino hacia ella, pero le doy una patada en la pierna y cae de rodillas.
—Te lo dije, Nick, la mataré para salvarnos —le digo mientras agarro su cabello mientras mi pie se lanza hacia su espalda baja y estoy lista para romperle el cuello y fracturarle la espalda—. Todo esto es culpa tuya, porque no escuchaste. —Estoy lista para romperle el cuello.
—¡Espera! —Nick me detiene y lo miro, sus ojos llenos de lágrimas y pánico—. Por favor... la amo —dice con voz ronca y mi corazón cae en mi estómago—. Por favor, solo... no te perdonaré si haces esto... —dice entre dientes, su tristeza y pánico reemplazados por ira y protección... hacia ella y no hacia mí.
—¿Y yo debería perdonarte? —Levanto las cejas en señal de interrogación.
—No dejaré que ella ocupe tu lugar, eres la Luna de esta manada. —Exhala como si eso me hiciera perdonarlo.
Empujo su cabeza hacia abajo, alejándome de ella.
—Metete tus mentiras por el culo, Nick. —Me burlo y ella se arrastra rápidamente hacia él y él la abraza antes de ayudarla a levantarse.
Les doy la espalda y cuando escucho que la puerta se cierra de golpe, me giro y ambos han desaparecido...
Todo lo que hace es mentir estos días... dijo que ella no tomaría mi lugar, pero ahora ella tiene su marca, él la aceptó cuando prometió rechazarla... primero dijo que la rechazaría de inmediato y luego dijo que lo haría cuando reuniera la fuerza suficiente. Ahora ella vive en nuestra manada, ahora tiene su marca y él nunca la rechazará... Él me promete mi lugar... pero no puede cumplir con una de sus promesas que concierne a ella.
Pronto ella lo absorberá por completo y tomará el control de mi manada, la manada que ayudé a construir con las personas que amo y aprecio.
A ella le importa una mierda todo menos ella misma.
Puedo sentir a mi lobo desvaneciéndose, como si se estuviera escondiendo y, para ser honesta... si pudiera hacer lo mismo, lo haría porque estoy cansada de este sentimiento terrible.
No sé por qué la Diosa Luna sería tan cruel como para destinarme a esto... nunca hice nada malo, a menos que ella también piense como el resto de los lobos de alto rango y me considere inadecuada para el puesto de Luna... pero siempre hice todo bien, o al menos lo intenté.
Salté la cena y me encerré en mi habitación, esperando a que Nick regresara... a que me suplicara perdón, aunque no se lo iba a dar, quiero que lo intente... quiero que luche por mí, pero me siento allí durante horas hasta altas horas de la mañana y cuando el reloj marca las tres de la madrugada, me doy cuenta de que no vendrá y es todo por culpa de ella...
Perdí a mi compañero, a mi mejor amigo y al amor de mi vida... todo por una mocosa mimada y egocéntrica que conseguía todo con solo pucheros.