Bien, antes de Salvatore, no solía dormir mucho con los hombres, de hecho en cuanto se dormían salía de la habitación. Incluso solo dormí un par de veces con Massimo, y siendo francos, todas fueron porque estábamos ahogados en drogas o alcohol. Pero ahora amanezco en sus brazos muy seguido, y aunque al principio era una sensación extraña, ahora me parece muy agradable. —Puedo escuchar a tu cerebro trabajando princesa—Me dice con los ojos cerrados, y acercándose aun mas a mi —¿Cómo lo sabes? —Le digo girándome para quedar frente a él —Porque tu cuerpo se tensa cuando sobre piensas—dice con voz ronca, mira su reloj—Debemos levantarnos, tus hermanos, seguro vendrán —Pero ya lo saben…—Le digo besando su barbilla, y el gruñe —Si pero no quiero que nos interrumpan a la mitad—Dice y gruño d

