Punto de vista de Demian.
Tenía razón en cada palabra que Azucena dijo, fue muy certera, directa e imposible de esquivar.
No intentó herirme, y aun así lo hizo, su tono no tenía rencor, solo una resignación que me resultó infinitamente más dolorosa que cualquier grito, y para mí mismo, no contaba con eso.
—Tienes razón —dije finalmente, sin rodeos, sin adornos. —Después de que este año termine, ya no seremos nada.
Su rostro permaneció inmóvil, sin sorpresa, ya era algo que ella sabía, su mirada mostraba como si ya lo hubiese asumido desde el día en que aceptó casarse conmigo.
—Lo sé —respondió ella, mirándome con calma. —Es mejor que empiece a acostumbrarme a verlos juntos, así, cuando me vaya, ya no me dolerá tanto saber que en estos cinco años nunca me amaste.
Tragué saliva y se
