Capitulo 4

1785 Words
Cerré mis ojos. Estaba demasiado cansada, me había pasado demasiado con las copas anoche y me había quedado demasiado tiempo hablando con Thiago, no era una conversación desagradable, era divertido y me gustaba hablar con él, amaba patinar pero tener los entrenamientos a las cinco de la mañana era lo peor del mundo, no llegué a dormir casi nada, quizás llegué a dormir una hora o menos, no podía faltaran a un solo entrenamiento sino quería perder todas las oportunidades que había ganado, quería ir al equipo olímpico, no me importaba que me quedara sin algo, sin tiempo o amigos quería con todas mis fuerzas ser olímpica, ir a los juegos olímpicos, no iban a ser los de este año pero los de 2024 en Paris iban a ser míos, yo iba a conquistar ese lugar, sea como se. A las cinco menos cinco ya estábamos todas en la pista esperando a la entrenadora. —Creo que me voy a morir de cansancio—se quejo Leah. Mire mis patines mientras intentaba mantenerme despierta. —No volvemos salir cuando tenemos al día siguiente entrenamiento—les avise seria. Las dos me miraron sorprendidas, necesitaba dormir mis ocho horas de sueño para sentirme que podía hacer algo, sentir que tenía las fuerzas hasta de pensar porque si no dormía solo me sentía con fuerzas como para tirarme al suelo y llorar como si fuera una croqueta. Creo que lo mejor ser comenzar explicar las cosas para que no haya confusiones, el equipo en el que estaba no era el equipo y escolar, usaba la pista del colegió, pero solo era porque era la única gran pista de la ciudad por lo que se volvió el centro de los deportes sobre hielo de la ciudad. Era el equipo estatal, uno que exigió demasiado, pero menos que el nacional al que yo quería llegar. Antes de entrar a este equipo, patinaje para la escuela, para la escuela Slain, una escuela demasiado complicada para acceder, tuve que hacer tres pruebas para poder acceder, para que después con solo verme, me metieron en el equipo, obviamente me vieron haciendo un numero, una actuación, pero eso o es la cosa, que estaba en ese equipo. —Creo que voy a vomitar—se quejo Susana. —No lo hagas por favor—suplico Leah. La mire sorprendida, no era algo que pudiera controlar, no me fastidiéis, lo mejor para mi sería que no vomitara, eso era asqueroso, sacar liquido amarillo por la boca no era divertido, encima si estuviera mala no me dejarían entrenar, si no entreno, no compito, y así se me fastidiaría la oportunidad de ir a las olimpiadas. —Buenos días niñas—nos saludo la entrenadora entrenando en la pista. Nos miro. —¿Quién ha salido ayer de fiesta?—nos pregunto sin darle mucha importancia al asunto, quizás ella no le daba importancia, no la que yo le daba, al final y al cabo, éramos jóvenes que necesitábamos disfrutar, de la vida, pero las cosas no eran tan sencillas, así que vamos a prepararnos-  Con confianza todas levantaron la mano, yo no lo sabía porque sabía lo que se venía. —¿Os creéis que esto es un maldito juego?—grito la entrenadora, ella cogió un bol de pelotas de tenis para lanzárnoslas, nuestro trabajo ahora era esquivar las pelotas o aceptar los golpes sin caernos, claramente era mejor la primera opción—Soy patinadoras, sois las mejores del país, por micho que aún no estéis en el equipo nacional aspiráis a él, y eso exige cosas—nos grito. Me quede quieta, hasta ahora estaba evitando las pelotas pero me decidí quedar quieta, y la entrenadora me golpeo con una de las pelotas en la cabeza. —Pare—le grite. Todos me miraron sorprendidos porque le gritara, porque le respondiera pero estaba realmente cansada de tener que correr y hacer lo que la profesora nos dijera. —No nos pegues, hablemos—le dije, todas me miraron, la entrenadora bastante seria y las demás con cara de susto. Os voy a dar un pequeño consejo, así de gratis, jamás respondías a quien se cree que os dominaba, no debíais hacerle sentir que no tenía ese poder, ella se sentiría mal y atacaría con rabia y no con inteligencia, la entrenadora, solo era una entrenadora ella solo nos enseñaba a hacer las cosas que debía enseñarnos como mejorar, de ellos no dependía nada, es más por las normas de las competiciones no podía excluir a nadie de las competiciones, solo podías prohibir participar a alguien que estuviera muy enfermo o lesionado, cosa que no solía pasar muchas veces y eran los altos cargos de los equipos quien importaba aunque no voy a negar que tener el favor de la entrenadora era algo recomendable. La entrenadora agarro  su supuesto estatus de fuerza y el lugar de mejorar nuestros saltos o giros nos tuvo las horas de entrenamiento haciendo resistencia, sin parar ni descansar, y quien se cayera tenía un castigo, demasiado dura. Al terminar las dos horas la entrenadora se fue sin decir nada. —Quiero matarla—comento Susana. Me senté en los bancos fuera de la pista y cerré mis ojos. —No me des ideas—susurré. La entrenadora Gala, Elein Gala era mujer más insoportable del mundo, si por mi fuera, la hubiese matado hace tiempo que mi madre me dice que por mucho que tenga esa posibilidad no puedo usar mis armas de formas crueles, me lo decía una mujer que sabía bien que su marido e hijo usaban todas sus fuerzas para acabar con quien les llevara la contraría, mi hermano hizo que despidieran a un profesor de universidad que no le dejaba faltar cuando le era necesario por su trabajo y yo no podía quitarme a la entrenadora más pesada del mundo de encima, no era para nada justo pero era lo mejor según ellos, que yo  no usara las cosas de la empresa para que nadie me pudiera relacionar con ella. —No os sientan bien las fiestas—comento JJ divertido. Le mire sorprendido. —¿Qué haces aquí?—le pregunte sorprendida. —Tenemos entrenamientos—comento JJ. Cerré mis ojos dejando caer mi cabeza cayera hacía atrás. —¿Cansada?—me pregunto Thiago que se sentó a mi lado —Demasiado—me queje. —La entrena es una maldita psicópata—se quejo Susana. JJ se río por lo bajo y las ganas de clavarle los patines me parecía una idea cada vez más interesante. —Haber elegido otra disciplina—dijo el idiota como si nada. —En todas partes hay entrenadores duros—le dije. JJ me miro. —´Tú eres la que quiere ser olímpica no te puedes quejar—me dijo. Le mire sorprendida, ¿Me puede explicar alguien por mierdas sigo hablando con esta persona que no hace más que darme problemas? Solo me estaba dando dolores de cabeza y no me ayudaba a la hora de intentar estar en calma, cosa que necesitaba para no matar a más de uno, sobre todo a él. —¿Sigue en pie lo del sábado?—me pregunto Thiago. —¿Qué pasa el sábado?—le pregunto Leah sorprendida. —Vamos ha comer juntos y me va enseñar la ciudad—explico Thiago. ¡Oh mierda! Se me había olvidado y eso que ayer tuvimos esa conversación. —Thiago vas a tener que disculparme, mi hermano ha tenido un problema y debo ir a ayudarle—le dije. Thiago me miro preocupado, los problemas de Bran eran de vida o muerte pero en su mayoría no eran sobre su muerte cosa que de momento agradecía, pero esta mañana me envió un mensaje avisando de que había pasado algo muy grande y que me necesita ahí, pocas veces me había pedido Bran que le ayudara en algo por lo que ni loca le iba dejar solo. —¿Te vas el fin de semana a Los Ángeles?—me pregunto Leah. Asentí. —No pasa nada, la familia antes que nada—me dijo Thiago—¿Lo dejamos para la semana que viene?—me pregunto. Saqué mi móvil del patinete y se lo ofrecí. —Añade tu numero—le dije. Thiago añadió su numero que como si nada, y me devolvió el teléfono. —Te aviso cuando tenga un tiempo libre—le dije. Thiago me miro. —Estaré disponible para ti cuando lo desees—me aviso Thiago divertido. Reí. —¿Qué tal tu hermanito?—me pregunto JJ, le mire sorprendida, Bran le odiaba, la ultima vez que estuvieron juntos, Bran le golpeo por lo que fue demasiado idiota, no se llevaban bien. Reí. —¿Qué tal tu novia?—le contra pregunte JJ, salía con una animadora de la universidad de Los Ángeles, era una chica demasiado idiota, no me gustaba, era demasiado estúpida y arrogante, iba de capitana arrogante y estúpida, no me gustaba para JJ pero no era una cosa en la que me fuera a meter, él sabía perfectamente que hacer, sabía como llevar las cosas de su vida y yo no tenía nada de que encargar, ni en nada en lo que meterme. —Que graciosa—bromeo JJ. Le mire divertida. —Os quiero mucho pero me tengo que ir a mi maravilloso coche para irme donde mi hermano—les dije. Susana, me abrazo con fuerza. —Mucha suerte—me dijo. Creo que ellos pensaban que la cosa que me llevaba a casa de mi hermano era algo de salud, pero creo que todo era demasiado diferente, las cosas eran mucho más complicadas, y nada me iba pasar, ni seguramente mi hermano le estaba pasando nada sino que había un conflicto complicado que necesitaba mi intelecto. —Gracias—les dije. Thiago me agarro de la mano antes de que me fuera y le mire. —Si necesitas algo, me avises—me aviso. Le mire. —Lo haré—le dije. No le iba a llamar pero si el estaba más tranquilo de esta forma pies dejémosle tranquilo. Nadie que no fuera de la mafia podía enterarse o entrar, en los negocios de mi familia, era demasiado complicado y demasiado peligroso, por lo que nadie debería entrar en esos negocios a menos de que estuvieran seguro de querer pasar toda la vida con esa persona sin miedo a nada, cosa que casi nunca pasaba, en su mayoría nadie externo al mundo criminal se unía a la familia pero eso no impedía que nos pudiéramos divertir de todas las formas que quisiéramos.
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