Capitulo 7:

1452 Words
De alguna forma, el ambiente de la sala había cambiado por completo, volviéndose más tenso que instantes atrás. Incluso a su lado, el propio Eros parecía haber cambiado su postura y respiración, como si ahora dejara de ser algo natural para pasar a ser algo premeditado. En ese instante, la propia Danika notó que su respiración había sido modificada, siendo similar a la de su acompañante. —Siéntense—ordenó con rotundo resonar, similar al de un trueno, aquel hombre en la cabecera de la mesa. Sin decir la más mínima de las palabras, todos se aproximaron a esta, tomando asiento en lugares preseleccionados. A la derecha de aquel cruel hombre estaba Isabela, luego Alexander y a su lado Sabrina. En el otro extremo de la mesa, sobre el lado izquierdo, estaba Mathew, luego Eros y finalmente ella. Danika no pudo evitar sentir que aquella situación era similar a un enfrentamiento de dos bandos diferentes, buscando todos avanzar para lograr llegar al premio mayor, el que estaba más alejado de ella. —Veo que hay una cara nueva—dijo aquel cruel hombre con tono rotundo. La hermosa agente, cuyo entrenamiento la había preparado para cosas aún peores que un almuerzo familiar, no pudo evitar sentir como sus pulsaciones se aceleraban, en el preciso instante que la verdosa mirada de aquel cruel monstruo se centraba en ella. Una corriente electrizantes se anudó en el estómago de Danika. Por primera vez en mucho tiempo, ella estaba nerviosa. Viéndose como el foco de atención, la hermosa chica de mirada color hielo se dispuso a hablar. Pero alguien se adelantó a ella. —Viene conmigo—respondió Eros con el temple frío y sereno, muy diferente al que Danika le había conocido. Estanislao D'Angelo centró su mirada verde esmeralda en la de su hijo, para su vanagloria, este no se inmutó o apartó su vista, por el contrario, la sostuvo hasta que las palabras del hombre volvieron a imponerse. —Eso es evidente, tus amigas siempre suelen traer poca ropa—siseo el rey del submundo. El bajo murmullo de una risa salió de los labios de uno de los presentes, del propio Alexander, quien parecía disfrutar especialmente aquella ocasión de humillación pública. —No estaba preparada para la ocasión y para ser justos, no me pareció correcto pedirme que se marche por no aparentar ser una mojigata—siseó Eros con descarada arrogancia, era evidente que estaba hablando de la acompañante de Alexander—No te preocupes, padre, la próxima vendrá vestida para la ocasión. Cuando finalmente estás últimas palabras lograron atravesar el aire y llegar a los oídos de todos los presentes, un ambiente más tenso cayó entre ellos. Incluso la propia Danika no lograba aceptar lo que sus oídos acababan de escuchar. Lo había logrado, su plan había dado resultados, sus palabras afectaron a Eros de tal forma que la estaba utilizando como una carta, no solo para hacerle frente a su familia, también para hacerse presente y escuchado. Por primera vez, Eros D'Angelo era visto por su padre como un hombre. Sin embargo, la hermosa agente no había planeado que aquel suceso ocurriera de forma tan rápida, en un principio había estimado que demoraría como mínimo un mes en lograr ganarse la confianza del Dios mortal para que aquello ocurriese. Pero era evidente que él estaba más roto, vacío y desesperado de lo que había creído; tanto así, que aceptó sin miramientos el primer vestigio de amor y respeto que le ofrecieron. —Con que tu amiga no pasee desnuda por la casa me es suficiente—concluyó su padre apartando la mirada de su hijo, dando como finalizada aquella conversación. —Se llama Danika Sky—volvió a hablar Eros, con el mismo tono firme que antes. El rey del submundo le dedicó una mirada lasciva a su hijo, una que acompañó con una media sonrisa de satisfacción. Fue entonces que ella lo comprendió. Aquel cruel y vil hombre había estado probando y provocando a su hijo desde la primera palabra, buscando obtener de él una reacción. Danika se preguntó si acaso en algún momento él también la probaría. Y si acaso ella lograría superar la prueba, sea cual fuera. —Bueno—comenzó a decir Mathew arrastrando las palabras—¿Podemos comenzar a comer? Estoy famélico. Aquellas palabras, tan sueltas y ligeras, desconcertaron por completo a Danika. Pero lo que más la dejó en shock fue lo siguiente. Al instante, el ambiente tensó y hostil que se había implantado en el lugar como un vuelo recubriendo todo y a todos, desapareció, siendo reemplazado por el humor y la camaradería, algo propio de una familia.  Pero no de una de monstruos, tal como la que estaba compartiendo aquel almuerzo. —¿Alguien tuvo una noche larga?—comenzó a ronronear Alexander, sin mirar hacia Danika—¿Acaso estás fuera de forma?. Mathew bufó una risa, mientras observaba a un grupo de personas vestidas de blanco entrar al lugar con charolas plateadas cerradas, estás fueron dejadas frente a cada uno de los integrantes de la mesa con sumo cuidado, y en menos de unos segundos fueron descubiertas de manera sincronizada, para revelar así el almuerzo. Pequeñas aves perfectamente rostizadas, rodeadas por lo que Danika podría definir como una extraña ensalada de diferentes hojas verdes que solo podía diferenciar por la variada gama de colores. —¿Fuera de forma? Creo que la envidia habla por ti hermano—ronroneó Mathew con sobrada arrogancia. —Alex no está para nada fuera de forma, lo digo de buena fe, mis ojos son testigos de ello—atacó Sabrina con un siseo casi mortal. Las últimas palabras que dijo aquella hermosa mujer se clavaron en la mente de Danika, sin encontrarle sentido alguno. El hermano de ojos bicolor esbozó una sonrisa lupina, casi depredadora hacia su cuñada, antes de prepararse para contraatacar. Pero fue la resonante e imponente voz del rey, similar a la de un trueno, la que cortó cualquier parloteo. —Basta de trabajo. No es apropiado en esta situación—gruñó Estanislao, en tono de reprimenda. Fue entonces que la atractiva agente de mirada color hielo lo comprendió. Ellos no hablaban de sexo y aquello no era un ambiente de camaderia. Estaban compitiendo, de forma agresivo pasiva por ver quién era el mejor haciendo… Lo que fuera que su padre les pidiera. Danika trago duro, mientras centraba su atención en el plato frente a ella y los presentes comenzaban a hablar entre ellos, pronto el murmullo ahogó el sonido de los utensilios siendo usados. Ella se dispuso a pinchar la primera ración, pero Eros, quien la había estado observando con suma atención sin que ella lo notara, se inclinó hacia su lado, colocando sus labios a escasos centímetros de su oreja. —No comas las hojas verdes, son asquerosamente amargas—aconsejo el antes de volver a adoptar su posición. En los labios de la agente emergió una sonrisa, la cual le obsequió a él Dios mortal. Este le devolvió el gesto con una sonrisa, acompañado de un guiño de ojos, antes de llevarse un trozo de carne a la boca. Durante unos largos segundos Danika se sintió extraña, de alguna forma notó como aquel atractivo chico de cabello castaño dorado y mirada esmeralda, podría ser el más peligroso de todos los presentes. Los demás, gracias a sus personalidades de mierda, lograban mantener alejados a todos. Sin embargo Eros era diferente, resultaba muy difícil no sentir empatía por aquel carismático, atractivo y protector chico.  Por eso él era el más peligroso de todos los D'Angelo, fácilmente se podría olvidar el peligroso monstruo que vive dentro de él. Con aquel nuevo pensamiento nublando su mente, ella hizo su mejor esfuerzo para mantener aquella máscara de mentiras romantizadas encubriendo sus emociones, mientras se llevaba un trozo de carne a la boca. Estaba tan concentrada en fingir ser una tonta chica ajena a todo, que no notó llegar al hombre que se próximo al rey del submundo para susurrarle algo a su oído. —Paren—gruñó el rey, atrayendo la atención de todos—Me acaban de informar que hay un topo entre nosotros. El corazón de Danika se aceleró mientras que su garganta se secaba, sin embargo hizo su mayor esfuerzo por tragar el trozo de carne que aún masticaba. De alguna forma, sintió como ella volvía a ser el centro de atención de todos los presentes, sin que estos siquiera la observaran. «Mierda» pensó ella con un creciente pánico, mientras buscaba el hecho que la había delatado como topo, mandando toda la misión al tacho. Estaba acabada, la habían descubierto. Sin lugar a dudas, pronto se reuniría con Gleen.
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