Algo No Cuadra
El rostro del hombre pintado surgió bajo la luz de la tarde: su mirada intensa y solemne, sus rasgos marcados y aristocráticos y un aire de melancolía que parecía trascender la pintura misma.
Nicholas se quedó inmóvil, el color abandonando nuevamente su rostro. Era como si alguien le hubiera arrebatado el aire de los pulmones.
- ¿Él…? - comenzó a decir, pero su voz se apagó.
Laura lo observó con el ceño fruncido, confusa ante su reacción.
- ¿Le sucede algo?
Nicholas retrocedió un paso, incapaz de apartar los ojos del retrato. Su mandíbula se tensó y su respiración se volvió superficial.
- Es solo un cuadro.
Las palabras salieron abruptamente, como si intentara convencerse de algo.
Laura cruzó los brazos y lo miró con un destello de incredulidad.
- ¿Seguro? Parecería que lo conoce. - Su tono era curioso, pero no acusador.
Nicholas negó con la cabeza, aunque sus ojos seguían fijos en el retrato. La imagen de Cedric Kingsley, tan similar a lo que había visto en sus sueños, lo golpeó como una ola. El mismo rostro que había aparecido en sus visiones, en espejos y reflejos, pero con una vitalidad que parecía burlarse de su memoria.
- No. Es… - Vaciló, pasando una mano por su cabello mientras intentaba recomponerse - Es simplemente… más imponente de lo que esperaba.
Laura arqueó una ceja, claramente no convencida, pero decidió no presionarlo.
- Lo es, ¿verdad? - dijo finalmente, volviendo su atención al retrato - Por eso necesito la información histórica. Si quiero restaurar esta obra correctamente, debo entender quién era este hombre y qué lo hacía tan especial. Es como si su historia estuviera entretejida en cada pincelada.
Nicholas tragó saliva y desvió la mirada del cuadro hacia ella.
- ¿Y qué espera encontrar?
Laura se encogió de hombros, sus ojos claros llenos de un entusiasmo que contrastaba con la inquietud de Nicholas.
- No lo sé con certeza, pero hay algo aquí, lo siento. Este cuadro tiene una presencia… - Se detuvo, buscando las palabras adecuadas - Y necesito saber por qué.
Nicholas no respondió de inmediato. Miró de nuevo al retrato, y esta vez sintió un eco lejano, como si una parte olvidada de sí mismo intentara salir a la superficie.
- ¿Qué sabe hasta ahora? - preguntó en voz baja, su tono mucho más contenido.
Laura giró hacia él con una sonrisa tenue, como si agradeciera su disposición a participar.
- No demasiado, pero tal vez trabajando juntos podamos desentrañar el misterio. - Señaló un pequeño escritorio lleno de notas y documentos - Es un buen punto de partida.
Nicholas asintió lentamente, aunque el peso en su pecho no disminuyó. Había algo en ese retrato, algo en Laura misma, que lo hacía sentir como si estuviera atrapado en una red de la que no podía escapar.
Laura tomó un pequeño manojo de documentos de su escritorio y los extendió frente a Nicholas. Su entusiasmo parecía contrastar con la tensión en el ambiente, pero ella no se detuvo, absorta en su tarea.
- Esto es lo que he encontrado hasta ahora - Sus dedos se deslizaron sobre las hojas amarillentas y los grabados en tinta negra - Cedric Kingsley, el último marqués, tenía apenas 24 años cuando fue visto por última vez.
Nicholas, de pie junto a la mesa, tensó los hombros al escuchar esas palabras. Intentó concentrarse en las notas, pero su atención se desvió hacia el tono suave y medido de la voz de Laura. Era como si cada palabra golpeara un eco dentro de él, despertando memorias que no eran suyas.
- Tenía una hermana menor, Catherine, que quedó a cargo de la propiedad después de su desaparición - Laura señaló un retrato en miniatura entre los documentos, una mujer joven con cabello oscuro y una expresión grave - Pero parece que no logró mantener la fortuna de la familia. Hay rumores de que la presión por las deudas fue demasiado…
- Viviane. Su hermana se llamaba Viviane.
Laura detuvo su explicación al escuchar la interrupción de Nicholas. Sus palabras fueron rápidas y precisas, como si salieran de un lugar más profundo que el simple conocimiento académico.
Nicholas tomó una de las hojas, sus dedos firmes, pero ligeramente temblorosos mientras la leía - No se hizo cargo de la propiedad porque, al ser mujer, no podía. El hermano de la madre de Cedric, Victor Langley, asumió la administración. Pero en realidad, no había mucho que manejar.
Laura parpadeó, sorprendida por la seguridad con la que hablaba. Se cruzó de brazos, un gesto defensivo que no podía controlar.
- ¿Cómo sabe eso? - preguntó con un leve tono de incredulidad.
Nicholas no levantó la vista del documento, como si estuviera viendo más allá de las palabras escritas.
- Porque Cedric vendió todas las propiedades y terrenos. Lo hizo en secreto, con transacciones que no salieron a la luz hasta mucho después de su desaparición. Para entonces, la familia ya estaba prácticamente arruinada.
Laura dio un paso hacia él, su confusión transformándose en una mezcla de irritación y escepticismo.
- Eso no tiene sentido. - Su voz subió un tono, aunque aún era controlada - El hombre del cuadro no es alguien que se habría rendido de esa manera. Su porte, su mirada... reflejan fuerza, no desesperación. Menos dejar a su familia a la deriva…
Nicholas levantó la vista lentamente, encontrándose con los ojos de Laura. Había algo en su mirada, un fuego que parecía desafiarlo, pero él no retrocedió.
- La historia no siempre coincide con lo que esperamos, señorita Blackwood. - Su voz era baja, casi sombría, pero no carente de intensidad - Cedric no era perfecto. Nadie lo es.
Laura apretó los labios, claramente molesta. Se inclinó hacia él, señalando el retrato en la mesa.
- ¿Y cómo puede saber todo eso con tanta certeza? - Lo miró directamente, buscando algún indicio de una respuesta lógica - Es información que no aparece en los archivos que he revisado. Ni siquiera en los documentos que la fundación compartió conmigo.
Nicholas se tensó, sintiendo el peso de su escrutinio. No podía explicarlo, no sin sonar como un loco. Las imágenes, los sueños, los recuerdos que no le pertenecían, todo se arremolinaba en su mente como una tormenta incontrolable.
- Digamos que tengo una afinidad especial con esta historia. - El tono de su voz era casi desafiante, como si quisiera evitar más preguntas.
Laura lo miró fijamente, cada vez más irritada. Dio un paso atrás y se giró hacia el retrato, buscando en los ojos pintados de Cedric alguna respuesta que pudiera contradecir lo que Nicholas decía.
- Esto no cuadra. - Su voz era un susurro, pero lleno de convicción - Un hombre como él no habría permitido que todo se desmoronara.
Nicholas sintió una punzada de culpa, como si sus palabras hubieran traicionado una verdad que no debía ser revelada. Desvió la mirada hacia la ventana, intentando controlar el torbellino en su interior.
- Tal vez no fue cuestión de permitirlo. - Su voz era baja, casi para sí mismo - Tal vez no tuvo elección.