Tienen Que Trabajar Juntos
La habitación quedó en silencio tras esa confesión. Nicholas cerró los ojos, abrumado por la intensidad de la conexión que no lograba explicar.
- Esto no tiene sentido. - murmuró, apretando los puños - Pero lo siento también. Y eso me está volviendo loco.
Banks dejó escapar un suspiro.
- Entonces quizás deberíamos empezar por algo más concreto. - Miró a Laura, que seguía con los brazos cruzados, pero ahora parecía más abierta a escuchar - ¿Qué tal si analizamos el cuadro juntos? Puede ser una manera de encontrar respuestas, tanto para ustedes como para este misterio.
Ambos asintieron, aunque con evidente reticencia.
- Muy bien. - dijo Banks, aliviado de haber calmado la tensión momentáneamente - Entonces, hagamos esto paso a paso.
Nicholas se detuvo en seco al escuchar las palabras de Banks.
- ¿Por qué querrías analizar el cuadro? - preguntó, girándose hacia él con el ceño fruncido.
Banks se ajustó las gafas con paciencia.
- No me refería a analizar el cuadro literalmente, Nicholas. Mi punto es que si el cuadro tiene alguna conexión emocional contigo - o incluso con Laura, en este caso, puede ser una herramienta para encontrar pistas sobre lo que los está afectando.
Laura, que iba unos pasos adelante, se giró con una expresión incrédula.
- ¿Está diciendo que este cuadro tiene algo que ver con nuestras... - vaciló, buscando las palabras adecuadas - nuestras emociones?
Banks asintió con calma.
- Los objetos pueden tener un impacto emocional profundo en las personas, especialmente si están vinculados a historias o recuerdos traumáticos. Lo que sugiero es simple: tal vez trabajar juntos, combinar tus conocimientos históricos, Nicholas y, con tu restauración, Laura, podría ayudarlos a entender no solo el cuadro, sino lo que ustedes sienten al respecto.
Nicholas resopló, claramente escéptico, pero Laura entrecerró los ojos, considerando la idea.
- ¿Está diciendo que el cuadro es una especie de detonante? - preguntó ella, su voz más baja, casi un murmullo.
Banks se inclinó ligeramente hacia ella, como para subrayar la importancia de su respuesta.
- Estoy diciendo que podría ser una puerta. Una puerta hacia respuestas que ambos están buscando, aunque no lo sepan aún.
Nicholas miró hacia la puerta principal, claramente queriendo escapar de esa conversación. El aire en el consultorio se había sentido sofocante; allá afuera, el frío de la mañana le daría al menos un respiro. Pero no podía ignorar que las palabras de Banks habían tocado una fibra que no quería admitir.
- Esto es ridículo. - murmuró, pero no con la suficiente fuerza como para ser convincente.
Laura lo observó, estudiando cada una de sus reacciones. Era evidente que algo lo estaba atormentando, algo que ella misma empezaba a sentir como un eco de sus propias emociones.
- Quizá no sea tan ridículo. - dijo finalmente, con un tono más suave - Hay algo en ese cuadro, Nicholas. Algo que... no sé explicar, pero siento que debo averiguarlo.
Él levantó la mirada hacia ella y por un momento, sus ojos se encontraron. Laura sintió un extraño tirón en su pecho, como si algo en su interior la empujara hacia él, hacia el hombre frente a ella que parecía tan perdido como lo estaba ella.
- ¿Y qué sugieres, entonces? - preguntó Nicholas, su voz cargada de frustración y cansancio - ¿Que nos sentemos frente al cuadro y esperemos que nos dé las respuestas mágicas?
Laura no pudo evitar una ligera sonrisa ante su sarcasmo.
- No sería un mal comienzo. - replicó con un tono desafiante - Pero creo que hay más que podemos hacer. Si tú realmente eres un historiador, entonces ayúdame a entender a Cedric Kingsley. Averigüemos por qué su vida terminó como lo hizo.
Nicholas soltó un largo suspiro, cerrando los ojos un momento. La idea de enfrentar ese retrato nuevamente le daba escalofríos, pero sabía que no podía evitarlo para siempre.
- Está bien. - Asintió lentamente - Pero con una condición.
- ¿Cuál? - preguntó Laura, arqueando una ceja.
- Que no vuelvas a aparecer en el consultorio diciendo que eres mi esposa. - respondió él con un tono seco, pero con un atisbo de humor que sorprendió incluso a Banks.
Laura se sonrojó ligeramente, pero no perdió la compostura.
- Prometido. Pero no me culpes por ser creativa.
Nicholas dejó escapar una risa breve y sin alegría antes de volver a mirar a Banks.
- ¿Satisfecho?
Banks sonrió, claramente satisfecho con el progreso.
- Mucho. Pero Nicholas, ten cuidado. Esto que sientes... lo que ambos sienten, podría ser más profundo de lo que imaginan. No ignoren lo que descubran, incluso si parece imposible de explicar.
Cuando Laura y Nicholas salieron del consultorio, la sensación de incertidumbre seguía colgando en el aire. Pero ahora, al menos, compartían un propósito común, aunque ninguno de los dos estuviera dispuesto a admitir cuánto los unía ya.
Banks observó cómo Laura y Nicholas se alejaban hacia la salida del edificio. Su andar era tenso, cada uno envuelto en pensamientos propios, pero a los ojos entrenados de Banks, había algo inconfundible en su interacción: una conexión que iba más allá de lo que ellos mismos podían comprender.
Afuera, el viento frío de Londres parecía despejar sus mentes momentáneamente, pero ninguno de los dos podía ignorar el peso de lo que acababa de pasar. Era solo el comienzo de un camino que los llevaría más lejos de lo que jamás imaginaron.
Ecos Que Regresan
En el consultorio el médico carraspeó y giró hacia Lisa, su eficiente asistente, que permanecía de pie junto a su escritorio. La joven había estado observando a la pareja con una curiosidad apenas disimulada, inclinando ligeramente la cabeza como si intentara descifrar lo que acababa de ocurrir.
- Lisa - dijo Banks, con su tono tranquilo, pero autoritario - comunícame con Patrick en Kingsley Hall.
Lisa parpadeó, sobresaltada, pero asintió rápidamente.
- ¿De inmediato? - preguntó, ya abriendo la libreta donde tenía anotados los contactos más importantes.
- Sí. Esto no puede esperar. - respondió Banks mientras se quitaba las gafas y las limpiaba con un pañuelo. Sus ojos, normalmente calmados, tenían ahora un destello de preocupación y urgencia.
Mientras Lisa marcaba, Banks cruzó los brazos y se apoyó ligeramente en el borde de su escritorio, mirando por la ventana. Kingsley Hall. Ese lugar albergaba más secretos de los que cualquier registro histórico podría revelar. Había tratado de mantener a Nicholas lejos de todo aquello durante años, pero parecía que el destino, o algo aún más insidioso, tenía otros planes.
- Ya está en la línea, doctor. - anunció Lisa, tendiéndole el auricular con una expresión que combinaba eficiencia con intriga.
Banks tomó el teléfono y esperó a escuchar la voz familiar del otro lado.
- Patrick, soy Henry Banks.
- Doctor. - respondió una voz grave y medida - Es raro que me llame. ¿Ocurre algo con el joven Kingsley?
Banks lanzó una mirada fugaz hacia Lisa, quien fingía estar ocupada con otra tarea, pero claramente seguía interesada en la conversación. Caminó hacia la esquina de la oficina para hablar con más privacidad.
- Es complicado, Patrick. - respondió con un suspiro - Pero creo que los “ecos” de Kingsley Hall están comenzando a manifestarse de nuevo. Necesito que estés preparado. Hay alguien más involucrado ahora. Una restauradora. Laura Blackwood.
Un silencio cargado se extendió en la línea antes de que Patrick hablara de nuevo.
- ¿Y qué tan involucrada está esta restauradora?
Banks apretó los labios, recordando la intensidad con la que Laura había mirado a Nicholas momentos antes.
- Demasiado, diría yo. Ambos están siguiendo un camino que no comprenden del todo y si esto sigue así, podría ser peligroso.
Patrick soltó un sonido bajo, como un gruñido de asentimiento.
- Entendido. Me aseguraré de que todo esté listo aquí, pero doctor... usted sabe tan bien como yo que algunos secretos no pueden permanecer enterrados para siempre.
- Lo sé. - admitió Banks, su tono más sombrío - Pero no es el momento de revelar todo aún. Solo vigila la situación y mantenme informado.
- Como desee, doctor.
Banks colgó y dejó el auricular en su lugar antes de volver hacia Lisa, quien levantó la vista con una expresión inquisitiva.
- ¿Algo más, doctor?
Él negó con la cabeza, pero antes de que pudiera despedirla, añadió con un leve tono de advertencia:
- Lisa, lo que has escuchado hoy queda estrictamente entre nosotros. ¿Entendido?
La joven asintió rápidamente, aunque no pudo evitar la chispa de curiosidad que iluminó sus ojos.
Banks volvió a mirar por la ventana, su mente trabajando a toda velocidad. Sabía que lo que estaba ocurriendo con Nicholas y Laura era solo el principio y que Kingsley Hall iba a ser el escenario de algo que podría cambiarlo todo.