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1571 Words
No Debería Estar Aquí Laura caminó lentamente por el pasillo, sus pies descalzos apenas hacían ruido sobre la madera desgastada. La tenue luz de las lámparas de pared proyectaba sombras alargadas que parecían moverse con cada paso. Había algo inquietante en el silencio, interrumpido únicamente por el crujido ocasional de la estructura y, a lo lejos, voces apagadas. Se detuvo, tensando los hombros. Las voces provenían del extremo del pasillo, donde una puerta entreabierta dejaba escapar una cálida luz amarillenta. Laura reconoció las voces al instante: eran Patrick y Sonia. Aunque sabía que no debía espiar, algo en el tono de su conversación la detuvo. Era urgente, más grave que la actitud tranquila que habían mostrado antes. Dio un paso más, apoyándose contra la pared junto a la puerta. - ...No debería estar aquí. - dijo Patrick en un tono bajo, pero cargado de preocupación. - Es su casa. - replicó Sonia con firmeza - No puedes cambiar lo que es, Patrick. El señor Nicholas es un Kingsley, lo lleva en su sangre. Laura frunció el ceño ¿Por qué hablaban de Nicholas de esa manera? - Pero el peligro... - Patrick dejó escapar un suspiro - El legado de esta casa no es un simple título. Ya lo sabes, Sonia. Si el señor Nicholas acepta su lugar aquí, todo podría reanudarse. ¿Y si...? - ¿Y si qué? - Sonia lo interrumpió, su voz suave, pero con un filo de determinación - ¿Y si finalmente se rompe la maldición? ¿Eso no sería lo mejor para todos? Laura contuvo el aliento. Una maldición. La palabra resonó en su mente como un eco imposible de ignorar. Su corazón comenzó a latir más rápido, y se acercó un poco más, inclinándose apenas para tratar de escuchar mejor. - No es tan simple. - respondió Patrick tras una pausa - Ella está aquí. La reconociste, ¿Verdad? Igual que yo. El estómago de Laura se contrajo. ¿Ella? ¿Reconocida? ¿De qué estaban hablando? - Lo vi en sus ojos, Patrick. - continuó Sonia, su voz más baja ahora, casi un susurro - Es ella. No importa cuánto tiempo haya pasado, no importa cuánto se niegue a recordar. Todo esto... todo está empezando de nuevo. Ella ha regresado... Lo ayudará. Laura dio un paso atrás instintivamente y el crujido del suelo bajo sus pies la hizo sobresaltarse. Las voces se detuvieron de golpe. Su corazón latía con fuerza mientras permanecía inmóvil, temiendo que la hubieran descubierto. - ¿Quién anda ahí? - preguntó Patrick, su tono ya no amable, sino tenso. Laura no supo qué hacer. Por un momento, pensó en quedarse quieta, pero sabía que no era una opción. Respiró hondo y empujó suavemente la puerta para abrirla un poco más, dejando que la luz del interior bañara su rostro. - Soy yo. - dijo con voz temblorosa, tratando de sonar más segura de lo que se sentía - Lo siento, no quería interrumpir, pero... escuché voces y pensé... Sonia fue la primera en reaccionar, esbozando una sonrisa cálida que no alcanzó del todo sus ojos. - No te preocupes, querida. - dijo, con una naturalidad que parecía ensayada - Solo estábamos repasando algunas cosas sobre la casa. Es un lugar lleno de historia, ya sabes. Patrick, sin embargo, permaneció rígido, su mirada fija en Laura como si intentara leer cada uno de sus pensamientos. - ¿Pasa algo? - preguntó Laura, tratando de ignorar la incomodidad que sentía bajo su escrutinio. - Nada que deba preocuparle. - respondió Patrick finalmente, suavizando su expresión - Kingsley Hall tiene muchas historias, eso es todo. Laura asintió lentamente, aunque no creía del todo sus palabras. Algo estaba ocurriendo, algo que no entendía, pero que parecía tenerla a ella y a Nicholas en el centro de todo. - Bueno, volveré a mi habitación entonces. - dijo finalmente, girándose para regresar por el pasillo. Cuando estaba a punto de desaparecer en la penumbra, la voz de Sonia la detuvo. - Señorita Laura... - la llamó suavemente. Laura se giró, notando la intensidad en los ojos de la mujer. - ¿Sí? - A veces, las respuestas no están en los libros, sino en lo que el corazón recuerda. - dijo Sonia, con un tono que parecía estar cargado de significado. Laura sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero asintió en silencio y regresó a su habitación, sus pensamientos un torbellino de preguntas y temores que no podía detener. Laura respiró hondo y giró sobre sus talones, regresando al umbral de la puerta donde Patrick y Sonia la observaban con rostros cautelosos. Su corazón latía rápido y las palabras de Sonia seguían repitiéndose en su mente. Lo que el corazón recuerda. ¿Qué significaba eso? Pero ahora había una preocupación más urgente. - Perdón, pero... - Su voz se quebró ligeramente, aunque la sostuvo con firmeza - Necesito saber si Nicholas corre peligro aquí. Sonia y Patrick intercambiaron una mirada significativa. Había algo implícito entre ellos que Laura no podía descifrar, pero que claramente estaba presente. - La mansión no representa peligro alguno, señorita. Ni para él ni para usted. - dijo Patrick finalmente - Sin embargo, Kingsley Hall siempre ha sido un lugar complejo para quienes llevan el apellido Kingsley. Laura frunció el ceño, su mirada alternando entre ambos. - ¿Por qué? - preguntó, su tono directo - ¿Qué tiene de particular esta casa? ¿Qué ocurrió exactamente con la familia? Sonia fue quien respondió esta vez, dando un paso hacia ella con una expresión de tristeza y comprensión. - Es una historia larga, mi querida señora. Una que no se cuenta con facilidad porque no hay certezas absolutas, solo fragmentos de verdad y muchas leyendas. Lo único que sabemos con certeza es que la última vez que el maestro de esta casa estuvo aquí fue hace más de ciento cincuenta años. Cedric Kingsley desapareció bajo circunstancias trágicas y con él, el honor y el patrimonio del marquesado. - ¿Desapareció? - repitió Laura, aferrándose a la palabra como si fuera una clave para entender. Patrick asintió con seriedad. - Cedric abandonó Kingsley Hall en medio de rumores, deudas y escándalos. Para los registros oficiales, huyó del país con su amante, dejando a su familia con nada más que la carga de su título y su desprestigio. Los bienes fueron vendidos para saldar sus deudas y aunque algunos historiadores han intentado reconstruir los eventos que llevaron a su partida, la verdad se perdió entre las cenizas. Laura sintió un nudo formándose en su garganta. - ¿Por qué las cenizas? - preguntó, recordando algo que Nicholas le había mencionado. - Hace más de un siglo, un incendio destruyó gran parte de los archivos de la fundación que administraba lo que quedaba de la fortuna Kingsley. - explicó Patrick - Esa tragedia no solo quemó documentos, sino que también selló la historia de la familia en un velo de misterio. Laura se cruzó de brazos, sintiéndose inquieta. ¿Qué tenía que ver todo esto con Nicholas? ¿Y por qué se sentía tan profundamente conectada a algo que apenas entendía? - ¿Y ahora que Nicholas ha venido aquí? - preguntó, su voz temblando ligeramente - ¿Qué significa eso para él? Patrick dudó, mirando a Sonia en busca de apoyo. Ella le devolvió una mirada que parecía darle permiso para continuar. - Es la primera vez en más de un siglo que un Kingsley pisa esta casa como su maestro legítimo. - dijo Patrick lentamente - Ningún otro descendiente lo ha hecho, probablemente por el estigma que Cedric dejó detrás. Las generaciones posteriores de la familia evitaron Kingsley Hall y la mansión quedó como un recuerdo amargo de su caída. - ¿Un Kingsley? - insistió Laura, sin poder contenerse - ¿De qué hablan? Patrick inclinó la cabeza, su expresión volviéndose más críptica. - Eso es algo que solo el señor Nicholas puede responder. Pero lo que es evidente es que la casa lo reconoció. Lo vimos todos. Él es su maestro, aunque no lo admita abiertamente. Kingsley Hall está viva en muchos sentidos y cuando un Kingsley entra por sus puertas, la casa lo sabe. Sonia dio un paso adelante, tocando suavemente el brazo de Laura. - No debes preocuparte por el peligro físico, querida señora. - dijo con una sonrisa cálida pero enigmática - Pero esta casa tiene su propia forma de revelar verdades que han estado enterradas por mucho tiempo. Y no solo a su maestro, sino a quienes le rodean. Laura tragó saliva, sus pensamientos un torbellino de preguntas sin respuesta. La palabra “maldición” rondaba en su mente, aunque ninguno de ellos la había mencionado directamente. Miró a Patrick una vez más, tratando de encontrar alguna claridad en su mirada. - ¿Qué quiere decir con que esta casa reconoce a su maestro? - preguntó finalmente, su voz un susurro. Patrick sonrió levemente, pero no dijo nada. Sonia fue quien respondió, su tono cargado de un significado que Laura no alcanzó a comprender del todo. - Solo un Kingsley puede descansar en Kingsley Hall. El silencio que siguió a esas palabras era casi palpable y Laura sintió un escalofrío recorrerle la columna. Estaba segura de algo: esta casa no era simplemente una reliquia del pasado. Había algo más aquí, algo que estaba profundamente conectado con Nicholas... y, de alguna manera, también con ella.
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