Autorización
Laura despertó desorientada, la luz filtrándose débilmente por la ventana, iluminando la habitación que, aunque cálida, le parecía distante, ajena. Se levantó lentamente, la cabeza pesada y el corazón aún agitado por las imágenes que había soñado, como ecos de algo lejano pero visceral. Sintió el aire fresco de la mañana acariciar su piel, un contraste extraño con el calor de las sábanas y el aroma persistente de Nicholas que aún parecía impregnar el lugar.
Su mente aún no lograba organizar todo lo que había pasado. Las conversaciones entrecortadas, las revelaciones del retrato, la historia que se deshilachaba frente a sus ojos... pero, sobre todo, esa sensación de estar a punto de descubrir algo que cambiaría todo lo que había conocido. Necesitaba encontrar a Nicholas. No podía quedarse sola en su confusión.
Con pasos rápidos, salió de la habitación, la incertidumbre guiando sus movimientos. Cuando cruzó el umbral de la puerta, vio la silueta de Nicholas en el pasillo, algo oscuro y decidido en su postura. Estaba guardando su teléfono en el bolsillo, como si estuviera preparado para algo importante, su rostro marcado por una tensión que no pasaba desapercibida.
Cuando la oyó, levantó la cabeza. Sus ojos se encontraron, y por un momento, Laura se sintió desnuda ante él. No había palabras que pudieran cubrir lo que sentía, ni respuestas para las preguntas que se acumulaban. Sin embargo, una extraña calma se instaló entre ellos, como si ese simple encuentro fuera el único lugar donde aún podían estar.
- ¿Estás bien? - preguntó Nicholas, su voz grave, pero suave, como si temiera quebrar algo en ella.
Laura asintió, aunque no estaba segura de lo que significaba esa respuesta. Se acercó a él, observando sus movimientos, sintiendo la inconfundible presencia que él emanaba. Había algo distinto en él desde su conversación de la noche anterior, algo que la empujaba a creer que estaba a punto de tomar una decisión trascendental. Quería decirle lo que creía...Que Elise era ella...
Nicholas, con el ceño fruncido, rompió el silencio con una respuesta que la hizo detenerse en seco.
- He hablado con Víctor. Nos han autorizado a ir a Kingsley Hall.
El nombre de la mansión hizo que Laura se sobresaltara. Kingsley Hall. Esa era la casa que había comenzado a obsesionarla, el sitio donde todo lo que sabía, todo lo que había visto en el retrato, se entrelazaba con una historia que parecía haberse olvidado en el tiempo. Ella lo miró, confundida y a la vez con una chispa de curiosidad que no podía controlar.
- ¿Victor? ¿El director de la fundación? - preguntó Laura, su voz aún temblorosa por la mezcla de emociones. La idea de estar tan cerca de Kingsley Hall le producía un vértigo extraño, algo entre miedo y fascinación.
- Sí. - Nicholas asintió, con la mirada fija en ella - Aunque fue propiedad de la familia Kingsley hasta la desaparición de Cedric, todas las propiedades fueron vendidas o subastadas para pagar las deudas. La mansión pasó a manos de la fundación y desde entonces, ningún Kingsley ha pisado el territorio... En más de 150 años.
Laura frunció el ceño ante esa revelación. El silencio se hizo pesado entre ellos, como si las palabras de Nicholas flotaran en el aire, distantes e inalcanzables. La fundación había poseído la mansión desde entonces, y nadie había vuelto a reclamarla. Ningún Kingsley había vuelto. Eso le dio una extraña sensación, una mezcla de curiosidad y miedo. El mismo miedo que la había embargado al mirar el retrato de Cedric. La misma inquietud que sentía al recordar las historias que había oído a lo lejos, sobre los secretos guardados en los pasillos de la mansión.
- Es… extraño, ¿verdad? - dijo finalmente Laura, su voz entrecortada por la tensión - Nunca imaginé que iríamos allí, que todo esto nos llevaría a ese lugar. Algo… algo no está bien.
Nicholas la miró con intensidad. Sus ojos parecían leer la misma inquietud en ella. Podía sentir que Laura luchaba por procesar todo, por comprender lo que se estaba desvelando poco a poco.
- Lo sé. - Él también había sido atrapado por la misma sensación - Pero necesitamos respuestas, Laura. Si quieres entender el retrato, si quieres saber qué le pasó a Cedric… tenemos que ir allí. Kingsley Hall es la clave.
Laura cerró los ojos un momento, asimilando lo que él decía. Sabía que no tenía otra opción. Algo dentro de ella le decía que debía seguir adelante, que al final de ese viaje, la verdad se revelaría de una vez por todas. Y aunque la idea de pisar ese suelo, de enfrentarse a los fantasmas del pasado, la aterraba, también sabía que no podía dar marcha atrás.
- Está bien. - Susurró decidida - Voy contigo.
Nicholas asintió y juntos prepararon algo de ropa y caminaron hacia la puerta. Fuera, el viento soplaba fuerte y el sonido de la lluvia golpeaba los cristales de la ventana, como si el destino mismo estuviera acompañándolos en ese paso hacia lo desconocido.