Nicholas Kentwood
- Otra noche de mierda... - masculló Nicholas caminando al despacho de su primo en la Fundación Kingsley.
Había tenido otra noche con pesadillas después de algunos meses por lo que estaba frustrado y cansado. Por un momento creyó que definitivamente se habían ido después de 32 años... Se equivocó.
Desde que tenía memoria, siempre tenía pesadillas con tres sueños recurrentes: Una mujer en la ventana de un estudio antiguo que se giraba al escucharle entrar, pero en lugar de su hermoso rostro sonrosado, estaba pálida, como un cadáver, una caja fuerte escondida en un lugar de la que escurría sangre cuando trataba de abrirla y una noche de luna con el estruendo de un disparo y como si su pecho se quemara sin poder respirar...
Debido a esos sueños, se había especializado Historiador en la era victoriana, con un enfoque en las familias aristocráticas y sus caídas. Era autor de varios libros y artículos académicos y una figura respetada en su campo, aunque no suele aparecer en el foco público.
Eso era en parte debido a que proviene de una familia acomodada, pero su relación con ellos es distante. Su padre murió cuando era adolescente, dejándolo bajo la tutela de un tío estricto y manipulador que lo obligó a madurar rápidamente. Aunque su tío falleció hace años, Nicholas aún guarda un resentimiento latente hacia él y tangencialmente a su hijo quien se ha hecho cargo de los negocios familiares.
Es un académico respetado, pero su vida personal está marcada por una búsqueda de identidad: Es inteligente, observador y metódico, pero también hay en él una melancolía que lo acompaña constantemente, como si algo en su vida estuviera fuera de lugar. Más aún con esos sueños que no logra entender.
- ¿Está mi primo en su oficina? - le preguntó al secretario que trabajaba con él quien estaba saliendo del lugar.
- Si, joven Nicholas... Lo espera... - le dijo con un gesto educado.
- No me trates así aquí... - le recordó - No me gusta que me den un trato diferente en eltrabajo.
- Lo siento, señor Kentwood, - se corrigió - es la costumbre.
Nicholas abrió la puerta sin tocar para ver a su primo sentado tras el gran escritorio de vidrio del despacho de la Fundación Kingsley.
- Ya vine... - le dijo caminando hacia uno de los sillones cercanos mirándolo con desinterés.
- Nicholas... - le dijo Victor Langley levantándose de su silla para caminar hacia él.
El hombre lo observó con interés. Gran inteligencia y un aspecto descuidado. Alto, de complexión atlética, aunque no muy musculoso. Tiene el cabello oscuro, ligeramente ondulado y ojos de un azul intenso que parecen analizar todo lo que miran. Lleva siempre una barba de pocos días que le da un aire de descuido deliberado. Sus manos son grandes y cuidadas, pero a menudo están manchadas de tinta o polvo de libros antiguos. Su estilo es sobrio, con camisas de colores neutros y abrigos largos, típicos de alguien que pasa más tiempo en bibliotecas que en eventos sociales.
Nicholas era parte de una rama colateral de la familia y, aunque había cambiado deliberadamente su apellido a Kentwood seguía siendo un Kingsley. A la muerte de su padre en un accidente de auto, el padre de Victor ayudó a la madre del niño a salir adelante por lo que sus vidas se relacionaron desde la niñez.
Lo que el joven sentado frente a él no sabía era que su bisabuelo, manipuló a los otros miembros de la familia Kingsley, con la ayuda de sus propios contactos, para convencer a la sociedad de que el marquesado había caído en la ruina por la mala gestión del último marqués. De esta manera, las propiedades fueron confiscadas y entregadas a él y luego pasó al hijo mayor de cada generación quien debía mantener el patrimonio y ocultar la verdad de lo que su ancestro había hecho para robar todo lo que los Kingsley construyeron.
Por su parte, Nicholas siempre ha sabido en su interior que su familia fue víctima de una traición, pero ha vivido con el vacío de no poder probarlo o recuperar lo que una vez les perteneció. Uno de sus tutores, cuyo padre fue leal camarada de Cedric, le dejó como legado un par de cartas y documentos que le han permitido rastrear algo del origen de su conexión con Kingsley Hall, lo que le ha llevado a investigar más a fondo el misterio de la familia y sus orígenes, pero casi todos los registros desaparecieron en un extraño incendio hace 100 años.
Como historiador, retrocedió en su árbol genealógico hasta la hermana de Cedric, quien tuvo un hijo después de que su hermano desapareció, cuando todo el patrimonio ya no les pertenecía... Eso le dejaba un mal sabor de boca ya que nunca ha comprendido completamente las razones detrás de la pérdida de la fortuna y las propiedades de su familia, pero cree que Cedric no escapó como dice el relato.
- ¿Aun duermes mal, primo? - le preguntó el hombre de traje sastre sentándose frente a él.
- Cambio de horario... - mintió Nicholas - Estuve fuera del país ¿No te lo dijo tu gente?
- ¿Otro de tus trabajos de investigación? - preguntó ignorando su tono.
- Un nudo lleva a otro... - le dijo recibiendo el agua que le ofreció.
- Tengo un trabajo para ti, si quieres aceptarlo... Sé que estás con esos libros medievales...
Nicholas resopló. Conocía demasiado bien a su primo.
- Deja los rodeos, Victor... - le dijo frustrado - No habrías enviado el avión privado para buscarme en Irlanda si me estuvieras preguntando. Tu no pides favores... Ambos lo sabemos... Habla de una vez para largarme de aquí.
Víctor soltó una carcajada ante el descaro de su primo, pero sabía que Nicholas hace mucho que había dejado de tenerle miedo como lo tenía cuando eran niños y Víctor aprovechó su edad (8 años mayor) y el poder de su padre para amedrentar al niño sin padres. Eso pasó hasta que Nicholas se defendió.
Ahora, al tenerlo frente a él, esa sensación de poder sobre él se mantenía a pesar de que Nicholas se volvía cada vez más fuerte e independiente a medida que maduraba, pero aun podía manipularlo por el estúpido sentido del deber que la sangre Kingsley parecía llevar en el ADN.
- Envié el retrato de Cedric a restaurar al museo. - soltó de golpe haciéndolo sobresaltar.
- ¿Por qué lo sacaste de la bodega? - preguntó, ansioso.
- Hay una exposición de la época victoriana en dos meses y me pareció usar el evento para recaudar dinero para la fundación...
- ¿Crees que mostrar la cara del último marqués que desapareció en la noche abandonando su deber ayudará?
- Si lo pones así, tal vez no, pero la historia de amor de los dos amantes que huyeron a pesar de los obstáculos y juicio de la sociedad conservadora y elitista atraerá más donaciones de la siguiente generación. - meditó Víctor en voz alta.
Nicholas movió la cabeza con desagrado. Esa idea le gustaba aún menos. Rebajar el nombre de su familia a una aventura de novela rosa le revolvía el estómago, pero Víctor ya había hecho las gestiones y cuando quería algo era como hablar con un muro.
- Yo soy historiador... - le recordó - No se nada de restauración...
- Necesito que hables con la encargada de la restauración del cuadro... Es una mujer algo excéntrica y necesita información histórica del cuadro. Tú eres quien tiene esa información.
- ¿Por qué no envías a Patrick? El lleva el inventario de lo que había en Kingsley Hall.
- El es mayordomo y cuidador... No un historiador. - le dijo - Esa mujer quiere detalles, no donde estaba el cuadro en la mansión.
- Necesito acceso a Kingsley Hall y a la mansión... - su voz se volvió ronca. Estaba incómodo.
Una leyenda rodeaba a la antigua mansión transmitida por los pocos sirvientes que quedaron sirviendo en ella después de que la propiedad dejó las manos de los Kingsley y algunos arrendatarios trataron de habitarla a lo largo de los años.
“Solo un Kingsley podrá descansar en Kingsley Hall”
Victor recordó la leyenda y se rio en voz alta.
- ¿No creerás esos cuentos de anciana? - se burló.
- De acuerdo con los registros, ningún arrendador de la propiedad o sirvientes ha podido pasar una noche en la mansión después de que mi bisabuela, Lady Vivienne Cranleigh, hermana de Cedric salió de la mansión con su madre.
- Eso son sólo cuentos de anciana. - dijo Victor levantándose - Te daré los permisos y coordinaré con Patrick para que puedas ir... Solo está él y su esposa para la mantención mínima. Aún no es temporada de turistas.
- Voy a ir de pasada... Si debo quedarme, me quedaré en la posada cercana. Creo que aún debe existir.
- Eres un miedoso... - se burló - Te enviaré el nombre de la restauradora y su teléfono. Compórtate... Hay gente que aún sociabiliza con otros humanos.
- Que gracioso... - se burló sacando su celular del bolsillo con la notificación con la información de contacto de la mujer. Laura Blackwood - Una vez que conteste todas sus preguntas quiero regresar a mi investigación en Irlanda. - avisó al hombre que volvía a su escritorio.
- Contesta todas sus preguntas y hablaremos... - le dijo con una sonrisa torcida - Necesito que destaquemos en la exhibición... Ahora vete... Dije que irías hoy...
- ¡¿?! Maldito desgraciado... Vengo bajando del avión... - exclamó.
- Trabajo es trabajo... Nos vemos.
Victor volvió a sus documentos sin mirarlo por lo que Nicholas maldijo en voz baja antes de salir del lugar con un portazo que hizo reír a su primo.