Capítulo Doce
“Atrapada"
Lágrimas saladas resbalaba por sus pálidas mejillas, ella estaba completamente confundida sin saber en
¿Dónde se encontraba?
La oscuridad absoluta reinaba con determinación el lugar, siendo esto lo único que captaba sus orbes azules.
Estaba aterrada.
Aquella sensación iba en ascenso, ya el malestar era notable en la boca de su estómago, todo a causa de las imágenes turbias de recuerdos que pasaban por su mente tal cual, como estrellas fugaces en el cielo nocturno.
Ella había sido raptada por Madeleine cuando estaba con Camila.
Sus ojos se abrieron con horror, mientras subía las manos hasta la altura de su rostro, se dio cuenta de que estaban sujetadas por las muñecas con unas gruesas cadenas.
No obstante, eso no fue lo peor, no, sino el simple hecho que al tratar de dar un paso, sus pies trastabillaron, provocando su caída sobre la dura superficie de concreto.
Sus tobillos también estaban encadenados.
—Jace— susurró la chica sentándose en el suelo, mientras que ocultó su cabeza entre sus piernas.
La oscuridad rodeaba cada centímetro de su ser, sus manos se aferraron a sus propias piernas. Toda era completa soledad, el único sonido que se escuchaba en el ambiente era el golpeteo desenfrenado de su propio corazón contra su pecho.
Pam.
Pam.
Unas imponentes pisadas hacían eco sobre la superficie del suelo.
Alguien se estaba aproximando.
Como acción de reflejo levantó el rostro, tratando de enfocar su vista borrosa a causas de las lágrimas acumuladas que aún no eran soltadas. Allí, estaba frente a ella.
Una figura se divisó entre tanta oscuridad.
Solo fueron cuestión de segundos para que una singular risa lúgubre retumbará todo el lugar, haciendo un efecto de eco entre las paredes de piedra.
Ella no se inmutó.
—Mi querida, AquaMarine—su voz repulsiva era de completa burla.
—¡Déjame ir!—gritó ella, apretando sus puños con furia.
Ella por primera vez sintió mucha furia subirle a su garganta y explotando en aquella expresión de exclamó.
—Mi amada Madeleine cumplió perfectamente con su misión—habló el hombre con alegría.
—Solo déjenme ir—espeto la castaña, sintiendo como en sus manos comenzaba a botar un suave líquido como agua.
El ambiente se torno un poco húmedo, bajo sus propios pies desnudos apareció un ligero chasco que poco a poco se formaba en un pozo.
Ella estaba perdiendo el control.
—Bien...—respondió el ser, elevando sus manos hasta la altura de su cabeza en son de paz.
El hombre a pasos firmes se acercó hasta la puerta de la celda, buscando entre el bolsillo de su chaqueta negra, lo que era una especie de manojo de llaves, para introducir una en específico en la cerradura.
Un sonido horripilante se produjo al ser abierta.
—¡Guardias!—exclamó él.
Dos hombres enormes y músculos, vestidos de centinelas, ingresaron al tenebroso lugar, sin titubear se acercaron hasta la chica sujetándola con fuerza de los brazos, tal cual como si ella fuera una muñequita de trapo.
Un sonido de dolor abandonó sus labios, le habían lastimado por tomarla de aquella manera tan brusca. Solo fueron cuestión de segundos para ubicarla frente a ese ser, a causa de aquel movimiento algunos mechones de su cabello castaño le tapó cierta partes de su rostro.
—Caballeros, ya saben lo que deben hacer—les ordenó a ambos hombres para llevar ahora su mirada a la rubia.—Te estaré vigilando, ni siquiera se te ocurra hacer una locura, querida.
Ella tragó saliva lentamente al fijar sus ojos azules en los rubí del hombre, que resaltaron entre la oscuridad gracias a la tenue luz que se filtraba por la puerta donde habían ingresado.
No le quedaba de otra más que obedecer.
Sus pies arrastraban en el suelo, dejando un sonido de tintineo a causa de las cadenas, era llevaba por un largo pasillo donde los gritos desgarradores de una mujer retumban por todo el lugar.
Siendo un triste recordatorio de lo que le podría esperar.
En un abrir y cerrar de ojos, sintió como su cabeza se vio cubierta por una tela negra, quitándole la visibilidad. Su respiración se torno acelerada al igual que su corazón, ahora que no tenía visión le daba terror lo que fueran hacer con ella.
Su pecho subía y bajaba violentamente a causa de inhalar oxigeno a sus pulmón, por un momento todo se quedo en completo silencio, pero era solo una cortina de humo, dado que, la levantarlo del suelo como un costal de papa.
Ella no puso resistencia, tenía todas la de perder.
La persona que la cargaba, dio un paso tras otro, para después dejarla caer con fuerza contra una superficie de metal. Otro sonido de dolor abandonó sus carnosos labios, mientras que en su espalda se extendió puntadas insoportables por el daño.
Era un espacio pequeño, pero a su vez quedó extendida.
Sus sospechas eran ciertas cuando a sus tímpanos llegaron el sonido de cerrar una puerta, dejándola atrapada allí, ella no gritó, ni tampoco hizo un ruido solo esperaba que ese despiadado ser cumpliera la promesa y no la engañará.
Ella solo quería volver con Jace y los chicos.
[...]
Había perdido la noción de cuánto tiempo llevaba en ese posición, gran parte de su cuerpo estaba entumecido, ya ni siquiera sentía las piernas a causa de los calambres constante.
Ese ser la había engañado, porque la dejaron en ese lugar tirada y sin ninguna posibilidad de escapar o de simplemente ver en dónde estaba.
AquaMarine soltó sin poder aguantar más su llanto, deseaba que Jace la encontrará y pudiera volver a su vida "normal" pero en cambio esa mujer la ha traído a ese lugar a sufrir.
Ella estaba tan indefensa.
—Jace, ven rápido...—susurró entre sollozos, para continuar.—mi amado, amor —añadió, sintiendo como sus párpados se cerraron bajo la tela negra que le cubre su rostro.
Miles de pensamientos negativos pasaban como remolino en su cabeza sin dejarla descansar ni un minuto, más cuando está envuelta en un trágico escenario caótico y sin una posible salida.
Un laberinto sin salida.
Eso era lo que sentía en su interior sin dejarla casi sin respirar, entre el llanto sin controlable y esa sensación yaciente en lo más profundo de su corazón.
Aún no lograba comprender que había hecho para merecer aquello que le está pasando, si ella siempre ha tratado de ser buena con todo, manteniendo esa pureza de su alma.
La hija del mar se durmió a la espera de su príncipe que la sacará de ese horrible lugar.
Continuará...