Capítulo 2||

1688 Words
Emma Jackson Una enorme sonrisa se extiende por mis labios, mi cuerpo se siente sumamente relajado justo ahora que, todo esta hecho, lo único que mantiene los nervios en mí es la duda de si me llamarán para aquel trabajo o no. Ewan esta oficialmente inscrito en el colegio AVI, lo cual me tiene feliz, no me gusta estar lejos de mi pequeño pero pronto estaré trabajando aunque no sea exactamente como maestra en la universidad, Adam estudia y papá y Amelia trabajan la mayor parte del tiempo por lo cual no tendré con quien dejarlo. Quiero trabajar para ahorrar dinero, quiero mudarme en un pequeño departamento con Ewan, en la casa de mi papá me siento bien, cómoda y tranquila pero ya casi tengo 23, debo independizarme nuevamente y más ahora que, soy madre de ese hermoso pequeño de ojos verdes. Voy en un autobús solo quedan unas pocas cuadras para llegar a casa, el señor sentado junto a mí, esta sumamente dormido y se mantiene cabeceando y apoyándose en mi hombro, lo cual me incómoda un poco, además sus ronquidos no ayudan. Dejó salir un fuerte suspiro en cuanto el autobús se detiene en mi parada, me pongo de píe rápidamente y en cuanto lo hago el señor cae tendido al suelo, j***r, salgo corriendo en cuanto posa su vista sobre mí, no es mi culpa no debió dormirse en el autobús y menos con una desconocida a su lado. Apresuro mis pasos y en cuanto estoy parada frente a la puerta, escucho la escandalosa risa de Ewan brotar desde el interior de la casa, saco mis copias de llave del bolso y abro la puerta con cuidado, me adentro en la casa y camino hasta llegar a la sala, donde me encuentro a Adam junto a mi pequeño viendo los lonney toons en la tele con un envase de palomitas y refrescos en la mano. Los observo por varios segundos hasta que los ojos de Adam recaen sobre mi rostro, me sonríe levemente para luego tocar el brazo de Ewan quien mira hacía mí de inmediato. —¡Mami! —Grita en cuanto me ve, se levanta del sofá azulado para correr hacía mí. Me agacho hasta estar de rodillas y envuelvo su pequeño cuerpecito entre mis brazos una vez que llega a mí. —Te extrañé mi amor. —Le digo llenando de besos su frente. Él limpia su rostro en seguida, ganándose una mirada de indignación de mi parte, la cual lo hace reír. Hace unos años atrás odiaba, aborrecía completamente ser cursi y mostrar cariño, pero hace exactamente unos 4 años atrás que todo aquello cambió, era inevitable no mostrarme cariñosa ante él, incluso llegaba a ser empalagosa para él. Ewan no es un niño muy cariñoso que digamos, las muestras de afectos pocas veces van con él. —Tío Adan nos llevará por helado. —Dice pronunciando el nombre de Adam mal en el transcurso. Yo observo a Adam con ambas de mis cejas arqueadas. ¿Por helado? Sabe muy bien que Ewan tiene prohibido comer demasiados dulces. Cuando tenía a penas tres añitos se intoxicó por consumir demasiados dulces, todo por culpa de Adam, quien le dió demasiados chocolates mientras yo estudiaba, desde ese día el doctor me prohibió e indicó tener mucho cuidado y darle pocos dulces a Ewan. Adam lo sabe bastante bien por lo cual lo observo molesta. —Ya lo se, ya lo se Emma, pero sabes muy bien que estas siendo muy exagerada y estricta en cuanto a eso. Ewan es un niño y tiene derecho a los dulces. —Explica con calma, mi ceño se mantiene fruncido. Ewan me observa con ojos suplicantes, con esos ojitos, a los cuales pocas veces me puedo resistir. —Ya desayunó dulces hoy Adam, no quiero que se vaya a intoxicar. —Replico con tranquilidad. —Otra vez. —Enfatizo, cuando lo veo rodar sus ojos. —Sólo será hoy, tomalo como una forma de celebrar por tu nuevo trabajo. —Dice guiñando uno de sus ojos en mi dirección. —No me han dado el trabajo aún, Adam. No es seguro. —Contesto poniéndome de píe con Ewan en brazos, quien me sigue observando exactamente con aquellos ojitos de suplica del gato de Sherk. —Por supuesto que lo es. —Replica. —No creo que encuentren una persona mejor calificada que tú para este trabajo. —Vuelve a decir, esta vez con una sonrisa pintada en su rostro. —Gracias. —Le digo con sinceridad. Mis ánimos y relajación aumentan con tan solo esas palabras. —¿Entonces vamos por helado? —Inquiere Adam, sin dejar de sonreír. Mis cejas se arquean una vez más. —Por favor, mami. —Suplica Ewan, para luego empezar a besar todo mi rostro sin parar. —Di que sí. —Vuelve a decir. —Esta bien, solo hoy. —Demando con un tono serio poco característico de mí. —¡Sii! —Exclama sonriente. —Primero debo cambiarme, y a ti —Digo señalando a Ewan con mi dedo. —Debo colocarte un abrigo. Estamos a comienzo de enero, y particularmente en este mes, hace un frío infernal en new york, no entiendo como pueden querer comer helado. —Bueno, los esperaré aquí. —Nos dice Adam con sus manos puestas en su chaqueta. Yo solo asiento con mi cabeza, tomo a Ewan de su mano y empezamos a dirigirnos a las escaleras. Entramos en nuestra habitación, busco un abrigo sumamente caliente y cálido blanco de Ewan y se lo coloco. Tomo un pantalón jeans azul, un polo color vino y un abrigo n***o. —Ya vengo. —Le digo a mi pequeño, para luego de escuchar un sí de sus labios, llevarme la ropa al baño. Me deshago de la blusa azulada, zapatos y falda negra de tamaño mediano de mi cuerpo, la cual tenía a mis piernas congeladas, estas faldas solo las uso en vereno, pero hoy debía ir representable a aquella entrevista. Me coloco la ropa que contengo en mano, sintiendo el calor volver a mi cuerpo al instante. Paso tan solo un cepillo por mi cabello y salgo del baño, Ewan esta sentado en el suelo con uno de sus juguetes favoritos, el tanque de guerra, este es un vehículo algo grande, fue un regalo de papá. Busco uno de mis tenis más calientitos y los coloco en mis píes. —Bien, vamos. —Le digo a Ewan, quien suelta su juguete y se para en seguida. —¿Por qué tardan tanto las mujeres, mami? —Inquiere él, tomando mi mano. —¿Estas diciendo qué tardé mucho? —Le pregunto, empezando a caminar. Él asiente con su pequeña cabecita repetidas veces. —Pero si sólo me cambié de ropa. —Reprocho como si la niña aquí fuese yo. —Sí, es lo mismo que pienso. —Mumura bajo pero soy capaz de escucharlo. Sonrío levemente, no le respondo nada y me dedico a bajar las escaleras. Una vez abajo, nos encontramos a Adam sentado en el sofá con su celular en mano, quien nos observa en cuanto nos escucha llegar. —¿Ya están listos? —Nos pregunta guardando su celular en el bolsillo delantero de su jeans. —¡Sii! —Responde Ewan con clara emoción en su voz. —Bien, pues vamos. —Articula Adam, para después tomar de la pequeña mesita, la llave de su vehículo. Salimos de la casa luego de cerrar con seguro cada una de las puertas, Papá y Amelía siempre llegan tarde a casa y de todos modos tienen la llave original de casa, las de Adam y mía, son copias. Me adentro en la parte de atrás junto con Ewan, le coloco el cinturón de seguridad, no me coloco el mío ya que tenerlo en la parte de atrás no es de tanta importancia, bueno no cuando se trata de mí. Adam arranca el auto y unos veinticinco minutos después estaciona frente al centro, es una tienda múltiple, es decir, una tienda con varios establecimientos de diferentes ventas dentro. Caminamos ambos sujetando a Ewan de su pequeña mano, hasta dar con la tienda de helados, sin duda los helados de este lugar son lo mejor, lástima que Ewan no pueda disfrutar tanto de ello. Todo el lugar esta completamente lleno y una fila enorme esta en la caja para comprar, Ewan y yo tomamos asiento en la única mesa que por suerte se encuentra vacía, la cual consta de 6 asientos. —Esperen aquí yo iré por los helados. —Nos dice Adam. —¿De qué sabor queréis? —Pregunta. —¡De chocolate! —Exclama Ewan alzando sus dos manitos. La sonrisa de Adam se extiende, asiente en dirección a mi pequeño y luego posa sus ojos en mí. —Fresa esta bien. —Le digo, él vuelve a asentir y se va hacía la fila. —Amor, ¿Me dijiste qué, querías asistir a un colegio, no? —Inquiero captando la atención de Ewan. —Sí, pero solo por un rato mami para pintar. —Dice y me río. —Esta bien, allí podrás pintar y también hacer amigos. —Contesto con una sonrisa. —No los necesito mami, con colores esta bien. —Vuelve a decir, a la vez que niega con su cabecita. —Es bueno tener amigos amor, ellos son como una segunda familia. —Le digo a pesar de que no he tenido muy buena experiencia en cuanto amigos, ni siquiera he tenido amigos, solo Rose y Scar... Después de aquella despedida, no hemos vuelto a hablar, yo no la intenté llamar, ni ella simplemente a mí. —Pero es que tampoco los quiero. —Reprocha con un puchero. —Verás que luego de que... —Una voz extremadamente femenina me interrumpe. —Disculpa, ¿Crees que podamos sentarnos aquí? —Pregunta, yo levanto la mirada para contestarle y en cuanto lo hago mis ojos junto con mi corazón se salen completamente de órbita. —A...ron... —Susurro con temblor, su nombre sonando inevitablemente entrecortado en mi voz.
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