La asistente del diablo

SERIOS PROBLEMAS

Al día siguiente mando a mi ama de llaves para que despierte a mi asistente, pasa una media hora aproximadamente y la veo bajar con bastante prisa por lo que la detengo antes de que salga corriendo de la casa.

—Desayune, en un momento nos iremos. —Se da la vuelta dejando a la vista su cara de sorpresa algo que también se refleja en la mía debido a su vestimenta una blusa negra de manga larga y cuello alto a juego con unas medias y zapatos de tacón del mismo color, y una minifalda (demasiado corta para mi gusto) en color marrón claro.

—¡Está bien! —Me sigue hasta el comedor y se sienta donde le indico, entra Carol mi cocinera con el carro de servicio con dos platos de fruta, dos platos con huevos y un poco de pollo, así como dos tazas de café y dos vasos de jugo; desayunamos en silencio y antes de terminar llega Dasha.

—¡Buenos días, señorita Yildiz!, ¡Leonid!, vaya veo que seguiste mis consejos estoy muy orgullosa de ti ¿Dime que tal pasaron la noche? —En cuanto mi asistente escucha esto casi se ahoga con el café y se sonroja hasta las orejas.

—¡Cállate Dasha!, la señorita Prati vino a cuidar de Gala, la cual se la paso llorando desde que despertó. —Le lanzo una mirada de advertencia la cual capta enseguida.

—Que aburrido eres solo estaba bromeando, iré a ver a mi sobrina y por si mi hermano no se lo ha dicho señorita Yildiz gracias por cuidar a Gala, sé de sobra que él no da las gracias para nada. —Mi asistente suelta una pequeña risa, pero en cuanto me mira la convierte en una pequeña tos.

—Hasta luego señorita Romanov.

En el camino comienza a ponerme al día sobre los pendientes que tengo, mis juntas y otros asuntos sin relevancia, la miro durante unos segundos y creo que hice bien en contratarla es realmente buena en su trabajo, cuando estamos a unas tres cuadras de llegar interrumpe mis pensamientos.

—Disculpe jefe ¿Podrían dejarme en la siguiente calle por favor? —La miro sin entender a qué se refiere.

—Ya casi llegamos señorita Prati.

—Si, pero quiero bajarme en la siguiente calle por favor.

—Como guste. —Le indico a mi chofer que la dejemos donde nos pide, cuando está por bajar con su maleta la detengo—. Puede dejar sus cosas en mi carro y antes de que se vaya las recoge.

—Es mejor así, pero gracias. —Baja del carro y la veo apresurar sus pasos en dirección a la empresa.

—No entiendo porque se bajó si ya estábamos a nada de llegar. —Le comento a Iván mi chofer, antes de responder me sonríe y niega con su cabeza.

—Lo que la señorita quiso decirle es que no quiere que la vean llegar junto a usted para que no la malinterpreten en la oficina, por eso prefirió llegar por su cuenta. —Medito sus palabras unos segundos y creo que tiene razón, no me imagino el chismerío que se armaría si me ven llegando con mi asistente.

Yildiz

Después de la llamada a medianoche de mi jefe no tuve más remedio que ir  a su casa para calmar a su hija, cuando por fin la pequeña dejo de llorar y nos acostamos caí rendida en esta cómoda cama, sentí que casi no había dormido nada cuando una de sus empleadas gentilmente fue a despertarme, tuve que arreglarme lo más rápido que pude para llegar antes que mi jefe, sin embargo, este freno mi intento de huida y tuve que quedarme a desayunar con él, la verdad fue muy incómodo para ambos, lo notaba en su mirada y más cuando llego su hermana, lo peor fue cuando pregunto cómo habíamos pasado la noche casi escupo mi café encima de mi jefe, después de eso salimos sin ningún inconveniente.

Ya en su carro me di cuenta de que sería sumamente extraño si ambos llegamos juntos y tarde a la oficina por lo que le pedí que me dejará unas cuadras antes, en cuanto baje de su auto en verdad me sentí tan aliviada que comencé a respirar con normalidad; llego a la empresa y Anne la recepcionista me comienza a bombardear con miles de preguntas a las cuales solo respondí que pedí permiso a mi jefe para llegar un poco tarde.

Acomodo mis cosas en mi lugar y comienzo con mi trabajo, debido a que he llegado tarde tendré que apurarme para salir a mi hora, los minutos pasan tan rápido que cuando me doy cuenta ya es hora de salir a comer.

Tocó a la puerta de mi jefe y este me permite pasar.

—¿Se le ofrece algo más? —Siempre pasó a preguntar lo mismo antes de salir a comer.

—No señorita Prati, puede ir a comer. —Levanta unos segundos la vista de unos papeles y después vuelve a centrarse en su trabajo.

—Entonces más tarde regreso.

Bajo rápidamente hasta la recepción, donde ya me está esperando Anne para ir a una cafetería cerca de aquí, desde hace meses nos hemos convertido en amigas y siempre salimos juntas para comer e incluso algunos fines de semana nos vamos de fiesta.

—¿Qué tal el trabajo? —Pregunta una vez que pedimos nuestra comida.

—Un poco pesado, pero lo peor es aguantar los berrinches mi jefe ya sabes que es el diablo en persona. —Comenzamos a reír, pero después de unos segundos mi amiga me mira con cara de terror, giro mi cuerpo y me encuentro de frente con mi jefe quien me mira bastante molesto, Dios justo tenía que escucharme cuando me quejo de él, inmediatamente me doy la vuelta y lo ignoro, Anne por su parte lo saluda tímidamente, este se sienta unas cuantas mesas alejado de nosotros y por su postura me doy cuenta de que estoy en serios problemas.

Nuestra comida transcurre bastante tensa, nos apresuramos a salir antes de que lo haga nuestro jefe y en todo el camino evitamos hablar por si nos vuelve a escuchar; en cuanto llegamos a la empresa subo rápidamente hasta mi piso y comienzo con mi trabajo, algunos minutos después escucho los pasos de mi jefe y evitó levantar la mirada, no quiero ver sus ojos como de toro rabioso.

—¿Qué, le comieron la lengua los ratones? —Pregunta molesto, levanto la mirada y su expresión es tan fría que temo que me corra en cualquier momento.

—Estoy trabajando, ¿Necesita algo? —Intento sonreír, pero esta se congela antes de aparecer en mis labios.

–Espero que la próxima vez se modere en cuanto a sus comentarios. —Dicho esto entra a su oficina y cierra de un portazo, dejó escapar el aire de mis pulmones y descanso tranquila, al menos no resultó peor.