El Desastre Que Somos.

Charlie. *** La vida nunca fue sencilla para mí. Mi madre decía: Si la vida te da limones haz limonada, y eso fue lo que hice. Bien. Vivo en el segundo piso de un apartamento pequeño. Y, cuando digo que es diminuto, lo digo con bastante propiedad. Básicamente, una sala pequeña donde tengo una televisión grande de 50 pulgadas, importantísimo. Un librero con más de 100 libros y una mesa de 4 sillas aunque siempre coma en el sillón lleno de palomitas, envolturas de chocolates, cajas de pizzas, latas de cerveza, y cualquier resto de comida que caiga en el piso de madera que bueno, debería ser de madera y está n***o. Todos los días después de llegar de mi rutina de trabajo me planto frente al televisor para ver una película para luego despedazarla o dar mi crítica en un canal de Youtube: El rincón de Chard. La cocina, prácticamente, no la utilizo. Solo la nevera para guardar las cervezas y así estén frías al momento de la lectura que tenga pendiente. En estos momentos, estoy leyendo Stephen King, el resplandor para ser especifico y si... pienso hacer una reseña de su película y compararla con el libro. Traerá audiencia al canal, tanto lectores curiosos como cinéfilos. Asimismo, la cocina está llena de cajas de pizzas, con un gran número de platos sucios que tampoco utilizo. El baño está cerca de la sala, es muy pequeño, técnicamente, solo se acomoda a mí y la habitación a un lado de un pasillo y no puedo olvidar un pequeño tendedero de ropa que está a un lado del baño con la lavadora full de ropa ya que no he tenido el suficiente tiempo para lavar. Debo recalcar que en la habitacion tengo los instrumentos musicales: un piano, un bajo, una guitarra acústica. Me fascina más el piano y el bajo y la guitarra apenas los estoy aprendiendo. Ah, mi computador portátil lo mantengo en mi aposento, últimamente, he tenido el deseo de aventurarme como escritor, bueno, siempre he querido solo que, nunca me he atrevido a intentar escribir algo por mi propia cuenta hasta que me independicé. Mis horarios están confirmados de esta manera: En la radio en el programa: Cuestión de amor trabajo unas 8 horas. Desde las 8:00am hasta las 4:00pm con fines de semanas libres. En ese tiempo, me reúno con los chicos de la banda y practicamos una canción que nos guste. Unas 2 horas, máximo 3. Allí soy vocalista y pianista. Luego, llego a mi adorable sillón que me espera para ver una película. Antes de dormir, leo unas cuantas páginas de un libro que ya con anticipación seleccioné y de último, en la oscuridad, escribo un poco. Básicamente, es mi rutina diaria que aveces es modificada cuando tengo algún revolcón sea en el sillón o en la cama. O cuando la banda tiene algún concierto, o en la radio, o en cualquier lugar. Ahora mismo, estamos en una boda dónde tenemos una presentación. Me enfoco en el piano y algunas veces las segundas voces de la canción Demons, nos la pidieron dónde tuvimos un mes entero para ensayarla hasta tenerla perfecta. Onür es el vocalista principal y líder de la banda, mayormente, canta todas las canciones y es bastante selectivo en las voces, por fortuna, mi voz le gustó mucho aunque solo me tiene para hacer las voces. El vocalista disfruta el escenario, al público, la gloria, los aplausos al terminar la canción. Mientras que yo, sonrio dirigiéndome a una mesa con bocadillos que ya tienen preparada para nosotros. Peter, el baterista me da una palmadita en el hombro incorporándose conmigo en la mesa. Por alguna razón, odio los matrimonios, no son lo mío. Toda esa formalidad de compromiso y juramento cuando la vida está para disfrutarla al máximo con quién quieras. Bebo vino, eso es lo mejor de los matrimonios, el vino y la comida. Aprovecho mientras todos conversan en comer deditos de quesos, carne en palitos, jamón, queso, más vino. Peter es como yo, despreocupado. Él si viene por la comida, lo ha declarado abiertamente. De soslayo veo a la supuesta feliz pareja bailar en la pista una canción de amor en otro idioma. Supongo que es de amor porque ni modo que en una boda pondrán algo de muerte, o yo que sé, últimamente, la gente es muy extraña. Me río ante la intimidad que se muestra en la pista de baile de los novios. La escena para mí es dolorosa de ver ya que al final, todas las parejas terminan matándose, haciéndose daño. Por eso, juré nunca enamorarme, nunca casarme. Es cuchillo para tú propia libertad y garganta. Al principio todo es color de rosa, luego, entran en un círculo vicioso de gritos, peleas, maltratos, hasta que alguno de los dos se separan, buscando otro nuevo amor que también les juras el cielo y las estrellas. En fin, la hipotenusa de la gente. Bebo más vino. A un lado, una mujer de vestido verde me mira, me he dado cuenta que desde hace un buen rato no aparta esos ojos grandes de mí. Quizás, debería ser atrevido e invitarla a beber conmigo y luego, a lo que la noche nos prepare. Veo a Peter, tiene cara de estarse durmiendo con el baile. En cambio yo, quiero divertirme un poco antes de sumergirme a mi rutina. Así que, me alzo del asiento dejando la copa de vino en la mesa, conduciendome hasta donde se encuentra la mujer de vestido verde sexy. Me lamo los labios, me inclino hasta quedar muy cerca de su oreja. —¿Quiero beber conmigo, señorita? Ella sonríe, y tiene una risita de niña bonita. —Quizas, señorito. Me echo a reír. —¿Vino? —Tengo algo muchísimo mejor—se alza del asiento mordiéndose los labios. Una provocación inmediata a qué quiere que la bese, a la verdad, si quiero, solo que tengo que esperar al menos unas cuentas palabras con ella para no parecer un grosero o falta de respeto. Sus ojos derrochan deseo, su cuerpo sensualidad. Me gusta—. Sígueme. Cómo perro faldero voy detrás de ella, siguiendo cada paso de sus tacones, mientras mueve el culo de un lado a otro que desde mi posición se ve espectacular. Suspiro, revisando el interior de mi gabardina con la esperanza de encontrar un condón allí. Efectivamente, tengo uno. No debo preocuparme por nada, la noche pinta muy buena para mí. La mujer me lleva a un despacho donde cierra la puerta con seguro cuando entro. Se cierne sobre mí tomandome por sorpresa, besándome, devorando mis labios. Enreda sus dedos en mi pelo y yo aún sigo sorprendido. No faltó unas palabras bonitas, ni convencimiento ni técnica que los hombres usamos para recurrir al sexo, si no que ella fue directo al grano. Mujeres de hoy en día. Los hombres queriendo decirle unas cuantas cosas románticas y ellas buscan el grano directo. Sin embargo, la recibo sastifecho. Besando sus pechos, cuellos, y quitándole todo lo que lleva puesto. Está bien que no haya mucha interacción, al final, nunca más la volveré a ver. Una noche más, una chica más. La vida se hizo par a disfrutar y eso es lo que haré. ***** Dejen sus comentarios mis estrellitas. Está historia es sumamente corta. Pueden leerla con toda libertad