El arresto

1819 Words
—No te preocupes, oficial. Tu solo estás haciendo tu trabajo a como se debe —dijo Vilma mirando a Ashley con burla. Ashley fue sacada de la residencia de los Liverpool esposada como una vil ladrona, mientras tanto, Valeria la hermana de Hermes le tomaba fotos para mostrárselo a su amiga Kate, ella incluso le dijo, “ya te he vengado mi amiga” Valeria quien estara confabulada con su madre para hacer esto, tenía a dos reporteros amarillistas, estos enfocaron sus lentes directamente a Ashley y le tomaron varias fotos. Ashley no dijo mas nada en su defensa, solo se quedó callada. El oficial de guardia al verla llegar, se sintió atraída del tierno rostro de la joven, él dijo: —¿Haces esto porque querías tener joyas caras? Yo te puedo comprar muchas cosas lindas, claro, no tan caras como esas joyas que te robaste. Solo tienes que ser muy cariñosa conmigo. Para mala suerte de Ashley, su esposo se hallaba en otra ciudad mientras todo esto ocurría en su casa. El amigo de Hermes, se dió cuenta a través de las r************* acerca de las noticias difundidas sobre Ashley, Lenon llamó ese mismo día a Hermes, le preguntó si estaba por volver. —¿Cuando vuelves Hermes? —Es probable que en una semana —respondió Hermes. —¿Lo juras? — a Hermes le pareció que su amigo le cuestionaba acerca de su regreso, pero no hizo más preguntas a su amigo, Lenon. —¿Si, es necesario que me quede para una reunión con el nuevo socio, además que quiero supervisar la construcción de la nueva sucursal aquí en Montreal. Hasta ese momento Lenon no sabía todavía si hablar de Ashley o no. Ashley pasó cinco días en la cárcel, incluso ya estaban tramitando para pasarla a una cárcel con mayor seguridad, y más grande para cumplir su sentencia, todo este tiempo Ashley esperó que su marido viniera a sacarla de este lugar, sin embargo Hermes no apareció, lo que hiciera doler su corazón. Cansada de amar sin sentir que la amaban de la misma manera, Ashley se derrumbó, en medio de la celda, ella empezó a llorar, sus gemidos hicieron que una mujer oficial viniera a regañarla, la oficial le dijo: —¡Hey! ¿Porque lloras? ¿Estas loca? —No debiste de traicionar la confianza de los Liverpool, ellos te permitieron entrar a su casa y tú decidiste que podías robar y salir bien librada —dijo la oficial a Ashley, esta miró a la mujer con enojo y dijo. —Que feo es tener un puesto investigativo y solo saber especular —enojada por las palabras de Ashley, esta última quiso propinar una bofetada a Ashley, pero ella lo esquivó. Luego tomó a la oficial y la neutralizó en escasos segundos, los demás oficiales al ver su acción se acercaron listos a castigarla, pero Ashley dijo: —Soy la señora Liverpool, si estoy aquí es porque mi suegra nunca me aceptó como su nuera, no me soporta, y por eso me puso esa trampa. Los oficiales querían reírse de sus palabras, les parecía que Ashley exageró al soñar bien alto con un hombre prominente como Hermes, pero Ashley dijo: —Todo esto que ustedes me acaban de hacer, lo pagarán. Tengo derecho a una llamada —pidió Ashley. Enseguida la misma oficial en tono burlón dijo: —Anda, te presto mi celular. Llama al heredero de los Liverpool, quiero verlo llegar en su Bugatti Chiron, quiero ver lo guapo que se ve de cerca ese papito. —Quiero el teléfono de la oficina, voy a llamar a mi abuelo —dijo Ashley, ante tantas personas burlándose, solo un oficial a quien no le gustaba lo que estaba viendo, dijo a todos. —¿Porque no te encargas de investigar el caso de la joven, sino que se burlan de ella, no muestran el respeto que se debe aquí. —acto seguido, levantó a Ashley y la acercó a un teléfono convencional. Ashley marcó un número y tan solo dijo: —Abuelo, envíe por mi —pidió Ashley. Ante esto, Ronald apretó el puño, tenía un pacto con su hija, él de no intervenir a menos que ella lo pidiera. —Enviaré ahora mismo a la señora Lewis —dijo el abuelo. —Abuelo, no estoy en casa de los Liverpool —aclaró Ashley —y aunque el abuelo ya estaba informado, quería que su nieta le dijera lo que estaba pasando, y que ella misma le pidiera de su ayuda, él preguntó. —¿Donde te encuentras? —Estoy encarcelada en la estación de policía de Greenland —el hombre mayor apretó el puño en señal de dolor en su corazón y su mente se llenó de ira. Esta vez, él fue hasta allá, no solo envió a la señora Tina Lewis, sino que él mismo fue hasta el edificio del shérif , desde la quinta calle antes de llegar a la estación policial, se veía la fila de vehículos blindados aparcados a izquierda y derecha, todos aguardaban y daban paso al viejo Ronald, pero el hombre no bajó del auto, pues en última instancia recordó las palabras de su nieta y el hecho de que ella le había pedido que no diera a conocer su verdadera identidad. Ashley creía fielmente que el amor podía incluso florecer en medio del desierto, si había alguien que la pudiera amar así, se daba por satisfecha. Cuando la señora Lewis entró a la estación de policía, todos los oficiales se sorprendieron. Ella había venido a llevarse a Ashley que había sido detenida por cargo de robo, el rostro de la mujer no mostraba un buen semblante y se veía reacia a ser amable, ella dijo: —Vengo a llevar a la señorita Ashley Min. Ya son cinco días que ustedes la mantienen encerrada sin haber empezado una investigación debida. —Por otro lado, aquí están los abogados, son nuestros abogados, y entablaremos una demanda en contra de esta estación policial. Los ojos de todos los policías que se encontraban se abrieron de sorpresa, pues no se esperaba que por una sirvienta que trabajaba en casa de una de las familias más ricas, llegaran tantas personas y llegaba a parecer que la joven era alguien importante y debían cuidar de su seguridad, como si tal fuera el propio presidente de los Estados Unidos. —La reclusa Ashley violó la confianza de la señora Liverpool y robó sus joyas —dijo la misma capitana anterior. —Bájenle el grado a esta mujer que solo repite lo que escucha por alli , parece una lora a quien le enseñaron solo a repetir lo que oye decir a otros. —¡Que! —dijo la ex capitana, pues no creía lo que acababa de oír. —¿Porque harían tal cosa? Ustedes no son del alto mando de la policía para tener esa potestad —dijo la oficial de policía, estaba muy resuelta. —Es lo que discuto —recalcó la señora Tina —No investigas los hechos, ¿acaso no ves al alto jefe policial ahí de pie? —al levantar la vista, enseguida la oficial vio al más alto jefe de la policía al lado de un anciano, este último estaba parado junto a uno de los autos de lujo, y conversaba con el alto jefe. Por alguna razón, ella se sintió algo incómoda, y se sintió todavía mas entumecida cuando los ojos del jefe policial se posaron sobre ella. Y es que, el anciano escuchaba lo que ocurría dentro de la comisaría, Tina traía un micrófono entre su ropa que permitía al abuelo Ronald saber lo que estaba pasando adentro. Al salir de la estación de policía, Ashley volteó a ver por última vez a dicho lugar. En cuanto ella se sentara al lado de su abuelo, llegó otro auto, era un auto elegante, oscuro brillante, un Ferrari SF90, su rugido apenas se sintió y apareció como un fantasma. Unos zapatos charolados bajaron de ella, enseguida el hombre con traje a medida y cuerpo escultural, caminó agitadamente hacia la estación de policía. En cuanto Hermes entrara al lugar, vió a la señora Tina Lewis, misma que hacía tres años atrás había acompañado a Ashley. Hoy volvía a verla de nuevo, la señora se acercó a Hermes y con un semblante serio dijo: —Señor Liverpool, lo esperaba —Hermes frunció el ceño y preguntó. —No sabía lo que pasó en casa, pero ya estoy aquí para arreglar las cosas. —dijo en tono ansioso. —Ya no tienes que hacer nada —dijo en respuesta, la señora Tina. —¿Que has dicho? Vengo a sacar a mi esposa de este lugar —le respondió Hermes. —Ya no es necesario que lo hagas, ya nuestros abogados contratados se encargaron de este asunto —dijo Tina de manera estoica, luego dio un giro y le entregó a Hermes unos documentos y dijo: —Toma estos papeles y fírmalos de inmediato. —¿Firmarlo? ¿De que se trata? ¿Por que quieres que los firme? —cuestionó Hermes, para sorpresa de todos, la señora Tina dijo: —Son los papeles de divorcio entre tú y la señorita Ashley. Tales palabras dieron un vuelco en el estómago de Hermes. Al parecer Hermes pensaba que Ashley nunca se iría de su lado. La capitana miró con asombro los documentos en manos de la señora Tina, ella murmuró bajito, “entonces ella no mentía, en verdad era la esposa del guapetón de Hermes”. —Así como tampoco mintió que su suegra le puso la trampa del robo, ¿ves chiquita porque es importante hacer el trabajo policial? Gracias a tu ineptitud, las cosas han escalado este punto. —Yo … yo… no soy culpable —dijo la capitana, mientras el rostro de Hermes había palidecido. Lo más importante a todo esto, era la cara de Hermes, quien dijo: —No me divorciaré así, Ashley y yo tenemos que hablar—en ese momento Valeria había llegado con su madre, justo para oír a su hermano negarse a dar el divorcio a Ashley, las dos mujeres no estaban nada felices con esa verdad, así que en coro dijeron. —¡Hermes! ¿Vas a humillarte así? Sólo divórciate y ya —Hermes se sentía muy enojado con todos, no le gustaba que su hermana y su madre se metiera en sus asuntos, además que él creía que Ashley no comprendía todo el esfuerzo y trabajo que él llevaba para darle todo lo mejor. No obstante, no se daba cuenta lo que hacía su madre y su hermana a su esposa, lo déspota que llegaban a ser con Ashley , no se percataba de nada. De saberlo, se hubiera avergonzado de lo inhumano que resultaban ser esas dos mujeres a quienes consideraba su familia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD