Amor Cotidiano

El Atardecer / Él

Capítulo 14

El Atardecer

Parte 2 / Él

[Santiago]

—Eso no lo habíamos hablado en el dueño del lugar…—exclamo Charly molesto.

—Por eso… ¿Pero cómo es eso que solo nos pagara la mitad?—reclamo Pablo enojado.

—Fue lo que me dijo… porque no tocamos las canciones que él nos pidió…—respondió Iván decepcionado.

—Ese maldito ebrio pidió la misma canción más de 4 veces… como si fuera el único que nos escuchaba en toda la noche…—reclamo Rafael furioso.

—Calma… tratare de hablar con el hombre… quizá entre en razón…—dijo Iván al tiempo que se daba la vuelta y entraba de nuevo al bar.

—Debería hacerlo… o nos cobraremos lo que habíamos acordado…—seguía reclamando Rafael.

Iván entro de nuevo al bar donde habíamos tocado toda la noche, él era el más calmado de la banda y por lo tanto el más indicado en ese momento para hallar una paciente solución que no implicara el romper los vidrios y voltear las mesas del lugar, yo tan solo tome mi piano dentro de su estuche y lo apoye contra un auto que estaba estacionado en frente del bar, me senté sobre la acera y pensé por un momento que mis manos estaban bastante frías, la chaqueta de cuero podría hacerme lucir bastante bien, mas no me protegía de manera útil contra el frio de la madrugada, el reloj en muñeca marcaba las 3 de la mañana, el bar estaba por cerrar y muchos de sus clientes apenas si salían de allí dando tumbos y entorpeciendo sus propios pasos… como me gustaría estar ebrio en ese momento, si tan solo no tomara malas decisiones cuando le estaba, Pablo seguís de brazos cruzados, son su rostro enojado espantaba a todo aquel que con curiosidad lo observaba, Charly sostenía aun en sus manos sus baquetas, no podía dejar de moverlas… pero no era por conservar el ritmo ni practicar, la ansiedad por no tener un cigarrillo le hacía temblar las manos, mientras que Rafael, seguía refunfuñando con hacer pedazos el lugar si no nos pagaban lo que nos habían prometido, no era mucho dinero pero en lo personal, lo poco que me ganaría esa noche me haría vivir una semana o dos.

Pasaron un par de minutos y las personas una a una se marchaban del Bar, algunos tomaban un taxi o pedían algún trasporte, otros se marchaban caminando por la acera sin importar lo que pudiera pasarles, algunos se iban a seguir la fiesta como muchos otras personas se marchaban para descansar al fin, yo aun no sabía siquiera si llegaría a mi apartamento, estaba cansado al mismo tiempo que ansiaba por tomar una cerveza, pues toda la noche vi como los meseros caminaban por doquier llevándolas… pero nunca nos ofrecieron siquiera algo de tomar, un vaso de agua o un breve descanso… aun así no nos querían pagar lo que pedimos.

—¿Qué paso con Iván ?—pregunto Pablo preocupado, —Se está tardando y todos ya salieron…—expreso.

—Debe estar hablando con el tipo…—respondió Charly aparentemente tranquilo.

De momento, el guarda de seguridad, un gorila de al menos 2 metros de altura, traía del brazo a Iván, como si estuviese halándolo, de momento, tanto Pablo como Rafael se colocaron en posición de pelea, pues parecía que Iván no estaba saliendo del bar por su cuenta, sin embargo el guarda del bar no dijo ni expreso nada, tan solo soltó a Iván y cerró la puerta de golpe dejándonos confundidos.

—¿Paso algo?... ¿Por qué te halaban así…?—pregunto Charly.

—Calma… muchachos… la buena noticia es que nos pagaron… lo malo es que no nos quieren volver a ver acá…—dijo Iván con algo de gracia mientras sacaba de su bolsillo un fajo de billetes.

No sabíamos en realidad si debíamos sentirnos satisfechos o bien sentir la rabia de saber que nos estaban cerrando las puertas en la cara, no era la primera vez que salíamos en malos términos de un bar en el que habíamos entregado todo nuestro amor por la música… lo único que yo podía pensar en ese momento, era en el cansancio y el sueño que sentía en ese momento.

Cada uno de los muchachos tomo su instrumento al tiempo que Iván, tomaba el fajo de billetes y le repartía a cada uno su parte de la ganancia, solíamos dividirlo igual pues cada uno trabajaba igual de duro siempre. Me coloque de pie y acomode mi chaqueta, Iván se acercó y me entró en mis manos unos cuantos billetes, más de lo que yo había pensado, fue inevitable sonreír al tiempo que contaba el dinero, mi amigo y compañero de la banda estrecho mi mano y aproveche la oportunidad para devolverle un poco de dinero como propina, pues él era quien organizaba los toques de la banda y yo estaba satisfecho con el dinero que nos tocó a cada uno. Nos marchamos del lugar llevando con nosotros nuestros instrumentos, Rafael se quedó atrás, llevaba su bajo en sus hombros y de repente patio por rebeldía la puerta principal del bar que estaba ya cerrado, el patio tan fuerte que el vidrio del lado estallo en mil pedazos. Es inconfundible el sonido de los cristales cayendo al suelo, naturalmente es el claro aviso de que se debe comenzar a correr… tal cual lo hicimos… o tuvimos que hacerlo. 4 hombres vestidos con chaquetas negras y pantalones de jean, corriendo en medio de la noche cargando sus instrumentos… sin duda una historia más que en medio de tragos no podíamos olvidar contarles a nuestros amigos… si se daba la oportunidad. Nadie nos perseguía pero no importaba, la adrenalina del momento nos hizo correr al menos 4 calles lejos del bar, Charly se quedó atrás, estaba sin aliento alguno y llevaba consigo su batería electrónica, al pasar por un parque el pobre muchacho no pudo más… se detuvo y se agacho sosteniéndose de sus rodillas, todos nos detuvimos y devolvimos nuestros pasos para ayudar a nuestro compañero… todos estábamos intentando recuperar el aliento, nos quedamos en silencio y al unisonó se escuchó una pequeña risa que pronto todos acompañamos con carcajadas.

—Creo que ahora si no podemos volver allá…—dijo Charly en medio de las risas.

—No… en definitiva no…—conteste riendo.

Nos tomamos un segundo para recuperar el aliento, sin duda alguna ninguno tenía la condición atlética para una persecución, seguimos nuestro camino y por suerte no estábamos muy lejos del apartamento donde vivía Pablo, él vivía junto con su madre pero la señora no nos cerraría las puertas de su casa, mucho menos a esa hora de la madrugada, caminamos unas cuantas calles más, sin embargo lo hicimos en silencio, a paso constante avanzamos y en lo único que todos podíamos pensar era en dormir un poco, llegamos al edifico donde vivía Pablo y entramos en silencio su apartamento, dejamos los instrumentos en la sala y cada uno se apodero de uno de los sofás de la sala… en esta ocasión yo me apodere del sofá más grande… al fin podía descansar… tan siquiera un par de horas lograr conciliar el sueño.

Cuando desperté, pude notar en un instante los rayos del sol que lograban atravesar la elegante cortina de la sala, dibujando en el suelo, los patrones de flores que estaban plasmados en la tela. Trate de moverme pero mi cuello estaba por completo entumido, se había trabado en una sola posición pues del cansancio que sentía dormí tan profundo que siquiera me moví para cambiar de posición, estire levemente mi cuello y logre moverlo un poco, aun tenía sueño, pero había despertado en un lugar desconocido a simple vista, me sentía incomodo además de que ya había amanecido y debía volver a mi apartamento… nadie esperaba por mí, pero no quería seguir allí en casa de Pablo siendo una molestia, me escabullí hasta la cocina y me serví un vaso de agua, note que en la alacena estaba guardada una bolsa con pan y sentí en mi interior las ganas de tomar tan solo uno, pero Charly me siguió los pasos y me sorprendió, el tomo dos panes y mordió uno enseguida el otro lo metió a su chaqueta, copie su idea y guarde también uno en mi chaqueta, fue el crimen perfecto pues nadie noto que ya habíamos despertado, Rafael seguía dormido en uno de los sofás, así que sin hacer mayor ruido, ayude a Charly a sacar su batería y yo tome mi piano, abrimos la puerta de la entrada y salimos en silencio como dos ladrones profesionales de pan. Como era de esperarse Charly encendió un cigarrillo en cuanto salimos del edificio, caminamos unas cuentas calles y le ayude a cargar su batería.

—No estuvo mal la paga de anoche…— me dijo rompiendo el silencio.

—hubo problemas… pero la paga fue buena… me ayudara a pagar las cuentas…—le respondí mirando en todas direcciones.

—¿Te ha ido bien en ese apartamento?, ¿Tienes vecinas solteras…?—me pregunto sonriendo.

—Ninguna que me llame la atención por el momento…—

—No las hay… ¿O no las buscas?—me reprocho,—Ya ha pasado tiempo…—agrego.

Lo mire con recelo mas no le respondí nada en ese momento, seguimos caminando y pronto llegamos a la avenida donde nuestros caminos se debían separarse. Él se despidió de mí y le hizo señales a un taxi para que lo recogiera, yo en mi lugar tan solo le respondí con un gesto y sosteniendo mi piano en mi espalda, mi chaqueta de cuero en mis hombros, camine hasta la parada de autobús, con la sutil sorpresa que la ruta que me llevaría hasta el centro estaba apenas llegando, tuve que correr unos cuantos metros y meterme a la fuerza en el autobús que estaba repleto, un sutil pitido indico que la puerta estaba por cerrarse pero mi piano aun no podía entrar por completo, apenas si logre quitarlo justo antes de que la puerta lo dañara, fue inevitable el mirar enojado al conductor… pero yo sabía que no sería su culpa si la puerta hubiese destrozado mi piano. Minutos después logre tomar un asiento, pues al llegar el autobús temprano al centro, sus pasajeros comenzaron a bajarse y hacían un poco más de espacio libre, acomode mi piano en una de las sillas libres y me fui de pie el resto del camino que me faltaba para llegar a mi edificio, el conductor fue algo amable al esperar que yo bajara mi piano con cuidado, quizá se sentía culpable o tan solo era condescendiente, me baje del autobús y camine unos cuantos metros hasta llegar a la portería de mi edificio, tome el elevador, y llevado por el cansancio represado, una noche loca en el frio de la ciudad y mi piano que parecía pesar el doble en ese momento, tan pronto como subí a mi apartamento, me acosté mi cama tal y como estaba vestido… después de todo no tenía nada más que hacer ese día que quedarme en mi apartamento.