Alexander
Estoy observando la forma sexy de Isabelle leyendo los papeles, con la punta del bolígrafo en la boca dando pequeñas mordidas, totalmente distraída, relajada, esta chica me vuelve loco, cuando dijo que aceptaría casarse en lugar de su hermana mi lado masculino lo adoró, pero inmediatamente mi lado racional grita "PROBLEMA". Lo peor de todo fue el hecho de que ella dijo que nunca más tendría que verla si no aceptaba, en este momento ya estaba dispuesto a aceptar este matrimonio, la idea de nunca más ver a esta mujer no me gustó, y sé que estoy jodido por eso. ¡Esta mujer será tu muerte Alex, sal de aquí! Mi instinto gritaba y créeme, intenté, pero el lado hombre de las cavernas habló más fuerte, quiero a esta mujer para mí, la quiero en mi cama gritando mi nombre mientras yo... Mejor cambio el rumbo de mis pensamientos antes de que sea demasiado tarde para controlarme e iniciemos los términos de este contrato aquí mismo.
A diferencia de su hermana, ella despierta mi deseo, me provoca deseos extremos, todo en ella me vuelve loco, algo que debería evitar si tuviera buen juicio, pero confieso que este matrimonio promete ser muy interesante, Isabelle prueba todos mis límites. Soy sacado de mis pensamientos cuando la escucho hablar.
—¡Tres hijos! —lo irónico es que su hermana hizo la misma pregunta, aunque la suya no fue exactamente una pregunta. Por lo visto habló más para sí misma.
—¿Algún problema con eso? —ella me mira asustada al darse cuenta de que escuché— ¿Miedo de arruinar el cuerpo?
—De ninguna manera —ella encoge los hombros—. Amo a los niños, y si después de esto no me gusta mi cuerpo, el problema será completamente tuyo. Ya que es una cláusula de tu contrato —Sonrío con su observación—. Es que... no sabía que querías traer tres niños a un matrimonio de fachada.
—Nuestro matrimonio no será de fachada, Isabelle, si ya llegaste a esta parte del contrato seguramente leíste que el matrimonio nos permite todos los derechos de marido y mujer, nada será fingido. No espero amor como ya dije, pero espero muchos otros beneficios de una pareja. Mis hijos serán concebidos de forma natural.
—Sabes a lo que me refiero —ella dice volviendo sus ojos al contrato, algunos minutos después termina—. Ya he terminado...
—Qué bien. ¿Entonces?
—Por mí todo está de acuerdo.
—Los exámenes de tu hermana estaban programados para mañana a las quince y treinta, enviaré un auto a recogerte a las tres de la tarde y tú irás en su lugar.
—Claro. Y... ¿cómo se hará?
—Contactaré a mis abogados, el matrimonio debería salir en unos días.
—¿Unos días? Pero... no hay tiempo para preparar nada.
—El matrimonio será solo civil, sin fiestas ni ninguna otra celebración, no soy muy inclinado a esas cosas —Ella parece decepcionada.
—¿Ninguna cena para nuestras familias? —argumenta ella.
—Para mí no, pero si realmente quieres, podemos pensar en algo. Nada exagerado.
—Pero... la gente puede extrañarse. Créeme, nadie más sabrá los términos de este matrimonio.
—De hecho, aparte de los que ya lo saben. Pero no me importa —Parece decepcionada.
—No es un verdadero matrimonio, ¿verdad? Quiero decir, es solo un contrato. Un negocio.
—Bueno, creo que hemos terminado aquí —la interrumpo, ella me mira como si quisiera arrancarme la cabeza.
—Claro, si me disculpas, nos vemos mañana —Solo asiento mientras ella se levanta y se va.
Belle
Salí de la oficina de Alexander un poco desorientada con lo que acababa de hacer, todo sucedió tan rápido, en un minuto estaba con el hombre de mi vida y al siguiente me veo obligada a casarme con un hombre que sé que nunca podré amar. Y para colmo, André no deja de llamarme.
Bueno... ahora no hay vuelta atrás, estoy dentro de mi coche frente a mi casa llorando con el teléfono en la mano pensando en qué decirle a André. No puedo posponer esto más, así que contesto su llamada.
—Hola...
—Belle, ¿qué te pasa? ¿Estás bien, amor? ¿Por qué no me contestas? ¿Tu padre está bien? —Me hace un montón de preguntas, pero yo solo sé llorar.
—Sí, todo está bien. Papá...
—¿Estás llorando? Isabelle, cuéntame qué está pasando —Es ahora o nunca.
—Ya no puedo seguir contigo... André, te quiero mucho, pero ya no podemos estar juntos.
—Belle, amor, deja de bromear...
—No estoy bromeando, André. Lo siento mucho —Trago saliva y cierro los ojos—. Lo siento mucho... Pero las cosas han cambiado aquí en casa y mi familia me necesita. —Él llora al otro lado de la línea, lo puedo escuchar, lo que me hace sentir aún peor—. Adiós, André, yo...
Cuelgo el teléfono, no puedo prolongar esto más. Salgo del coche sin mirar atrás, entro en casa como un huracán, golpeando la puerta y yendo directo a mi habitación. En el camino, escucho a Dora llamándome, pero el teléfono suena y ella deja de seguirme.
Me tiro en la cama boca abajo y sigo llorando desconsoladamente. Mis sollozos eran tan fuertes que se podían escuchar a distancia. Lo que me asustaba era que no podía parar. Simplemente necesitaba sacarlo todo. Me dolía demasiado. Y de alguna manera, llorar desesperadamente parecía aliviar.
—¿Qué está pasando, Isabelle? —Dora está a mi lado en la cama y la abrazo por impulso— Belle, me estás asustando, ¿qué pasa? —Se sienta en mi cama y yo apoyo mi cabeza en su regazo.
—¿Qué te pasa, Belle? Me estás poniendo nerviosa. Por favor, háblame.
—Acepté... Acepté casarme con Alexander.
—¿Qué? Tú...
—Fui a verlo hoy, hablamos y él aceptó no presentar cargos y dejarme casar con él.
—¿Y André? —pregunta con cautela.
—Acabo de terminar con él... Fue horrible —me acaricia la cabeza—. Pude sentir su desesperación al otro lado de la línea. Lloraba tanto, Dora. No podía hacerle eso. No podía.
—Lo sé, acaba de llamar —me siento en la cama para mirarla—. Y estaba desesperado, Belle, no puedes hacer esto con...
—No! No, no, Dora, no digas que no puedo hacer esto con él, por favor, ya estoy demasiado desesperada, no puedo dejar que papá vaya a la cárcel, aunque esté profundamente herida por él como estoy ahora, no puedo permitirlo. Y tal vez algún día explique todo a André y lo entienda. Y tal vez me perdone. Pero mi prioridad ahora es nuestro padre. Nuestra familia.
—También estoy tan enojada con papá —hace una mueca de asco—. ¿Cómo pudo tener el coraje de hacernos esto?
—No sé en qué estaba pensando, pero estoy tan herida por él y por mí misma por no tener el coraje de quedarme con André y dejar que papá pague por sus errores. Porque sería lo correcto. Él se equivocó, él paga. Pero desafortunadamente esta enfermedad llegó y nunca me perdonaría si muriera en la cárcel sin los cuidados adecuados.
—Estaba pensando en abortar el bebé...
—¡Qué ¿estás loca?! —le grito.
—Piénsalo bien, Belle, si lo hago puedo casarme con él y tú puedes estar con André. Realmente no quiero ser madre ahora mismo. No sé exactamente cuánto tiempo tengo, pero supongo que es reciente porque no tengo barriga. Vincent ni siquiera quiere oír hablar de este embarazo. ¿Qué puedo hacer, Isabelle? Abortar resolvería mis problemas.
—No estoy escuchando esto, Isadora, no, estás loca. Quieres matar a un niño. Tu hijo que está en tu vientre.
—No, pero...
—Pero nada, no quiero escuchar más esta locura. Este bebé que está dentro de ti ya es muy amado por su tía aquí. Y no tiene la culpa de nada de lo que está sucediendo afuera. Me voy a casar y punto.
—Belle, esto no se trata solo de si me caso o no, no quiero un bebé en mi vida ahora. Realmente no sé cómo sucedió esto. Nos estábamos cuidando bien. No quería esto y Vincent lo sabe. Pero piensa que estoy tratando de engañarlo con el embarazo. Sacar a este niño de mi vida es lo correcto para hacer ahora. Nunca quise hijos y siempre lo dije a ustedes.
—¿Estás hablando en serio, Isadora de Alencar Martinez? Porque soy capaz de mandarte a la cárcel por esto. Escucha, él no pidió tener una madre irresponsable que no sabe lo que es un condón o incluso anticonceptivos —Estaba tan irritada con ella que fui grosera, pero ella tiene que escuchar la verdad.
—Siempre nos juzgan así, ¿verdad? Pero sí, me estaba cuidando. Fue una fatalidad, Belle. Pastillas y condones. No debería haber sucedido.
—Y ahora ha sucedido y tienes el deber de asumir las consecuencias.
—¿Y crees que no lo estoy haciendo? Lo siento, Isabelle, pero no todos son tan perfectos como tú.
—¿Qué? ¿Te estás volviendo loca, Isadora? Y no dije que soy perfecta. Solo estoy en contra del aborto.
—Vale, estás en contra, no lo hagas. Pero no intentes controlar el cuerpo de otras personas.
—Solo te estoy aconsejando.
—¿De verdad? Eso es lo que estabas haciendo... Me doy cuenta de que esta discusión no era lo que necesitábamos ahora las dos.
—Dora, lo siento si fui invasiva, el día no fue bueno. Estaré a tu lado. Pero piensa bien en lo que vas a hacer para no arrepentirte después. Por favor.