Decidí darle un pequeño recorrido por el orfanato, a la hermana Elena, ya que ella fue transferida y no tenía ni idea del lugar, aunque era cierto que no quería relacionarme con las monjas del orfanato, por alguna razón, sentía que podía confiar en la hermana Elena.
- ¿Entonces tú vives en este lugar desde hace mucho tiempo? Pregunta la hermana Elena.
- La verdad no, no tengo mucho tiempo en este lugar, solo tres años, mis padres me abandonaron cuando tenía cinco.
- ¿Recuerdas algo de tus padres pequeño? Pregunta Elena.
- No, no se porque me abandonaron, supongo que era un estorbo, pero aun así trató de ser fuerte, olvidar a mis padres y seguir que delante. Respondí.
- Pobrecillo…
Después de varios minutos recorriendo el orfanato, llegamos a la cocina de la cafetería, donde la hermana Elena se despide.
- Bueno aquí, me quedaré, muchas gracias por tu recorrido pequeño. Dice Elena.
- ¿Usted se quedará aquí? Pregunte.
- Por supuesto, soy cocinera, visitante cuando quieras pequeño. Responde la hermana al besar mi mejilla.
- Si señora…
Después de despedirme, decidí dirigirme a la sala de arte, donde tenía clases de pintura, un lugar tranquilo donde la imaginación podía volar por mérito propio, donde la Paz le daba el impulso al pincel, o eso creía.
- Te estábamos buscando. Dice juan antes de empujar me contra el suelo.
Aunque estos abusos fueran algo cotidiano, la verdad es que eran muy molestos cuando llegaban en momentos de tranquilidad.
- JUAN, ¿es enserio? Deja de ser tan molesto. Replique arto de sus abusos.
- Te dije que esto, no se quedaría así. Responde antes echarme un poco de pintura en mi cara.
Tenía dos opciones, luchar contra él y arriesgarme a una buena golpiza, o correr y esconderme, pero no podía ser un cobarde, así que lo ataque.
Juan de inmediato se cubre para evitar que mis puños lo dañaran directamente, pero en cuanto la pelea se ponía justa, sus hermanos, intervienen y me toman de ambos brazos.
- Suelten me, esto es entre él y yo. Exclame.
- Gracias hermanos, ahora sostengan a esta rata. Dice juan antes de golpearme.
No podía defenderme, estaba completamente sometido, no podía liberarme y los golpes que me propinaba Juan, me lastimaba severamente, pero al fin alguien decide apoyarme.
- Ya detente. Dice un niño mayor y más grande que yo.
- ¿Ah? ¿ qué te importa? No te metas, ¿además quién eres tú, jamás te había visto? Responde juan.
- Mi nombre es Kevin, y soy el que te dará una paliza por ser un idiota con un niño pequeño.
Kevin, después de responder con esas palabras toma un bote de pintura y como si fuera un experto lanza rocas, él con toda su fuerza se la arroja a juan, haciendo que este caiga al suelo, adolorido. Juan bien enfurecido, se levanta y arremete contra aquel que me ayudo, pero antes de que una pelea feroz comenzara a desatarse en el aula de arte, la maestra que dirigía la clase entra, y nos lleva a todos ante la dirección.
- Ustedes harán que me dé un infarto, es increíble que nuevamente estén, en este lugar por una pelea. Dice la directora teresa.
- No fue mi culpa señora teresa, él chico nuevo me golpeó con una lata de pintura. Responde juan.
- Eso explica que parezcas un tomate, pero lo que realmente me interesa, es ¿porque razón, comenzaron a pelearse?.
- Ellos empezaron a golpear al niño pequeño, y al ver que lo maltrataban de forma descarada, decidí interferir. Dice Kevin al señalar a juan y a sus hermanos.
- Es mentira!
- ¡no hicimos nada!
- Mis hermanos y yo no hicimos nada, no le crea directora. Responde juan en defensa.
- Cállese!!!- Responde la directora al golpear su escritorio.
- Pero directora, mis hermanos y yo, no hicimos, nada…
- Le daré la palabra a José, ahora, ¿ qué pasó?. Pregunta la directora.
Yo de inmediato tomo mis cosas y antes de marcharme, le respondo.
- No pasó nada, fue mi culpa… dije antes de salir de su oficina.
No quería estar cerca de esa mujer, cada vez que estaba cerca de ella, mi pecho se oprimía como si el aire fuera plomo pesado, lo cual confirmaba que mi cuerpo, seguía desconfiando de esas “cosas”, de esas monjas.
Mientras caminaba por el pasillo, Kevin, el niño mayor y más grande que yo, el cual fue el único que decidió ayudarme en la clase de arte, se acerca y con una fuerte, pero amigable palmada en la espalda, comienza a hablarme.
- Hey, niño, esa forma en la que te fuiste fue muy cool, pero no evito que nos castigarán a todos. Dice…
- ¿Castigar? Respondí.
- Si, ya que te fuiste sin decir tu versión, la hermana Teresa decidió darnos algunas tareas, tu y yo, trabajaremos en la limpieza de la cocina después de clases, mientras que ese trío de idiotas limpiarán el gimnasio. Responde Kevin de forma simpática.
- Ya veo, por cierto, Gracias por ayudarme. Dije.
- Nah, no te preocupes, me molesto ver como tres chicos mayores y más grandes, molestaban a un niño pequeño de cinco años, no podía dejarlo pasar.
- Tengo 8 años. Recalque.
- ¿De verdad? Haha perdón, es que te ver muy indefenso y débil. Responde Kevin de forma sarcástica.
- No es cierto, soy más fuerte de lo que parece. Dije.
- Si si, lo que digas, pero necesitas a un amigo que lucha a tu lado, o al final terminaras en el lodo. Responde Kevin.
De inmediato me detengo.
- Dudo mucho que alguien quisiera luchar a mi lado. Dije de forma melancólica.
- ¿Y porque? Pregunta Kevin.
- Porque soy patético, aún no se muy bien porque mis padres me abandonaron, pero supongo que es porque soy un estorbo para muchos, ¿quién quisiera luchar con un estorbo? Respondí.
- Yo lo haré…
Por algún razón, me impactó esas palabras.
- Que?
- Si, yo lucharé contigo, somos huérfanos, aunque no tengamos con quien contar, siempre contarás conmigo, por esa razón te diré, ¿ y si somos amigos? siempre quise tener a un hermano menor. Responde Kevin con sinceridad.
No lo podía creer, ¿porque este niño, mayor y más grande que yo, quisiera ser mi amigo, y mucho más que un amigo, un hermano? Al final, no quería decepcionar me, no me gustaría que las palabras de kevin, fueran solo, eso, palabras, pero ya estaba cansado de luchar solo.
- Muy bien, Kevin, seré tu amigo, o un hermano si quieres. Dije.
- Claro, nos cubriremos las espaldas, “hermano de orfanato”.
- Claro hermano. Respondí al chocar mi puño con el suyo.
Después de dar un ligero paseo por el orfanatorio junto con kevin, de repente la directora teresa, de acerca y de forma dulce y amable, está me invita a su dirección.
- Hola pequeños, José, ¿puedo hablar contigo en mi despacho?.
Yo no quería ir, no confiaba, pero no podía siempre ser indiferente, no si quería escapar de este lugar.
- Si señora, Kevin, nos vemos en el recreo. Dije.
- Claro, nos vemos.
Kevin y yo nos despedimos…
Cuando llegamos al despacho, de inmediato mi pecho se comprimió, como si algo malo estuviera a punto de suceder.
- Siéntate pequeño.
- Estoy bien…
- DIJE…dije que te sientes. Responde la directora molesta.
Esa mujer, ya no era tan dulce, ella no podía controlarse por completo, sabía que estaba irritada, frustrada, enojada, así que me senté para evitar problemas.
- Me ha estado preocupado últimamente tu cambio de personalidad, últimamente veo que no eres el mismo, como si desconfiadas de nosotras, de la monjas de este orfanato, por esa razón, te llame para tener una charla y arreglar las cosas. Dice la directora.
El conserje, me advirtió sobre estas monjas, confiar en ellas, sería traicionarlo, pero si quería que esta mujer me dejara tranquilo tendría que responderle claramente.
- Es que, juan y los niños me montan tanto, que hacen que me moleste con todos. Mentí de forma dulce y penosa.
- Awww, pobrecillo, descuida pequeño, ahora que se lo que te molesta, buscaré la manera de arreglar tu problema. Responde la directora al abrazarme.
Después de confesar esa pequeña mentira, me retiré al recreo, para reunirme con kevin y algunas amigas, y así jugar un poco.
- José, este orfanato, es un castillo. Dice Kevin.
- ¿De que hablas, porque lo dices? Pregunte.
- Solo mira, cientos de niños, en un lugar que parece un lujos castillo, cafetería, aulas, piscina, dormitorios espaciosos, esto no es como mi otro orfanato. Responde Kevin mientras juega.
- ¿El orfanato donde viniste no es como este? Pregunte.
- No, para nada, la mayoría de los orfanatos son de pocos recursos, no hay tantas cosas, no como este lugar.
- ¿De verdad? Respondí.
- Oh, ¿acaso creíste que todos los orfanatos eran mansiones o castillos lujosos, como este? Pregunta Kevin.
- Nunca me lo plante, pero si… ¿ y en tu orfanato hay monjas? Pregunte.
- Si, algunas, pero también recuerdo que había funcionarios públicos, encargados de algunos niños. Responden Kevin.
- ¿Funcionarios públicos?
De repente, la sirena comienza a sonar, dando y anunciando el final del recreo.
- Bueno, se acabó el recreo, al menos solo nos queda una clase.
- Si, pero si más no recuerdo, estamos castigados y debemos ayudar en la cocina. Dije.
- Ahhh, es verdad, carajo, lo había olvidado, pero bueno, nos vemos en la cafetería después de clases. Dice Kevin al marcharse.
Después de terminarlas las clases, me dirigí a la cafetería, para pagar mi castigo en la cocina, pero cuando entré, me sorprendió ver que solo estaba la hermana Elena.
- Vaya, vaya, pero si eres tu. Dice la hermana Elena sorprendida.
- Hermana Elena, había olvidado que usted también era cocinera, pero ¿dónde están las demás monjas que trabajan en la cocina? Pregunte.
- ¿Ellas? Fueron asignadas a otros cargos, por ahora soy la única encargada de la cocina, pero no te preocupes ellas están bien. Miente la hermana Elena.
- Bueno, ¿Kevin aún no ha venido? Pregunte.
- Si hablas del otro niño, está en la otra habitación lavando los platos.
Decidí acercarme para confirmar y me intrigó ver que Kevin estaba lavando los platos, acompañados de una fuerte y ensordecedora música de hip hop.
- Parece que se divierte. Dije.
- Si, prefiero el rock. Responde la hermana Elena.
- Bueno, ¿en que puedo ayudar?. Dije.
- Puedes fregar el piso y después ser mi asistente, necesito manos extras para el estofado que estoy preparando. Responde la hermana Elena.
- Vale…
Las horas pasaban, y la noche ya había llegado, terminar con los que hacerse de la cafetería nos llevó demasiado tiempo, a tal punto, que sin darnos cuenta, Kevin y yo terminamos nuestro castigo a las 8:00pm.
- Por todos los cielos, pero miren la hora, les agradezco que se hayan quedado para ayudar me. Dice la hermana Elena.
- Bueno era nuestro castigo, así que no hay de que. Dice Kevin.
- ¿Podemos irnos ya? Me duelen los brazos. Me queje.
- Claro, pero antes, debo darles su paga.
La hermana teresa se acerca a una estantería y toma un bote con nada mas y nada menos, que, barras de chocolate oscuro, delicioso chocolate oscuro.
- Tengan, pueden comer todo el chocolate que deseen, es mi recompensa para ustedes.
Ni Kevin ni yo, lo dudamos, de inmediato tomamos el chocolate y como bárbaros comenzamos a devorarlo.
- Que rico esta esto…
Pero mientras estábamos disfrutando de ese delicioso dulce, una de las monjas entra y como si se tratara de una noticia ultra secreta, le susurra algo al odio de la hermana Elena, la cual reacciona de forma extraña.
- Eh, ¿enserio? ¿Ahora? Bueno, no importa, sabíamos que llegaría el momento, me uniré en cuanto termine con el postre.
No pude escuchar muy bien lo que decían, pero una corazonada, me decía que algo pasaría en esta precisa noche.
La extraña monja que estaba hablando con la hermana Elena, después de hablar con ella, rápidamente se retira, pero sin antes susurrar.
- Que delicioso se ven…
Creía que se refería al chocolate.
El chocolate estaba rico, ¿pero a eso se refería? Algo malo están apunto de pasar, y tenía que salir con mi amigo, mi hermano, Kevin.