Por eso había elegido venir únicamente con uno de sus caballos Flare más veloces porque era una criatura que se adaptaba a la perfección a su poder de fuego. En las alforjas, bien aseguradas al lomo del animal, llevaba su equipaje esencial y los regalos para los novios. Viajaba cargado, pero sin excesos. Aunque en el fondo detestaba la idea de llegar sin la pompa que debería acompañarlo como Rey de Pyrion, también reconocía las limitaciones que le imponía el clima. Además, estando solo podría estudiar mejor ese territorio que sus ancestros jamás habían pisado. Ahora entendía por qué: era endemoniadamente frío siendo en pocas palabras la antítesis de su reino. Fue entonces, en ese momento conforme navegaba por un sendero particularmente estrecho entre picos nevados que escuchó el sonido d

