Punto de vista de Mel
Traté de procesar las palabras que Jason estaba diciendo, pero no podía entender qué podía ser tan urgente.
—¿Urgente? ¿Alguien está herido? ¿Qué está pasando, Jason? —le pregunté con un leve pánico en mi voz.
Él agarró mi mano y me arrastró fuera del edificio hacia el estacionamiento. Abriendo la puerta del coche, empecé a entrar en pánico. ¿Debo subir? ¿Debo huir? Supongo que solo había una forma de averiguarlo. Subiendo al coche, me senté y abroché mi cinturón de seguridad. Mi corazón latía como una manada de caballos salvajes.
—¿Qué está pasando, Jason? Me estás asustando muchísimo —le supliqué.
—Vamos a conducir. Necesito salir del territorio de la manada antes de hablar —dijo.
Podía oír la preocupación en su voz, lo cual aumentaba mi pánico. Finalmente salimos del territorio de la manada y nos dirigimos a un pequeño parque no muy lejos de la frontera.
—Bien, estamos fuera del territorio de la manada, cuéntamelo por favor —dije, sabiendo que mi corazón no podía soportar la ansiedad mucho más tiempo.
Él suspiró y se volvió hacia mí. Las primeras palabras que salieron de sus labios fueron:
—Mel, ¿confías en mí? ¿Confías en Rebecca?
Confundida, lo miré y dije:
—Uh, definitivamente confío en Rebecca. En cuanto a confiar en ti, sí, hasta cierto punto. ¿Por qué?
Él salió del coche y vino a abrir mi puerta. Extendiendo su mano hacia mí, me pidió que lo siguiera hacia los columpios. Hice lo que me pidió y lo seguí al parque vacío y me senté en el columpio junto a él.
—Mel, hermana, realmente no sé cómo empezar esta conversación. Así que vamos a arrancar el vendaje de golpe y voy a ser honesto y directo. Hoy temprano, se suponía que debía asistir a una reunión con papá y el Alfa. Cuando estaba a punto de entrar, los escuché discutiendo. Al parecer, papá había estado engañando a Constance durante mucho tiempo, con la hermana del Alfa. La hermana le había contagiado sífilis a papá y él acaba de enterarse. Como era algo tan serio, tuvo que contárselo al Alfa Scott. No hace falta decir que no se lo tomó bien. Está preocupado por las hazañas sexuales de papá y por contagiarlo a otros lobos de la manada. Para calmar al Alfa y conseguir su silencio, le hizo a papá una oferta. Esta es la parte que no te va a gustar. Dad le dieron un ultimátum porque se negó a decir dónde contrajo la enfermedad de transmisión s****l. Le ordenaron que diera el nombre o le quitarían su título. Además, el Alfa te tendrá a ti durante un fin de semana para hacer contigo lo que quiera —dijo con disgusto.
Las lágrimas empezaron a llenar mis ojos y empecé a temblar.
—¿Yo? ¿Por qué me querría a mí? No soy nadie. ¿Y la Luna? —lloré.
Él tomó mi mano en la suya y respondió:
—Mel, ojalá lo supiera. Es repugnante, pero eso no es todo, hay más. Papá... se siente degradado, y sabes cuánto odia eso. Por lo tanto, está furioso y busca desquitarse con alguien.
—Conmigo, ¿verdad? —lo cuestioné.
Asintió con la cabeza y pude ver que se estaba enfadando visiblemente.
—Lo siento tanto, hermana, por todo lo que te he hecho sufrir. Lo siento mucho por mi papel en hacer tu vida miserable. Ojalá pudiera deshacerlo todo.
Pude ver la tormenta en sus ojos y escuchar la sinceridad en su voz. Apreté su mano y le di una ligera sonrisa. En los últimos años, Jason ha intentado realmente protegerme. No siempre tiene éxito y a veces se ve obligado a participar, pero no lo culpo. Él no quiere hacerlo y definitivamente no lo disfruta.
—Jay, está bien, hermanito. Agua bajo el puente. Has hecho mucho para tratar de compensar tu papel y nunca te culpo cuando te ves obligado a hacerme daño. No más disculpas, ¿vale? —le aseguré.
Una lágrima solitaria salió de su ojo y susurró:
—Espero que sientas lo mismo cuando te cuente el resto.
Le hice un gesto para que continuara, pero se levantó y se alejó de los columpios en los que habíamos estado sentados. Grité para que se detuviera y para que por favor terminara de contarme qué estaba pasando. Se volvió hacia mí y dijo:
—Melian, papá me dio una misión con instrucciones muy específicas. ¡No quiero hacerlo! Hasta que Rebecca y yo podamos averiguar cómo escapar de manera segura y llevarte con nosotros, no siento que tenga otra opción que seguir adelante. Papá... papá quiere que te lleve al almacén vacío cerca del lago.
Él, Eric y Todd deben reunirse con nosotros allí. No sé exactamente qué tiene planeado, pero estoy seguro de que no es bueno. No puedo hacerlo, Mel.
Sorprendida por lo que dijo, sabía que de una forma u otra estaba atrapado entre la espada y la pared. Una vez más, cumpliré 18 años en 9 horas y luego podré escapar. Puedo sobrevivir una vez más para salvar a mi hermano y a su familia del abuso en mi lugar.
—Jason, llévame a donde tengas que ir. No puedo permitir que sufras las consecuencias por no hacer lo que papá dice. Tienes que cuidar de Rebecca y Trinity. Estaré bien. Puedo hacer esto una vez más. Tomaré el golpe por el equipo, ¿de acuerdo? Mañana seré una adulta legal y él no podrá controlar si me voy o me quedo. Haré mi escapada entonces, e incluso si tengo que hacerlo sola, no tendré que pasar por la tortura nunca más —le dije con confianza.La expresión en su rostro pasó de angustiada a enojada.
Me quedé congelado en mi lugar, temeroso de pronunciar otra palabra.
—¿Estás loca, Mel? ¿Y si te golpea hasta dejarte en el suelo y luego te entrega a Scott? Entonces tendrás que pasar no solo por los golpes, sino también por la violación —Me suplicó que cambiara de opinión.
—No estoy loca, bueno, al menos no diagnosticada, pero divago. Esta es la única manera de que todos bajen la guardia y de que podamos salir a salvo. Por favor, no discutas conmigo sobre esto. Por favor, Jason. Parecía derrotado, pero accedió. Prometió no alejarse demasiado, por si la situación se salía de control.