Capítulo tres
—¿Se acuerda de mí? —cuestiono y sus ojos ámbar toman un tono más oscuro —si no es así, déjeme refrescarle la memoria —junto mis manos y me volteo hacia el público quien me mira expectante a la situación.
Todo sea por el trabajo.
Aunque yo hago esto y ni siquiera sé quien es él en realidad.
>>—Me presento, mi nombre es Xochi y tengo la dicha de contar una muy penosa del dueño de este establecimiento…
—Saquen a esta loca de aquí, está perturbando la poca paz que hay en el café —la señora Clara demanda con tono de voz autoritario sin dejarme terminar y yo alzo las manos en rendición cuando veo venir la banda de empleados hacia mí.
—Vale, yo me voy. Conozco la salida, pero señor Ryan —sonrío de forma chantajista —sepa usted que existen las r************* y los canales de chismes —me despido con la mano dejándolo pasmado en su sitio y tomo una gran respiración estando fuera del lugar.
Jamás en mi vida creí que podría llegar a tal punto.
Esto ya es demasiado para mí, pero tenía que intentarlo.
Me encamino hacia la parada de autobuses sintiendo el calor del sol de la mañana remplazar el frío del viento y tomo asiento en los puestos vacíos, cruzo los brazos dando un gran bostezo y de la nada un mercedes-benz n***o aparece a gran velocidad delante de mí.
¿Será que me van a robar?
Junto las cejas confundida y la puerta trasera se abre en cuestión de segundos dejándome ver al princeso con unos lentes de sol puestos mientras camina hacia mí con elegancia fingiendo su evidente enojo con una sonrisa en su rostro.
Sus gruesas manos toman mi brazo con fuerza y me levanta de un tirón de los puestos, —Auch, me estás lastimando —me quejo, pero a él parece no importarle porque me arrastra hasta el coche y de un empujón me mete dentro.
Entra cerrando con fuerza y el chofer pone en marcha el auto rápidamente, él se quita las gafas y su cara cambia a una seria totalmente.
—¿Qué no era que tú no eras una interesada? —toma el puente de su nariz —mira lo que te pasa, Jayden, por cumplir los caprichos de tu hermana —susurra para sí.
—Y no lo soy —afirmo rodando los ojos.
—¿Entonces explícame por qué una peluquera de la nada llega a mi café y forma un alboroto mientras porta el uniforme de empleada? —desvía la mirada a los vidrios polarizados del carro —¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Dinero? ¿Viaje? ¿Una cita?
Achico mis ojos —No quiero nada de lo que has dicho, y dios me libre de estar en una cita con tal cara guayaba —él voltea impresionado teniendo toda la atención en mí —y si dije lo que dije fue para que entraras en pánico y me reintegraran al café —juego con los dedos de mis manos —no es justo que por un minuto que haya llegado tarde no me hayan aceptado, ¡Es imperdonable! Además, ¿Qué clase de política es la que te rige? Pareces un viejo.
Jayden chasquea la lengua y asiente lentamente —Primero, ¿me has dicho cara guayaba? ¿en serio? —afirmo —Segundo, ¿Tú eres la chica de la que hablaba mi asistente Clara? —asiento —Y tercero, ¿Me has dicho viejo? —vuelvo a asentir.
—Sí a todo.
Sonríe irónico—Pues te has convertido en la primera persona en decirme todo eso sin recibir algún tipo de consecuencia, — alza sus cejas —y también te has convertido en la primera persona que está en mi lista negra.
—No me importa estar en tu lista negra, ni siquiera sé quien eres, y no me interesa, —digo con sinceridad —lo único que quiero es el trabajo en el café, eso es lo único que te pediré para dejarte en paz.
—Pues qué harías si te dijese que no te…
—Señor —su chofer lo interrumpe —disculpe la intromisión, pero Clara me acaba de informar que en pocos minutos es la junta con los inversionistas de la empresa.
—Llévame inmediatamente —dice y sube su mano izquierda donde observa la hora en su finísimo reloj —mierda, voy a llegar tarde por primera vez a una reunión por tu culpa —me señala y yo alzo una ceja.
—¿Disculpa? ¿Qué tú vas a llegar tarde por mi culpa? —muevo mis manos en el aire —yo no fui la persona que se bajo de un coche y me arrastro con él a la fuerza.
—No lo eres, pero si perturbaste mi itinerario con tiempo perfecto para cada cosa.
—¡Pero si lo único que quiero yo es el trabajo en el café y te lo acabo de decir! Para mí es importante tener un empleo de tiempo completo los fines de semana y me acabas de decir que no —el automóvil entra a los estacionamientos de una de las empresas más famosas en el país y me callo sin entender el contexto de la situación.
¿Qué hacemos en el iTroyan Company?
El chofer se estaciona en uno de los lugares vacíos y él sale inmediatamente, abro la puerta desesperada por no quedarme dentro del auto y lo sigo hasta el elevador.
>>—Jayden, ¿qué hacemos aquí? —pregunto al entrar al ascensor y él toca el ultimo botón mientras remanga su saco.
Sus ojos brevemente me observan de reojo —Es la primera vez que alguien me llama por mi nombre aparte de mi familia, ¿incluso hasta con eso te piensas quedar o qué?
—Yo no quiero quedarme con todas tus primeras experiencias, solo quiero…
—Solo quieres el trabajo en el café, ya lo sé y lo resolveré —me corta y las puertas del elevador se abren revelando una hermosa planta con recepción incluida.
Esto es el paraíso del trabajo para alguien como yo.
—Jefe, solo falta un minuto, corra —¿Jefe? Mi ex jefa le entrega dos carpetas con documentos, este en cuestión de segundos desaparece de nuestra vista y centro mi atención en la persona que tengo en frente.
—Acaso —señalo por donde se ha ido el princeso —él es tu jefe, su jefe —señalo a los empleados —y el jefe —señalo todo en general y ella rueda sus ojos mientras asiente exasperada.
Oh, así que el princeso es el jefazo de jefazos.
—¿Qué fue de lo que hablaste con el señor Ryan? —cuestiona sin rodeos —tengo la orden de complacer a todas las chicas que vienen detrás de él buscando lo que evidentemente nunca tendrán.
—Mire, —remojo mis labios —yo lo que quiero es que me den trabajo, pero su jefe testarudo no me dijo nada, aparte salió con que yo tengo la culpa de que él llegue tarde a una de sus reuniones —me señalo —¿yo le puse una pistola en la cabeza y lo obligue a raptarme? Evidentemente no y aún así todo lo que he hecho es llevarme sus primeras experiencias y conseguir entrar a su lista negra.
—¿En que quieres trabajar? ¿Cafetería? ¿Empresa? ¿Mansión? —levanta sus lentes cuadrados.
—Ah, ¿puedo trabajar aquí?
—Como ayudante general en todos los departamentos. Tu trabajo principalmente consistiría en llevar y traer papales y atender las necesidades de los ejecutivos más altos.
—Y… ¿De cuánto estamos hablando en dinero? —muerdo mi mejilla internamente.
—Mil quinientos dólares mensualmente si desarrollas tus labores correctamente sin tener una sola queja de todos los subdepartamentos.
Que ofertón.
—Acepto —digo sin pensármelo.
Esto es mucho más que el dinero que me dan mis trabajos de medio tiempo en el día, así se me hará más fácil pagar las deudas que mi padre el desaparecido nos dejó a mi mamá y a mí.
—Bien, lo que tienes que hacer es…—el pitido del elevador suena y ambas nos giramos para observar a la persona que sale.
Una chica alta con un hermoso cabello rubio y piernas de envidia nos observa con una mala mirada de arriba abajo y pasa sin decirnos nada.
—¿Y está? —pregunto.
—Es la ex novia del jefe, su nombre es Lucia y solo me queda decir que estaré en problemas si no la desaparezco antes de que el señor Ryan salga de la reunión —camina en dirección hacia donde ella se fue y yo la sigo sin tener nada más que hacer.
Bueno, algo me dice que lo siguiente será todo un show.