+Tercer Capítulo+

1726 Words
April Smirnov No soy consciente de cuanto tiempo llevo aquí, el maldito que me secuestro se fue y me abandonó. El tiempo que sea que haya pasado sólo hace que me desespere aún más. Odio los lugares cerrados, por esta razón siempre procuro dejar al menos una ventana abierta en casa, sí se podría decir que tengo claustrofobia. Me remuevo para intentar soltarme lo cual es imposible, entonces recuerdo lo que él dijo: "Por más que lo intentes las cuerdas no te soltarán si yo no lo ordeno antes". Aprieto los dientes ante el recuerdo de sus palabras. La puerta de donde sea que me encuentre comienza abrirse.  - Señorita... - susurra una voz masculina, con ¿Lastima? No me agrada que otros sientan lastima por mí - La sacaré de esta habitación - informa con gentileza. Unos minutos después soy consciente de que él me quita la venda de los ojos y me suelta. - Gracias - murmuro por lo bajo, una vez me pongo de pie encaro al hombre detrás de mí - ¿Usted no es...?  - No, señorita, yo lo solo le sirvo al señor - de inmediato una ola de alivio me invade - Pero debo llevarla con él ahora - así es como mi tranquilidad se va tan fácil como vino.  - Por supuesto que no - contradigo saliendo de ese extraño y ajeno cuarto - No pienso quedarme un minuto más aquí - miro hacia atrás, sin fijarme por donde voy, como resultado choco con alguien cayendo al suelo - Querida April, puedes pensar lo que quieras pero no pondrás un pie fuera de esta casa - esa voz, su voz aprieto mis manos en puños, levanto la mirada y lo veo acuclillarse frente a mí extendiendo su mano derecha para ayudarme a levantarme.  «Ni siquiera lo pienses April, ¿Acaso se le olvido que él te encerró en contra de tú voluntad? Ten dignidad por Dios» - mi subconsciente me regaña, entonces me levanto sola y sacudo un poco mi ropa aunque este lugar parezca estar impecable.  - Tan arisca como siempre April - dice acompañado de una mueca de desaprobación - Ven conmigo - ordena, comienza a caminar en la dirección opuesta a la que yo me encaminadaba. No lo sigo me armo de todo el valor que tengo, corro, corro lo más rápido que puedo con los tacones que llevo puesto, sin embargo en un abrir y cerrar de ojos estoy siendo levantada como saco de papas.  - Maldito, ya bájame - demando, mientras pataleo y golpeo su espalda - ¿Qué demonios quieres? ¿Sabías que secuestrar a una persona es un delito? Y aún más si esa persona es una...  - ¿Una Fiscal? Debo admitir que me sorprendió saber que escogerías esa carrera - me interrumpe sonando muy seguro de lo que dice - Y sí, sé que secuestrar es un delito, pero déjame decirte que no te secuestre, sólo estoy tomando lo que es mío - me deja en el suelo, y sin querer una pequeña pero escandalosa risa se me escapa mientras me alejo lo suficiente de él.  - Repasemos los hechos, ¿Quieres? - no espero su aprobación solo continuo - En primer lugar, ¿Quién eres? Si no es molestia, tu nombre real. Segundo punto yo no le pertenezco a nadie, amo mi libertad y libre albedrío, gracias - respiro un poco y prosigo - Por último, creo que tengo suficientes pruebas para demostrar delante la corte que me has secuestrado, porque te informo que privar a alguien de su libertad sea por lo que sea es considerado secuestro - finalizo con la respiración errática por hablar tan rápido.  - ¿Terminaste? De acuerdo, nosotros... - lo interrumpo levantando mi mano. No he pasado por alto el hecho de que ya no estamos para nada cerca del lugar donde anteriormente estaba encerrada.  - ¿Nosotros? Nosotros no existe, no nos conocemos. Para mí tu solo eres el maniático loco que me retiene dentro de estas cuatro paredes - explico escuchando su risa después - ¿Qué es tan gracioso? - April, Si mei vobiscum et c*m coram sumus - dice en otro idioma que no reconozco pero en mi cabeza suena su significado.  «Tú y yo si nos conocemos» - sacudo la cabeza confundida.  - ¿Cómo has hecho eso? - cuestiono aturdida - Repito nunca en mi vida te he visto, no te conozco - digo una vez me repongo.  - No es momento para esa conversación ahora mismo, sólo debes saber lo que te corresponde - responde en tono monótono.  - Oh, claro que es momento... - me interrumpo a mi misma porque - Hablo enserio, cambiaste de tema hace unos minutos. Ahora dime cómo carajos te llamas - exijo cruzándome de brazos. Él sonríe lascivamente, acercándose demasiado a mí y como reflejo retrocedo. - Reitero April, si nos conocemos - la maldita sonrisa en su rostro no desaparece al contrario se ensancha aún más - ¿Va a ser necesario que te lo recuerde? - pregunta una vez mi espalda choca contra una mesa y coloca sus manos a cada lado de mí.  - Tal vez, si realmente te conozco recuérdamelo. Sí puedes hacerlo entonces hazlo de otra manera quiero que me dejes ir ahora mismo - le reto con voz firme.  - ¿Estas segura de eso? - cuestiona levantando una ceja, asiento segura - Muy bien, tú lo pediste... - Espera, ¿De qué...? - mi pregunta se queda en el aire cuando él se apresura a clavar sus dientes en mi cuello, despertando mi miedo - Me estas haciendo daño - gimo de dolor ante de la sensación de mi piel siendo perforada - No te pedí esto. ¿Por qué...? - se despega por un segundo de mí y murmura.  - April, tengo que hacer esto - niego, tratando de salir de donde él me tiene prisionera - Carajo, quédate quieta - gruñe y vuelve a morderme - Memento.  «Recuerda» -  Entonces entiendo lo que él esta haciendo, lo recuerdo... - ¿Siempre haces estás cosas por desconocidos? - indaga confundido.  - No siempre, supongo que lo hago con personas que no pueden defenderse o que aparentan eso - contesto sin mirarlo - Te he ayudado y ni siquiera sé cómo te llamas. - Me lo dices o me lo preguntas - murmura entre risas, lo miro con mala cara - Esta bien lo siento. Thiago D' Angelo, es un gusto conocer a una jovencita como usted - se presenta, mirándome con una sonrisa coqueta. - De acuerdo... - digo restandole importancia al avistar mi casa a unos cuantos pasos - ¿Quieres pasar un rato? - propongo con una cálida sonrisa, sin embargo Thiago niega. - Te lo agradezco April, pero ya debo irme. Esperan por mi - indica con la culpa inundando su voz - Ya no veremos. Nuevamente gracias por tu ayuda, en algún momento serás recompensada - asegura antes de desaparecer de mi vista, dejándome confundida. - Satis - murmura separándose de mí por completo, limpiando la comisura de su boca.  «Suficiente» - sin saber que decir, alzo mi mano y la dirijo al lugar donde me mordió, pero él me detiene antes de que toque la marca que seguramente dejo su mordida.  - No - ordena - La herida sanará - informa, yo solo asiento como puedo.  - ¿Lo que vi... Por qué no lo recuerdo por mi sola? ¿Por qué tienes que...? - hago uso de mi voz aunque posiblemente suene como una tonta.  - Tengo que morderte April para que me recuerdes, si no fuese así no lo harías - quiero preguntar pero mi voz es inestable, él parece entender y continua explicando - ¿Por qué? - sacudo mi cabeza asintiendo - Bueno, verás si yo lo quisiera pudiera borrar o bloquear el recuerdo de esta conversación - lo observo descolocada, me atrevo a hablar.  - Sí de todas manera íbamos a "encontrarnos" por qué bloqueaste mis recuerdos sobre ti - interrogo mirando hacia todos los lados en busca de alguna silla o mueble en el que pueda sentarme.  - No íbamos a encontrarnos April, no estaba seguro de que fueras la indicada por ello no debías saber de mí, pero ahora no hay excusa alguna para que no estés a mí lado - anuncia peinando hacia atrás los mechones rebeldes de su cabello.  - Disculpa, que te interrumpa en tu interesante relato pero enserio necesito sentarme - él me da una sonrisa de boca cerrada y señala detrás de mí, miro por encima de mi hombro encontrándome con un sillón blanco - Gracias - susurro por lo bajo.  «Adiós dignidad, ¿Estás loca, por qué le agradeces?» - reprende mi subconsciente.  - Continua - requiero acomodándome en el sillón - ¿Qué decías?  - April... - dice en tono de advertencia - Te quedarás aquí - demanda dándose la vuelta.  - ¿Qué? No quiero quedarme aquí - digo tomándolo de la manga de su traje.  - Hermosa mía, ¿Ves a alguien aquí que le importe lo que quieras o no? - pregunta acercando su mano hacia, pero yo la alejo de un manotazo - Teníamos un trato, si yo no te demostraba que nos conocemos te dejaba ir. Eso no pasó, te quedarás y punto.  - No dije eso y si no recuerdo... - él me corta.  - ¿Si no recuerdas no pasó? Por favor April, madura, eres una Fiscal te creí más sensata - anuncia levantándome la voz, mi cuerpo reacciona por si solo y estrello mi mano contra su rostro virandolo.  - Jamas en mi vida he permitido que me levanten la voz y tú no serás el primero al que se lo permita -  manifiesto señalando, él regresa la vista a mi y toma mi brazo con tanta fuerza que parece que va rompérmelo.  - Escúchame bien, pequeña. En este lugar mando yo. A mí no se me falta el respeto y si lo haces te atienes a las consecuencias - regaña su voz antes carente de alguna emoción ahora solo destila enojo...  - ¿Qué harás...? - pregunto dejando que el temor domine mi voz.  - Te castigaré - asegura con voz ronca. Trago grueso.  - ... "Toda acción corresponde una reacción" - Newton. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD