-Crees que al besar a un sapo del estanque encuentre un príncipe que me salve de mi destino -dije intentando quitar mi aburrimiento
-No necesitas besar a un sapo para eso, ya tienes un príncipe en tu vida -respondió ella quitándole toda la diversión a mi broma
-Un príncipe al que jamás he visto -dije sin entusiasmo
-Pero es tu prometido -agregó -todas desearíamos ser tú, no sabes la envidia que todas las mujeres del pueblo te tienen -parecía recordar algunos comentarios de días antes
Habíamos paseado el pueblo como de costumbre, y como ya estaba anunciado desde que tengo memoria que mi destino estaba al lado del príncipe heredero, eran pocas las personas que se me acercaban, me tenían respeto, o más bien, envidia y eso no me hacía muy popular, ni siquiera podía pensar en tener amigos, amigos de verdad y eso me fastidiaba
-¿Qué podrían envidiar? -dije intentado restar importancia al último encuentro con esa mujer odiosa -¿una vida en una prisión?
-¿Una prisión? -dijo riendo -bromeas ¿no es cierto? -dijo incrédula -¿cómo podría el palacio ser una prisión? tiene extensos y hermosos jardines cubiertos de pasto verde y con muchos árboles de cerezo, sus caminos de grava y sus elegantes bancas, es un sueño -suspiró animada
Nilufer, ella era mi mejor amiga de la infancia, una mujer de mi edad, quizá un par de años mayor, vive en la villa de mi padre, y sus padres eran fieles sirvientes de mi familia desde que tengo uso de razón.
Ella es mi dama de compañía, pero para mí es mi mejor amiga y mi aliada, ella conoce todos mis secretos y sabe de mis más grandes sueños y aspiraciones, y también es la persona que me hacer entrar en razón, la que me hace ver mi realidad y a pesar de todo está para mí de manera incondicional.
-No parece que sea mi hogar
-Un caminata con el príncipe en paseo de las sakuras sería una cita muy romántica -sonreía, supuse que imaginaba la escena, pero seguramente no era yo la protagonista -¿no crees?
-Ese lugar si me agrada bastante, tengo que admitirlo -sonreí recordando aquella visita -y también coincido en que es un lugar muy romántico para pasear con el amor de tu vida, pero el príncipe está lejos de ser eso para mí, lo sabes, jamás lo he visto, jamás he hablado con él, no sé cómo piensa, desconozco sus ideales y ¡vamos! es un príncipe, debe ser ególatra y machista -dije a la defensiva
-¿Por qué lo juzgas sin conocerlo?
-De tal palo tal astilla -respondí -conozco al rey
-No puedes juzgarlo por las hazañas de su padre -lo defendía
-Quizá tengas razón -me hizo pensar detenidamente -debería dejar de juzgarlo, tendré que conocerlo primero -dije desanimada
-¡Vaya que tienes ganas de conocerlo! -su tono era de reproche
-Tú sabes lo que pienso
-Antes te ilusionaba tu destino
-Lo has dicho, “antes”. Era muy pequeña para comprender la situación real que venía, ahora sé lo que el destino me tiene preparado, ahora sé que ser una princesa no es algo mágico y especial. No quiero vivir como la reina, tú la viste, es desdichada, infeliz, su sonrisa no es genuina
-Lo sé, lo vi también, una mujer sin vida, sin voz, sin libertad -suspiramos a la par -Es lamentable
-Lo es, ¿ahora lo entiendes?
-Lo único que entiendo es que no conoces a tu prometido, no deberías juzgarlo, el día que lo conozcas deberías darle una oportunidad de demostrarte la persona que es
-Me lo has dicho muchas veces, pero es el hijo del rey, de su padre ha aprendido todo lo que sabe
-¿Cómo podría? ni siquiera vive en el reino con él, ¿crees que puede aprender de él? ¿cómo?
-¡Es cierto! -dije más animada
Había una mínima posibilidad de que el príncipe no fuera como yo lo había imaginado, que su forma de pensar no fuera la misma que del rey, que mi vida al final no fuera tan desdichada y aburrida.
-No deberías salir, sigue mi consejo -dijo preocupada
Me había seguido desde la villa de mis padres hasta el muro de piedra que rodeaba la ciudad
-No tardaré, sólo tienes que cubrirme con mis padres, no les puedes decir nada
-Soy tu dama de compañía -dijo alarmada -debería estar contigo
-Pero si vienes conmigo ¿quién va a cubrirme con mis padres? -busque de nuevo con la mirada el lugar por que saldría
Unas semanas antes había visto un túnel, estaba cubierto de enredaderas verdes y suaves, para mi suerte, quizá alguien más la usaba para entrar y salir del reino sin ser visto. Había vigilado ese lugar sin ver que nadie más lo usara y había planeado detenidamente cómo saldría sin ser vista. Me emocionaba esta aventura, quería conocer lo que había más allá del muro.
-Es lo que digo, no deberías salir, es peligroso
-Que el rey y su corte digan que lo es no prueba nada. Debo verlo por mí misma
-¿Hay algo que te haga cambiar de opinión?
-Me conseguirás poderes mágicos
-Yo… no… no es posible
-Lo ves, eso es lo único que me hará pensar de nuevo si esto es buena idea o no, si no puedes darme lo que quiero solo necesito que me cubras con mis padres, además no estaré fuera mucho tiempo
-¿Lo prometes? -parecía más preocupada a cada paso que daba
-Lo prometo, saldré un momento, un par de horas, no me iré lejos
Asintió, sabía que no podía ir en mi contra y sólo le quedaba hacer lo que le había pedido.
-Debes tener cuidado -apenas la escuchaba, el túnel era pequeño y ella se quedaba atrás, esperando mi regreso
-Lo tendré -mi voz me retumbó en lo oídos
No estaba segura si ella me había escuchado, pero seguí adelante sin parar.
La luz al final del túnel estaba cerca, me apresuré avanzando con la fuerza de mis brazos para llevar mi cuerpo entero hasta el final y cuando el fin lo logré la luz me cegó por un momento.
Cuando me acostumbré de nuevo a la gran cantidad de luz a pleno mediodía, pude admirar aquel paisaje, no, no era un lago era mucho más grande que eso y quizá sin un fin. lo había visto en fotografías, era el mar, el mar abierto y a unos metros del muro que recluía el reino.
Tenía un olor peculiar, y la humedad en el ambiente era acogedora, mientras que el sol era abrasador. Inhale profundamente, y busqué señales de vida, pero no había nada a la vista más que el muro tras de mí.
El horizonte era una imagen espectacular, mucho mejor que las pinturas que había visto en libros, respirar el aire de libertad y ver esas imágenes en vivo era algo que iba a atesorar el resto de mi vida, si mi destino estaba escrito, quería haber vivido y visto todo lo que fuera posible. Pero estar ahí me hacía lamentar más mi destino, jamás vería de nuevo este lugar, jamás podría caminar libre y sin preocupaciones como ahora y eso comenzaba a parecer aterrador.
La arena cerca del agua acariciaba mis pies descalzos, era una sensación agradable y el contacto con el agua era refrescante ¿Qué tenía este lugar de aterrador? estar aquí me hizo dudar más de las advertencias del rey, su ejército y su corte, este lugar no era un sitio peligroso.
Caminé sin parar hacia lo desconocido, había una colina empinada cerca de la orilla del mar, en lo alto había una pequeña cabaña de madera sólida y de un color elegante y vivo, ignoré las señales de mi inseguridad de caminar hacia allá y pese a mi miedo seguí el sendero hasta llegar a la cabaña.
Por la ventana pude notar que alguien vivía en ese lugar, todo estaba impecable, el orden era casi perfecto, excepto por algunas cosas que estaban sobre una mesa, quizá apenas había terminado de usarlas, pero ¿quién? No había nadie en el lugar, no a la vista, y tampoco en los alrededores, sabía eso porque antes de escabullirme para ver por la ventana había buscado cuidadosamente alguna señal de vida en los alrededores.
-¿Qué haces aquí? ¿quién te envió? -dijo con voz severa