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Barbie, el vestido y el destino

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Blurb

Barbie se fue buscando el vestido de novia perfecto y... el destino la sorprendió presentándole a Maxi, un famoso jugador de fútbol ¿Crees que regrese para casarse? ¿Crees que sea válido frenar y cambiar el rumbo? Para luchar por alcanzar tus sueños, aún y cuando eso significa no hacer lo que todos esperan de ti... Descubre con Barbie la importancia de buscar tu felicidad, en esta aventura que comenzó, buscando el vestido de novia perfecto...

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¿QUIERES CASARTE CONMIGO?
–Barbie ¿Quieres casarte conmigo?   Frente a mí estaba Leo luciendo demasiado guapo con su pelo perfecto, peinado de lado y mostrando una sonrisa digna de un comercial, hincado sobre una rodilla como todo un caballero de película romántica me ofrecía un hermoso solitario dentro de una pequeña caja verde. Y yo, gracias a Dios estaba sentada, porque de haber estado parada… sin lugar a dudas me hubiera desmayado.   Fueron la clase de segundos que duran un instante pero que se viven como si hubiera pasado una eternidad. Me sentí entre sorprendida y asustada, las manos me sudaban y el momento estaba siendo completamente diferente a como lo había imaginado. Toda mi vida creí que cuando este momento llegara (porque todos sabíamos que tarde que temprano llegaría) yo lloraría de emoción y gritaría un sí con todas mis fuerzas… pero por más que abrí la boca no salían las palabras y lo único que fui capaz de hacer, con las neuronas que aún reaccionaban en mi cerebro, fue asentir con la cabeza.  Solo ese movimiento fue necesario para que Leo se pusiera de pie y me envolviera fuerte entre sus brazos, al mismo tiempo que entraba el mariachi junto con nuestros padres y nuestro grupo de amigos. Todo estaba sucediendo en cámara lenta, él ponía en mi dedo anular el anillo de compromiso y con eso estaba oficialmente confirmado: ¡Leo y yo nos casaríamos!.   —No puedo creerlo Barbie enséñame esa roca.   Elena fue la primera en correr y llegar a mi lado, apenas la vi y las lágrimas comenzaron a salir, no podía creer que mi mejor amiga hubiera volado desde España para esta sorpresa. —¿Te lo esperabas? —me preguntó justo después de que nos tomamos una selfie con mi dedo anular en primer plano y ya estaba siendo publicada en **—. —Pues claro que no, pensé que se iba a esperar mínimo otro año.   ¿Y cómo se supone que yo imaginaría algo así? ¡Vamos! Siempre supe que terminaría uniendo mi apellido al suyo, pero era algo que estaba en mi panorama como un plan… ¡Mínimo a mediano plazo!.   —¡Ay Barbie! ¡Claro que no podía esperar otro año! Su noviazgo empezó cuando aprendieron a dar sus primeros pasos y él ya le había dicho a todo mundo que tan solo estaba esperando que terminaras la universidad, amiga —y lo dijo con toda la seriedad que ameritaba la siguiente frase: ­­–A Leo le urge que hacerte suya —Elena se reía divertida, su carcajadas siempre eran despreocupadas y eso era lo que las hacía contagiosas, ella era la única con la que yo podía hablar de todo… habíamos crecido juntas.   Ella no venía de una familia acomodada. Pero sus papás, personas trabajadoras y de bien, se habían esforzado en conseguirle una beca en el instituto y habíamos sido compañeras literalmente toda la vida. Tuvimos los mismos personajes de caricaturas en nuestras mochilas durante la primaria, y en la secundaria compartíamos esmaltes llenos de brillantina, fuimos a depilarnos las piernas por primera vez y gritamos de dolor de la misma forma en la que después gritamos de emoción a todo pulmón, en los conciertos de las bandboys de moda. Incluso en la universidad permanecimos juntas, estudiando comunicaciones. Ella logró irse de intercambio a España justo un año antes de graduarnos, nunca confirmamos en voz alta que estaba huyendo del ex y nos engañamos afirmando que era una oportunidad de oro…  tenía una personalidad aguerrida y siempre daba más del 100% así que no tardó en colocarse como pasante en una revista, y al menos por el momento, estaba viviendo en el viejo continente.   –¡Cállate! deja de decir tonterías —me reí fuerte, pero en el fondo creo que era risa de nervios­—. Aunque… no porque me haya dado el anillo… significa que nos tenemos que casar de inmediato —yo giraba el anillo con mi dedo pulgar y sentía que aún no estaba lista para agregar otro anillo y convertirme en una señora. –Elenita, permíteme a mi prometida que necesitamos tomarnos la foto oficial.   Leo me tomó de la mano y nos dirigimos con nuestros papás al centro de la terraza, allí había un inmenso arco de flores y globos que con letras neón decía: She said yes!   —¡Felicidades hija! —mi mamá me abrazó con los ojos llenos de lágrimas, yo era muy consciente que mis papás amaban a Leo y en realidad nuestras familias siempre esperaron llegar hasta este momento… después de 7 años de novios, estar aquí todos reunidos, era celebrar la meta al final del camino. Él había sido el único novio que yo había tenido y una boda era el final feliz que todo mundo esperaba para este cuento de hadas. —¿En que fecha les gustaría casarse? —La mamá de Leo tenía la sonrisa congelada y mientras preguntaba nos veía con mucha atención. —¡Principios del año que entra! —¡En unos dos años!   Leo y yo respondimos al mismo tiempo fechas tan distintas que todos nos empezamos a reír ¿Qué no se supone que después de tantos años, debíamos estar sincronizados?.   —¿Barbie como que en dos años? ¡No inventes! —Mi ahora prometido me tomó de las manos, con un poco más de fuerza de la habitual, su pregunta era en un tono de total incredulidad, estaba atónito y su semblante lo reflejaba con una sonrisa forzada, el peso de su mirada caía en mi cara sorprendida y aunque estuviera nerviosa era mi turno de responder: —Amor ¿No crees que menos de un año es muy pronto? –yo apenas había terminado mi carrera y tenía muchas ganas de trabajar, no pensaba irme a otro país como Elena lo había hecho, pero si quería un trabajo en la ciudad que me diera la oportunidad de poner en práctica lo que había aprendido. —Vamos amor, tenemos toda la vida de novios, no tiene caso esperar. —Estoy absolutamente de acuerdo, son una pareja divina seremos los más felices de verlos formar su propia familia. –la mamá de Leo estaba extasiada, y yo… sí me quería casar con él, pero en mi mente pensaba que si el matrimonio era para toda la vida…. Pues cual era la prisa. —Bueno chicos, primero celebremos su compromiso, ya habrá tiempo para planear la boda. —mi papá era un experto en aligerar tensiones así que solo bastó ese comentario para que todos nos relajáramos y siguiéramos disfrutando la fiesta de compromiso que Leo había preparado para mi. —¿Te gustó la sorpresa Barbie? —estaba envuelta en los brazos de mi novio mientras veíamos los fuegos pirotécnicos en el cielo. —La amé, siempre eres el mejor —le di un corto beso en los labios, para reafirmarlo y seguí contemplando mi anillo aún sin poderlo creer. —¿Por qué no te quieres casar el próximo año? —si algo tenía Leo es que no sabía darse por vencido. —Siento que es muy pronto, acabo de cumplir 22 y de terminar la universidad, no sé… he pensado que me gustaría trabajar primero. —Pero… porque no te dedicas a planear la boda y ya cuando nos casemos ves que te gusta y descubres si te dan ganas de trabajar o de hacer otra cosa.   Él hablaba ofreciéndome la vida de las esposas de sus amigos, todas ellas se habían casado justo al terminar sus estudios, habían planeado sus bodas y después se habían dedicado a estudiar algún diplomado, ir al yoga e intentar fundar algún emprendimiento financiado por ellos… y no es que estuviera mal… pero eso no era lo que yo quería, había estudiado comunicación y siempre me había llamado la atención trabajar en algún periódico, me parecía fascinante tener las noticias de primera mano; estaba segura que lo que leíamos no era la verdad completa… así que me entusiasmaba la idea de trabajar en un lugar donde pudiera saber como ocurrían las cosas en realidad. Mientras todo eso pasaba por mi cabeza Leo ya se había ido con sus amigos a tomarse la famosa selfie con un letrero que decía “Fuera de circulación”.   —¡Hey Barbie regresa a la tierra! —la voz cantarina de Elena me trajo al momento presente. —¿Qué tienes? —mi amiga me preguntó con genuina curiosidad— ¿Qué esto no es lo que querías? —y como aquella vez, que no mencionamos que su intercambio en España era huyendo del ex, de la misma forma no mencionamos que la propuesta de Leo me había sorprendido y quizá no el mejor de los sentidos. —Sí… estoy súper feliz, creo que tan solo me encuentro en shock —y como no estar impactada si era algo para mí inesperado. —Barbie —la voz de la mamá de Leo nos interrumpió y paré la oreja esperando por lo que me iba a decir. —Sí señora —le hablé con el mismo respeto que siempre le había profesado. —Ay cariño llámame Liz, seremos familia y espero que también amigas. —me cerró un ojo y yo me reí nerviosa, no imaginaba ser amiga de mi suegra.   Vi a esa señora que con total dignidad entraba a sus cincuentas, llevaba un vestido ajustado con un discreto escote V y mangas ¾ no mostraba de más y sin embargo lucía muy sensual, su pelo estaba acomodado en un chongo que pudo haber sido peluca por lo perfecto que era, ni un solo pelo estaba fuera de su sitio, siempre arreglada, siempre guapísima, su presencia imponía cuando entraba en cualquier lugar.   —Quiero decirte que organicé un desayuno para mañana, nos gustaría que fijaras la fecha de la boda y necesitamos programar una reunión con la wedding planner para empezar a definir la cena de compromiso, despedidas de soltera y por supuesto la boda. La voz de la señora Liz era tan aguda y llena de emoción que parecía ser ella la mismísima novia, pensar en esa escena me encogió el estómago ¿Por qué parecía que a diferencia de lo que todos esperaban, no estaba preparada para casarme?.

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