Capitulo 3. Decepciones.

2373 Words
Capítulo 3. *Decepciones. En ese momento su mundo se derrumba por completo, de manera que las lágrimas no tardan en recorrer sus mejillas. —Por favor, con Rodrigo—dice firme, tratando de contener sus lágrimas. —Lo siento, en este momento está ocupado; si desea, puede dejar un mensaje. —Entiendo, muchas gracias. Meredith cuelga con el dolor de su alma, ¿ni siquiera tiene su número registrado? Le parece una broma, siente que le acaban de romper el corazón en mil pedazos y sin ninguna posibilidad de recuperarse. —¿Meredith? La enfermera espera por nosotros, dice que ya puedes pasar a ver a tu madre. Ellos me entregaron la ficha de ingreso. ¿Estás bien? Meredith niega y se abraza a John con fuerza de manera que su cuerpo empieza a temblar. —Dios, cariño, estás temblando. ¿Qué pasa? Dime. ¿Es por el dinero? Yo puedo prestarte; no te preocupes, lo resolveremos. Eres una gran persona, siempre me has apoyado, y no pienso dejarte sola en este momento cuando más lo necesitas. Meredith no sabe cómo responder; es un gran hombre y un gran amigo, sin duda la apoya como nadie y no quiere aprovecharse de él, pero en estos momentos no tiene más opción que aceptarlo. Ambos caminan a la recepción donde cancelan la cuenta con lo poco que a Meredith le queda y el resto lo cancela John. —Gracias, te lo pagaré, te lo prometo. —Lo sé, tranquila, no te preocupes, vamos a ver a tu madre, ¿está bien? Avergonzada asiente y John la abraza, guiándola hasta la habitación donde Margarita duerme tras el tratamiento. John le hace compañía a Meredith, quien no deja de pensar en la manera de cómo pagarle a John todo lo que le debe y cómo pagar un lugar para ella y su madre. Esto la atormenta tanto que, al volver, el doctor siente que la presión aumenta. —Su madre está respondiendo bien al tratamiento; por suerte, todo fue un colapso que se presentó bajo una fuerte conmoción o estrés. En pocas horas le podremos dar de alta, permitiendo que termine su tratamiento. —Gracias, doctor. Una buena noticia ante tanta angustia; sin embargo, queda la presión de comprar el nuevo tratamiento y un lugar donde ella pueda quedarse. Llevar a su madre a la casa que dejara pronto no es una buena idea. Tal como el doctor lo indicó, tras revisar a Margarita, prescribe el alta, de manera que John la ayuda a llevarla al coche, donde Meredith se siente abrumada por la situación. —Escucha, aún sigue en pie mi oferta. Sé que estás preocupada por la situación, por ello las llevaré a casa y volveré por las cosas de tu madre. Quédense el tiempo que necesites; yo no tengo ningún problema. —Gracias, John, realmente aprecio todo lo que haces por mí y por madre. —Es verdad, joven, usted es un alma de Dios, muchas gracias. —No se preocupe, mi señora, lo hago de corazón; jamás dejaría a Meredith sola en tanta tempestad. Todos sonríen y John las lleva a su casa, que está en un humilde barrio de Nueva York, nada elegante a lo que ambas están acostumbradas, pero ahora será su hogar y es lo único en que pueden optar mientras Meredith resuelve la situación, quizás un préstamo al banco o a su jefe; debe resolverlo pronto antes de que las cosas empeoren. Tras llegar a la casa, todo es muy sencillo: Meredith junto a John llevan a Margarita a la habitación y la acomodan en la cama para que descanse, mientras que John sale a buscar las cosas y Meredith prepara algo de cenar. Todo esto es algo nuevo para todos, pero no puede rechazar lo único que tiene, de manera que se queda organizando un poco la habitación que compartirá con su madre. No le cabe duda de que Rodrigo la echará de la mansión como lo hizo con su madre, así que limpia un viejo sofá y lo acomoda para pasar la noche. —Meredith, querida, ven, siéntate un momento con tu madre. —Meredith la mira y camina sabiendo que desea hablar del tema, pero ella no y trata de evadirla antes de que empiece a hablar. —Tranquila, mamá, no te preocupes por nada, yo me haré cargo, todo estará bien. —Cariño, sé que lo dices para calmarme, pero veo en tus ojos la tristeza que llevas cargando desde hace cinco años. Sé que estabas ilusionada en que Rodrigo cambiara, pero no es así, solo mira, nos ha dejado en la calle. Reacciona, mi niña, ese hombre no te quiere, solo te usa para recuperar todo lo que tu padre le robó. Ve esto como un lado bueno: ahora podrás empezar tu vida de nuevo y encontrar la felicidad que mereces. Ya no habrá nada que te ate a ese hombre y es lo mejor para ti. Meredith la mira con lágrimas en los ojos, se abraza a su madre, quien la acaricia dándole apoyo. Es una situación tan fuerte, una situación que la llena de dolor, de angustia y desesperación ante tanta maldad y descuido, le está quitando todo, como si se lo mereciera, ella que ha dado hasta lo último por él y no ha podido perdonarla. Ahora entiende que él tiene una nueva vida y que en esa vida ya ella no hace parte. Al llegar, John organiza las cosas en la habitación, Meredith les sirve la cena y todos comen en silencio tras un día largo. Para John es bueno tener compañía en casa; además, Meredith cocina muy bien, sin duda podría acostumbrarse a esto, aunque sabe que para ella la situación no la hace feliz. Espera que algún día ella vuelva a sonreír. Mientras Meredith atiende a su madre toda la noche, Rodrigo se ahoga en el trago nuevamente. Cinco años se han cumplido y ha recuperado todo lo que le han quitado y está a punto de completar lo que le falta, pero nada de eso lo llena; es un vacío que lo atormenta, llevándolo a consumirlo en el alcohol. Es evidente que no es feliz, y las imágenes de esa noche con Meredith lo atormentan día y noche, como una fase de culpa que lo consume, que lo hace dudar del hombre en que se ha convertido. Podría decir que ya no se reconoce y siente que ha perdido más de lo que ha recuperado; siente que le falta algo en su vida, que lo ha perdido todo. —Señor, no logramos encontrar su celular; de seguro se quedó en la oficina tras la junta de la tarde. —Está bien, vamos, llévame a casa. —¿A cuál señor? —Al departamento, hoy solo necesito Descansar. —¿Qué hago con los documentos, señor? Rodrigo ve los papeles del divorcio que le entregó el abogado al mediodía y recuerda por qué deseaba salir del trabajo tras la reunión; siente que solo verlos es un recuerdo más de lo que ha vivido. —Déjalos en el auto. —Sí, señor. * Meredith despierta más temprano esta mañana para ir a trabajar. Al despertar, John tiene a una amiga en la sala, la cual llamó anoche para que viniera temprano; desea darle un poco de paz a Meredith tras toda la tormenta. —Buenos días. —Dice Meredith, notando a la chica en el lugar un poco incómoda. —Buenos días, hermosa, ¿café? —Sí, por favor. —Meredith, ella es Teresa, mi vecina, ella es una niñera de medio turno. Le pedí ayuda para que cuide a tu madre por nosotros mientras vamos a la oficina. Sé que has pensado en eso, pero déjame decirte que lo pensé todo. Dile que tiene que hacer y ella lo hará, y no te preocupes, ya le pagué por adelantado. El único detalle que tenemos es que debemos estar aquí a las 6 y de esa manera poder tomar el turno de la noche. —Hola, es un placer. Sé que no es apropiado, yo cuido niños, pero ten fe de que nada le pasará; me aseguraré de que coma y se tome sus medicamentos, le haré compañía y, cualquier cosa, te llamaré. —Gracias, Teresa, esto significa mucho. Gracias, John, ella aún sigue dormida; yo debo ir a la casa a cambiarme y saldré a la oficina. —Toma… —John le lanza las llaves del coche. —Ve, llévatelo, nos vemos en la oficina; si llego tarde, me cubres. —John, siento que haces mucho por mí, realmente esto es demasiado; tomaré el autobús. —¿Es broma? De aquí a tu mansión no hay autobús; te dejarían en el centro y de ahí deberás tomar un taxi. ¿Realmente quieres llegar al trabajo? —John, yo no puedo… —John interrumpe. —Llévatelo, estaré bien, tranquila, luego nos organizaremos mejor. —Gracias, realmente aprecio todo lo que haces por mí. Meredith le da un fuerte abrazo y corre a la salida. —Te recompensaré. —Sí, lo harás, esta noche con la cena. —Hecho. Meredith corre; al salir al jardín, sube al coche, el cual saca con cuidado, siguiendo el camino que recorrió ayer. Ella piensa en tantas cosas que no sabe cómo pagarle a John todo lo que ha hecho por ella; es un gran hombre sin duda, un gran amigo. Tras varios minutos de camino, Meredith llega a la casa donde está la sirvienta limpiando todo, es sorprendente aún poder entrar a la casa y que sus cosas no estén empaquetadas en la entrada, de manera que toma lo más necesario, tras una ducha se cambia y corre tratando de llegar a la oficina, va de camino con tanto afán que no desayuna, ni siquiera tocó el café que John le ofreció y por alguna razón su estómago reacciona más agresivo de lo normal, muere de hambre y siente querer comer wafles con cremas como lo preparaban en la cafetería donde solía desayunar con Rodrigo cuando eran novios, es una sensación inquietante que le hace agua la boca de solo imaginarlo, de manera que al llegar al trabajo ordena el desayuno el cual le llevan a la oficina, comè con tanta presión que siente que no se lo podrá terminar debido a las fuertes náuseas que la invaden. —Eh, te traje el desa… —Jhon se queda sin palabras ante lo que la ve comer; de la nada, Meredith se levanta y corre al baño dejándolo en shock. —¿Meredith? ¿Estás bien? Sin escuchar sus palabras, Meredith se adentra al baño vomitando el desayuno; imagina que al comer de prisa todo le ha caído mal, y por eso siente tantas ganas de vomitar. Ha sido tanta presión que siente como su mundo da vuelta mientras vomita todo lo que acaba de comer. —¿Meredith? Jhon la llama con angustia mientras la espera afuera del tocador; al verla salir, puede notar lo pálida que está y eso lo asusta. —¿Qué pasa? ¿Estás bien? —Sí, quizás fue algo que me cayó mal. —¿En serio? Yo también me sentiría así si me hubiera comido una ración y media de waffles, querida, eso es mucha comida. ¿Acaso quieres enfermarte? —Tranquilo, ya estoy bien. ¿Podrías quitar lo que queda de mi escritorio? No deseo verlo. —Está bien, te entiendo, las mujeres deprimidas siempre les da por comer; lo siento, cariño, sé que hoy no es tu día. En ese momento, Jhon le recuerda que es la fecha límite; hoy, en cualquier momento del día, Rodrigo la buscará para que firme los documentos del divorcio y es una sensación que la hace cerrar los ojos ante su corazón que se rompe empezado. —Lo siento, cariño, vamos, tenemos mucho trabajo. Meredith y Jhon vuelven a su trabajo, donde pasan gran parte del día, un día en el que ella siente que se marcará una gran brecha; siente que hoy todo está a punto de terminar. Al terminar su día, Meredith toma sus cosas para ir a casa, deteniéndose antes de subir al coche. —¿Qué deseas hacer? —pregunta Jhon al ver su expresión y lo débil que está. Meredith se queda en silencio por unos segundos y vuelve a mirarlo con decisión. —Vamos a tu casa, quiero ver a mi madre. Meredith se sube al coche y Jhon la sigue. El silencio abunda de camino a la casa de Jhon, donde al llegar su madre espera llena de alegría, ya que está entretenida con su cuidadora. —Meredith, querida, ¿cómo te fue hoy en el trabajo? —Hola, mamá, bien, ¿Y tú? —Excelente, Teresa es una gran muchacha, me divertí hoy con ella. —Me alegra, gracias, Teresa, no sabes lo agradecida que estoy. La chica se levanta con una gran sonrisa. —No es nada, tu madre es una gran persona. Bueno, debo irme. Feliz noche, nos vemos mañana a la misma hora. —Feliz noche, Teresa. —Feliz noche para todos. La chica se marcha y Meredith de inmediato se dispone a hacer la cena, pasa tiempo con su madre y con Jhon, trata de atenderla para no dejar a Jhon con esa responsabilidad, la cuida hasta llevarla a la cama donde la deja dormida. Al salir de la habitación, Meredith mira a Jhon, quien la espera con las llaves del coche en las manos. —¿Estás segura de que quieres hacer esto tú sola? —Sí, Jhon, yo no quería ser una car… —Jhon interrumpe. —Ya te dije que no lo eres. Ve, haz lo que tengas que hacer y vuelve; te esperaremos con los brazos abiertos. Créeme, esto es duro, pero cuando el dolor pase y tu corazón sane, todo mejorará y podrás empezar una vida nueva. Ya no habrá nada que te ate a ese hombre; es lo mejor para ti, te lo mereces. Meredith lo abraza y Jhon le corresponde; siente que su corazón le duele, pero es momento, es hora de enfrentar su pasado y caminar hacia su futuro, aunque no sea de la mano del hombre que ama.
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