La mordida de Rufo

2143 Words

El pueblo de Las Azucenas aún tenía ese olor peculiar a tierra caliente y pescado viejo, una mezcla de rutina y estancamiento, cuando el Mercedes n***o, reluciente y fuera de lugar, atravesó la calle principal con una lentitud casi ceremonial. Tito conducía en silencio, sus manos firmes en el volante, sabiendo que su jefe no estaba de humor para comentarios innecesarios o preguntas impertinentes. Rufo iba en el asiento trasero, con la lengua afuera, jadeando suavemente, y una oreja caída, su único ojo brillante y atento. El perro no parpadeaba, sus sentidos alerta a cada movimiento de su amo. Giovanni tampoco. Con una venda aún cubriendo la ceja recién suturada, una línea blanca que destacaba en su piel bronceada, su expresión era de piedra, cincelada por la dureza de su mundo. Miraba po

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