***Camila*** La nieve caía con suavidad sobre los tejados de la posada, cubriendo todo con un manto blanco y brillante. Estábamos en el Distrito de los Lagos, en una acogedora casa de campo que había sido decorada con luces titilantes y guirnaldas de acebo. Dentro, el calor de la chimenea y el aroma a canela y clavo impregnaban el ambiente, envolviéndonos en un espíritu navideño que solo se sentía en lugares como este. Valeria y Helena estaban ocupadas en la cocina, ayudando con la cena. Bueno, más bien molestando a los cocineros con sus bromas y robando trozos de pan recién horneado. Bruno, por su parte, se encargaba de abrir las botellas de vino, mientras yo revolvía una salsa en la estufa. El bullicio de nuestras voces y risas llenaba la estancia, dándole vida a la celebración. —Cami

