Melissa amaneció en una silla junto a la cama donde se encontraba Damien, ella estuvo observandolo casi toda la noche y al amanecer se quedó dormida. Estaba agotada por toda la acción y preocupación que había tenido.
Los ojos pesados de Damien se iban abriendo poco a poco, sentía que lo había arrollado un camión.
—¿Mel? —Dijo con dificultad, tenía la garganta reseca. — Mel — Repitió él pero ella seguía dormida.
Damien la miraba allí, con medio cuerpo apoyado en la cama. Sonrió. Antes de que le dispararan pensó que ella lo traicionaría, se alegraba de haberse equivocado.
La puerta se abrió suavemente, era el jefe de seguridad de Damien, entró y se acercó a la cama.
—Que bueno que ya despertó, señor. — miró a Melissa — ¿Quiere que la lleve a su habitación?
—Si la tocas, te cortaré las manos.— amenazó Damien, aunque no tenía nada de fuerza.
—Lo siento. Es que parece estar un poco incómoda y no se ha despegado de usted en toda la noche.— se disculpó — el doctor vendrá en breve pero si gusta llamo a la enfermera.
—Está bien, esperaré a que llegue.
—¿Damien? ¡Damien! — Se emocionó Melissa al verlo despierto.
—Hola cariño. — respondió él con una débil sonrisa.
—¿Estás bien? ¿Necesitas algo?
—Un poco de agua estaría bien.
Ella asintió y tomó de la mesa un vaso para llenarlo de agua, con cuidado se lo acercó para ayudarlo a beber.
—Gracias.
El médico entró en la habitación.
—Buenos días, que bueno verlo despierto, voy a examinarlo un poco.
Revisó las heridas, que no hubiese signos de infección, tomó su temperatura, revisó su oxigenación y todo parecía estar bien.
—Está evolucionando bien, pero su estado sigue siendo delicado. Debe seguir las instrucciones al pie de la letra, la enfermera estará aquí para ayudarlo y yo vendré dos veces por día.
—Gracias doctor.
Después de dar las indicaciones precisas para el cuidado de Damien, se marchó. Su recuperación sería lenta, pero iba a sanar completamente.
Cuando quedaron solos nuevamente, Damien preguntó lo que quería saber.
—Jay, ¿Qué carajos ocurrió el día de ayer? — dijo dirigiendose a su jefe de seguridad.
—Señor...
—Damien, no es momento para esto — lo regañó Melissa.
—Lo es, quiero saber por qué todo salió mal. Joder, casi muero.
Melissa bufó, como si eso importara ahora, pensó ella.
—Señor, su padre sabía que ibamos e hizo parecer que recibiría el cargamento con normalidad y nos tendió una trampa enviando a los malditos agentes antidrogas para que nos mataran. Afortunadamente no lo lograron. Pero él, recibió su cargamento en otro lado mientras nos batiamos a fuego.
—Maldito Lucien, es muy astuto. ¿Cómo supo que íbamos? — Damien no se esperaba eso.
—Suponemos que el espía puesto en sus filas fue capturado y Lucien se enteró de todo.
—Quedamos atrapados entre sus hombres y los agentes, la supo hacer bien. — intervino Melissa recordando una vez más el hecho.
—Pero no contó con lo buena tiradora que es usted, señora Melissa. — respondió Jay halagandola.
Damien arrugó el entrecejo ¿Qué le ocurría a ese idiota? Iba a cortarle la lengua.
Ella se encogió de hombros — Gracias, pero sin ustedes no lo habríamos logrado. Supieron resistir el ataque.
—Veo mucha confianza entre ustedes — se quejó Damien — Y a mí casi me matan.
Jay bajó la mirada avergonzado, tal vez habló de más.
—Damien, para casi haber muerto estás mas gruñon de lo normal. Tal vez deberíamos dejarte descansar un poco. — Melissa se levantó para salir.
—¿Te vas a ir con él? — preguntó Damien arqueando una ceja
—Jay, ¿por favor nos dejarías a solas? — pidió Melissa al jefe de seguridad y este asintió para luego salir.
—Ahora hasta te obedece, yo no existo— Damien continuaba irritado.
—A ver, relajate un poco. Tú mismo le pediste que obedeciera mis órdenes si algo te pasaba. ¿De qué te quejas? — se defendió Melissa.
—Me quejo de que ustedes dos están coqueteando descaradamente delante de mí.
Ella juntó la cejas e intentó aguantar la risa —¿Estas celoso?
—Jamás estaría celoso de ese perdedor, soy guapo, rico y un dios del s**o. ¿Cómo podría estar celoso?
—¿Entonces por qué te comportas así? Además, yo podría salir con él si quisiera. También es muy guapo. — dijo ella queriendo ver su reacción.
La mirada gris de Damien se hizo aún más oscura cuando escuchó aquello. —Nunca, tú eres solo mía y si ese idiota pone un solo dedo sobre ti, lo mato.
—Creo que tienes fiebre y estas delirando... Llamaré a la enfermera.
—Está bien si quieres seguir negando lo innegable, pero te diré una cosa, ayer dudé de ti y pensé que me traicionarías, algo dentro de mí dijo que te entregarías y me dejarías solo pero me equivoqué, ví tu reacción cuando me hirieron, fuiste una fiera e incluso te fuiste contra los tuyos por protegerme. Gracias.
—Te iban a matar y no podía permitirlo, un agente sabe cómo dispararle a alguien con chaleco, eso fue lo que hicieron contigo. — ella se mordió el labio al recordar — Aunque no fue una decisión fácil, debo admitirlo. Ahora ellos si tienen cargos suficientes contra mí.
—Ya los tenían cariño.
—Pero no eran reales, sin embargo ahora si tienen pruebas con qué juzgarme, me fuí en contra de lo que siempre creí bueno.
—Lo hiciste por mí, estoy vivo porque tuviste las agallas de defenderme, algo viste en este hombre que valió la pena.
—Sigues siendo un criminal, y aunque haya visto algo en tí, no podría cambiar lo que eres. — Ella conocía la historia de Damien, pero aún así se resistía a él
—Tal vez sí y recuerda que ahora estamos del mismo lado en mas de un aspecto — respondió él haciendo énfasis.— Niegalo todo lo que quieras, pero al final la verdad saldrá a la luz.
Melissa se levantó y salió de la habitación, ella ya sabía que tenía sentimientos por Damien pero no iba a caer presa de él. No funcionaría.