4. Encuentros

3376 Words
Me sentí más tranquila una vez que estuvimos en su oficina y lo único en lo que tuvimos que centrarnos fue en el trabajo. —Bueno, creo que eso es todo, gracias por la ayuda, necesitaba otra opinión. —No fue nada, tengo que irme, seguro que Gael se estará preguntando dónde estoy, respecto a lo de hoy. —Descuida —interrumpió —no le contaré a nadie nuestra extraña aventura. —Genial, entonces me voy. —Ya que me ayudaste puedo llevarte con Gael. —No descuida, no es necesario, me viene bien caminar. —Te veré mañana entonces en la escuela. —Y en la empresa. —Estaremos juntos un buen rato. Me quedé sin palabras ¿Y ahora qué le digo? —Sí, que gane el mejor —estiré mi mano y la aceptó. —Será interesante esta competencia contigo, Campbell. Me limité a sonreír y salí de la oficina, en el pasillo me encontré con mi padre. —Hija. —Papá. —Creí que hoy no tenías que estar aquí. —Estaba encargándome de… algo. —¿Estás bien? —se escuchaba más tranquilo que esta mañana. —Sí, solo estoy algo cansada es todo. —Lamento lo de hace rato. Estaba un poco alterado, es que hoy tengo que cerrar un contrato importante y mis clientes están algo indecisos ya debes imaginarte como están mis jefes, además de que pronto me encargaré de un nuevo proyecto, esto podría cambiar todo. —Bueno, me alegro, deben ser las consecuencias de ser el mejor en el trabajo —sonreí —Recuerda que un Campbell siempre es bueno en lo que hace. Y ahí va con el mismo discurso de siempre. —Sí, lo sé. —Tu mamá me pidió que te avisara que esta noche llegará tarde —¿Por qué? —Tiene una junta importante en el hospital y al parecer le darán un aumento y quieren darle un ascenso, le vendría bien, estuvimos hablándolo, pero parece que solo aceptará el aumento. —¿No quiere el ascenso? Eso era nuevo, mamá suele tomar todas las oportunidades que se le presentan. —Ser doctora es agobiante y sabes que ama su trabajo, pero quiere estar más tiempo en casa contigo, creo que no tuve oportunidad de decírtelo, pero por favor cuídate. —¿Qué me cuide? —Mira es de familia destacar, sé que estás nerviosa por todo lo que se avecina, pero espero que tomes las decisiones correctas —asentí —y por favor sin distracciones, sexo, alcohol, drogas. —Papá —hablé entre dientes. —Es la Universidad, me vas a venir a contar que todos son santos, también pasé por ahí no lo olvides, solo te pido que te cuides, queremos estar contigo porque… Se quedó callado unos momentos, quizá analizando sus palabras, pero ya sabía lo que diría, es de lo único que se habla últimamente —Tu mamá encontró el folleto de la escuela de intercambio y quiere aprovechar cada momento a tu lado al igual que yo, hija. Tenía razón la Universidad de intercambio estaba a la vuelta de la esquina, dentro de unos meses los alumnos más destacados podríamos aplicar para la Universidad con la que nuestra escuela tuviera convenio y obtener una beca, solo el viaje corría por nuestra cuenta, era una oportunidad increíble además de que todas las escuelas eran de renombre, sería un año difícil, aún había tantas cosas que pensar, tramites que realizar y opciones que seleccionar por lo que mi padre me dijo ellos ya vieron mi lista de opciones, sabrán que estaré lejos de ellos y es lo último que quieren. —Aún no tengo decidido nada. —Mia, te he dicho que debes seguir la tradición, destacar como arquitecta, pero la tradición también dice que todo se hace con el núcleo familiar, no volveré a tener esta discusión contigo, pero te aconsejo que busques una universidad que esté cerca de nosotros, no huyas. —No huyo —aseguré —pero se trata de mi futuro, quiero estar en una escuela que me ayude a destacar, es justo lo que quieres. —Como dije, no discutiré esto, te veré en la noche, regresa con cuidado. —Lo haré. Me dio una sonrisa de lado y se marchó. Saqué dinero de mi pantalón y me subí a un taxi; mi padre en estos momentos deberá estar demasiado ocupado con el cierre de ese contrato tan importante y mi mamá estaría trabajando hasta noche, ¿por qué aburrirme en casa si tengo cerca una librería y varios lugares para comer? —¿A dónde? —preguntó el chofer. —Paseo de los héroes 96 por favor. Llegamos en un aproximado de treinta minutos porqué había algo de tráfico, y alguien me había detenido un poco en la escuela, me bajé y le pagué al taxista, caminé un poco y por fin llegué, “librería Cristal” Entré y saludé a Betty que atiende la librería, me puse a buscar algún libro que llamará mi atención, pero aún en esos momentos no podía concentrarme del todo bien, estaba distraída, tanto que por accidente tiré un libro y le cayó en la cabeza a un chico que estaba agachado. —Lo siento, lo siento —hablé preocupada — ¿Estás bien? Alcancé a ver que estaba tocando su cabeza y se quejaba así que fui rápido a dónde estaba para ayudarlo. —Si estoy bien solo… ¿Mia? —Alex —el chico de cabello n***o alborotado de hace rato — ¿cuánto tiempo llevas aquí? —Me acabas de golpear con un libro y te preguntas que ¿cuánto llevo aquí? —comentó sonriendo. Tenía una linda sonrisa. Vale, ya tengo que concentrarme. —Perdóname en serio, no fue mi intención. —Era broma, Mia, estoy bien no te preocupes. Y respondiendo a tu pregunta llevo como veinte minutos, mi horario dice que los días de hoy salgo un poco más temprano, de lujo ¿no? —Por supuesto. —¿Estás bien? Parece que has visto un fantasma. —Sí, es solo que el día de hoy ha sido un poco extraño. —No todos los días pueden ser perfectos ¿Cierto? —Exacto. —Oye, vengo a menudo a esta librería y nunca te había visto. —¿En serio? A menudo compro mis libros aquí o paso a la cafetería de enfrente. —Yo también suelo hacer lo mismo. Mi teléfono empezó a sonar era una llamada de mi mamá —¿Bueno? —Mia ¿Dónde estás? Te he estado llamando y no contestabas ¿estás bien? —Sí, mamá cálmate estoy con Alex en la librería. —¿Quién es Alex? Bueno me dices luego, no me fio de tu padre así que quise avisarte yo, voy a llegar un poco tarde a casa, no regreses tan noche, cuídate, hija. —colgó. —¿Todo bien? —Sí, nada fuera de lo normal, tengo que irme, te veo después. —Adiós. Caminar me sirvió para despejarme un poco, pero inevitablemente recordaba el sueño, sé que vi su rostro, pero no puedo recordarlo y es casi imposible que haya soñado con una persona que se supone que no conozco, tuve que haberlo visto en algún momento para poder recordarlo. Seguía dándole vueltas al asunto, siento que a Alex y a Liam los he visto antes, pero ¿De dónde los conozco? *** Las horas pasaron rápido cuándo desperté ya muy tarde, tanto que mi madre ya había llegado y me estaba llamando para que bajara a cenar, trajo unas hamburguesas deliciosas, yo planeaba terminar de cenar y luego subir para terminar lo que tuviera pendiente, pero mamá empezó a sacar tema de conversación. —Acepté el ascenso —comentó —Eso es asombroso, mamá felicidades. —Amor creí que no lo harías —mencionó mi papá. —La organización del hospital ha estado decayendo, necesitan orden —argumentó. —Me alegro por ti, cielo. Papá se veía indiferente, creí que estaría más feliz por ella, pero es claro que entre ellos las cosas no están marchando bien. —Gracias amor, ¿y tú Mia? ¿Qué tal tu día? Y ¿Cómo va la pasantía? —¿Ya hiciste algo para impresionar al señor Stone? Te recuerdo que confía mucho en ti. Lo frustrante es que miraba su celular, ni siquiera podía dejarlo cinco minutos para prestarme atención. —Fue interesante estar en la empresa y la escuela igual de pesada ya sabes. —¿Y qué tal esa cita? —habló mamá emocionada. —¿Cita? ¿Quién tuvo una cita? Creo que a mi padre no le emocionó tanto esa idea. —No fue una cita, fui a la librería y me encontré con un chico que está en la empresa conmigo, tampoco es para tanto. —Ya hablaremos de eso, ahora no tengo tiempo. Que novedad. Ya era tarde, estaba cansada, debía terminar un ensayo de geometría descriptiva y lo último que necesitaba para cerrar el día con broche de oro es estar en medio de una discusión, estaban a nada de pelear, se percibía. —¿A ti cómo te fue, amor? —comentó con ese tono dulce que la caracterizaba. —¿Recuerdas ese proyecto importante que tenía que entregar? Era para cerrar un contrato importante, la reforma de una nueva casa y los planos de un hotel ecológico —se escuchaba el enojo en su voz —Mencionaste que tus clientes estaban indecisos con la reforma de la casa ¿No? —Así es, resulta que un novato llegó hace una semana y como mis clientes no decidían le dieron el contrato a él y lo cerró esta tarde; entregó un proyecto increíble y mi jefe quedó asombrado, fui con él a preguntarle como lo había logrado y adivina, su hijo un tal Liam Anderson le ayudó a hacer unas mejoras, al parecer es un genio en la arquitectura porque ha tomado cientos de cursos y ha aprendido de los mejores da igual, no lo mencionó frente al jefe es un idiota, además, se está llevando mi crédito, yo conseguí a esos clientes, les mostré las ventas, coticé los precios que pedían hice todo el trabajo. Las mejoras que su hijo hizo son tan sencillas y curiosamente algunas muy similares a las mías. —Si logró cerrarlo no debe ser tan novato —defendió. —Bueno ¿tú de qué lado estás? —Cielo, tranquilo. —¡No me pidas que me calme! —gritó furioso —Por culpa de su estúpido hijo no cerré el contrato. —Amor ya habrá más. —¡Maldición estaba a nada de lograrlo! Ahora tengo que conseguir el hotel ecológico porque los jefes están pensando en dárselo al nuevo ¿Cómo crees que me siento al respecto? No quería seguir escuchando, y sería mejor que papá no se enterará de que yo conocía al hijo de su competencia, ni siquiera se dieron cuenta de que me había levantado de la mesa, fui a mi habitación y cerré la puerta, me puse a hacer mi tarea, era apenas lunes y ya estaba ansiosa porque terminara la semana. Después de un rato terminé y recogí mi cuarto, acomodé mis cosas y dejé lista mi mochila en la silla que estaba a un lado de mi cama, dejé preparada la ropa que me llevaría al día siguiente. La mañana siguiente fue igual, papá seguía ella solían ser más tranquilos, la veía cansada y desvelada, seguro que estuvo toda la noche escuchando las quejas de mi padre. —¿No pudiste dormir? —No es lo que crees, tuve que arreglar unos documentos del hospital y apenas y pude dormir. —Creí que papá te hartaría, no deja de quejarse de ese hombre. —Está molesto debes entenderlo, era un contrato importante el que iba a cerrar y siente que le fue quitado de manera injusta. —Sí, no debió ser lindo. Se encontraba sonriendo sin razón aparente. —¿Qué pasa? —Hace unos años, antes de conocer a tu padre, me enamoré de un chico. —Uy, otro interés amoroso, cuéntamelo todo —pedí. —Yo estaba presentando un proyecto para la feria de ciencias, era el mejor, en serio iba a ganar el primer lugar, no tenía de qué preocuparme, entonces llegó un chico nuevo que se quiso presentar, su proyectó ganó y lo hubieras visto, hija, era la cosa más sencilla del mundo, no sé cómo es que el jurado si quiera lo tomó en consideración, me molesté tanto que el chico me cayó mal desde ese momento, lo odiaba con todas mis fuerzas. —¿Qué pasó después? —Tuvimos que realizar un par de proyectos juntos, lo fui conociendo más y más, me terminé enamorando de él y él de mí, nos hicimos novios, pero no duramos demasiado —¿Por qué? —Su familia se mudó, desde entonces no supe más de él, no mantuvimos contacto así que yo quise seguir adelante, lo quise mucho, pero quizá no estábamos hechos para estar juntos. —¿Cómo se llamaba? —Luke, no había pensado en él hasta hoy, pero tampoco tiene importancia, cuando ingresé a la Universidad conocía a tu padre y bueno lo demás es historia. —¿Te arrepientes de casarte con él? —Podrá desesperarnos un poco, pero lo amo. —Creo que muchas veces el amor nos ciega. —¿Qué dices? Adoras leer todo tipo de historias románticas. —Adoro leerlas, pero no vivirlas, dudo mucho que alguna vez me pase algo como lo que ocurre en los libros. —No pierdas la esperanza. Llegamos a la empresa y todo fue igual de normal, igual de aburrido, los mismos planos, trabajos, carpetas que revisar, proyectos para probar la capacidad que teníamos entre otras cosas. Tuve mi hora de comida y yo moría por comer algo saliendo me encontré con Alex —Mia. —Ah, hola, Alex. —Se te cayó la libreta —me la entregó. —Gracias. Se puso a mi lado y empezamos a caminar, esta era mi oportunidad. —Oye, Alex veo que te llevas bien con Liam, —Sí, eso creo. —¿Ya se conocían? —No, pero noté que era nuevo y me acerqué a saludarlo, estuvimos hablando un rato y después llegó Gael, es por eso que nos presentó. —Por un momento creí que tú también eras de nuevo ingreso. —No ya tengo tiempo aquí, pero muy pocas veces hemos compartido clase juntos en semestres pasados. —Qué pena, hubiera sido bueno conocernos antes. —¿Tú crees? —comentó sorprendido. —Seguro que nos habríamos llevado bien, iré a comer ¿Vienes? —Lo siento, tengo asuntos que arreglar, pero te veré después. —Claro. Seguro arreglaría lo que el Señor Stone le había pedido, fui por comida y al poco rato mi amigo llegó. —Es hora de comer no de enfocarse en los trabajos —le dio una mordida a su hamburguesa —Dios ¿Es qué nunca te cansas de estudiar? —¿Y tú? —enarqué una ceja. —Buen punto. Con frecuencia estudiaba por horas, mi método para concentrarme era encerrarme en mi cuarto y no dejar que nadie me interrumpiera, pasaba horas estudiando hasta que sintiera que ya estaba preparada, papá siempre ha pedido la perfección, creo que es imposible, pero igual hago lo mejor que puedo. —¿Sin palabras, Jones? —Solo quiero comerme mi hamburguesa de manera tranquila —contestó. —Hay algo que quiero contarte. —Soy todo oídos, tienes toda mi atención. —Gracias, ayer mientras estaba cenando con mis padres —Adivino, discutieron —completó. —Sí, pero no es el punto, mi padre mencionó que un novato llegó hace unas semanas a la empresa, le dieron el contrato que él debía cerrar y ahora parece que quieren que él se encargué también del proyecto importante por el que mi padre ha estado esperando. —¿Bromeas? Si alguien lo merece es él. —Lo sé, pero eso no es lo peor ¿Sabes quién es el novato? —¿Quién? —lo vi más interesado. —Un hombre cuyo hijo se llama Liam Anderson, —¡No te pases! ¿En serio? —asentí. —Al parecer Liam ayudó a su padre con un par de mejoras para la casa y a los clientes les encantó, es por eso que cerraron el contrato con él, pero mi padre asegura que había cosas bastante similares a las que él hizo. —Lógico, se basó en sus planos. —No, no es eso, las cosas que agregó mi padre fueron de último momento, quería conseguir a ese cliente costara lo que costara, justo cuando iba a presentar sus mejoras se entera que el padre de Liam ya ha cerrado el contrato. —¿Dices que las mejores de tu padre eran similares a las del señor Anderson? —Exacto ¿Cómo es eso posible si lo hizo de último momento? La única persona que conocía los cambios era yo, los mandó a mi correo y los guardé en mi USB. —¿Y dónde está la USB? —Está aquí, colgando de mi Me detuve al observar que no había nada en mi bolsa —no está. —Tú no crees que Liam la haya tomado ¿O sí? ¿En qué momento podría haberlo hecho? Recordé ese momento incómodo en donde estuvimos tan cerca que lo único que me importaba era no mirarlo, la USB pudo estar a su alcance, pero no, no tiene sentido ¿Por qué habría de hacerlo? —Mira dicen que cada cabeza es un mundo, pero seguro que los dos pensaron en algunas mejoras y fue coincidencia que se parecieran tanto, buscaré bien en mi casa, seguro que la he dejado ahí. —Espero que la encuentres, no le digas a tu padre que perdiste la memoria, seguro se enfada. ¿Seguro se enfada? Seguro me mata. —Cambiando de tema, hablé con Alex hace rato, le pregunté si conocía a Liam y me ha dicho que no. —¿Sigues con ese tema? —comentó entre risas. —¿Qué necesidad hay de mentir? Dime, y ahora yo estoy cada vez más segura de que conozco a Liam de alguna parte. —Y a Alex, esto es confuso —confiesa —me estás diciendo que Liam y Alex se conocen, pero que ellos aseguran que no y luego me dices que tú conoces a Liam de alguna parte, pero no lo recuerdas, y no te acuerdas de Alex quién entró a la Universidad con nosotros ¿Correcto? —Sí, algo así —¿Cómo se relacionan los 3? —No tengo idea. Necesito dejar de pensar tanto en esto así que cambio una vez más el tema, Gael termina contándome sobre cómo le va en las clases, la insistencia de sus padres en que haga las cosas bien y el estrés con el que vive por tratar de cumplir todas sus expectativas, cada uno regresa a sus clases y al final del día, como es costumbre me acompaña hasta la librería. —Me está llamando mi madre, ya vuelvo. —Claro, estaré buscando un libro interesante. Me paseo por los pasillos, buscando entre las estanterías algo que llame mi atención, siempre he considerado la lectura un modo de escape, al menos así me mantengo centrada en otro tipo de problemas, es como si estuviera viviendo otra vida por unos instantes y es genial alejarme de mi propio drama. —Hola, Mia. —Hola, Betty, oye estaba buscando orgullo y prejuicio, la edición que tiene los anillos en el centro. —Veo que quieres agregar una más a la colección, lo siento, Mia, aun no la han traído, están tardando con los envíos —¿Estás segura? —pregunto decepcionada. —Sí, bueno, Ana estuvo atendiendo ayer la librería, ve al pasillo de allá —señaló —con suerte lo encuentras. —Muchas gracias. Empiezo a caminar y a buscar el libro y no lo consigo, sin embargo, Alex está aquí y estoy dispuesta a conseguir información sin importar el medio.
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