《El peor dolor no es el que mata, si no el que te quita las ganas de vivir》
Anónimo.
—¡No, no vamos a jugar más juegos!—exclamé con un miedo dentro de mi, de que mi reacción pueda hacer que el ignoto lastimara a Rachel y Samy.
Lo escuché reír con su voz distorsionada, totalmente cambiada, era inteligente.
—Dijiste que me daría 15 días para traerte a Holly y no lastimarias a nadie más.
—Es verdad, solo que necesitaba presionarte un poco. Quizás así la consigas más rápido. El tiempo se acaba detective White, ya son 12 días que le restan. TIC, tac, tic, tac. Haga su trabajo, porque no querrá ver a la pequeña Samy muerta.
Sentí como un nudo se incrustaba en mi garganta.
—Si le haces daño, te juro que te mataré.
Se volvió a reír
—Entonces, entregueme a Holly.
Colgó.
Suspiré.
Sam me miró expectante.
—¿Y?
—Quiere a Holly. Quiere presionarnos, esta jugando con nosotros—le di una patada a una piedra.
—¡Ese hijo de perra!—exclamó Jimmy.
—Ya reporte este c*****r, el cuerpo de investigación pronto vendrá—declaró Sam.
Asentí.
Aún con los guantes puesto. Tome la nota que había guardado en una bolsa plástica.
—¿Que es eso?—arrugó las cejas Sam.
—Probablemente una carta s*****a.
Abrí la misma y comencé a leer en voz alta. La letra era en cursiva, corrida.
Querida Holly.
Sé que no me has vuelto a ver, y eso te va a desconcertar un poco. Pero tengo mis buenos motivos para no visitarte. Mi corazón se rompe a pedazos al enterarme de la muerte de tu madre y no poder estar allí, y peor aún, no ayudarte a salir de las garras de ese monstruo. Tengo muchas cosas que decirte y explicarte, y no sé si me alcance la vida. He cometido errores, he traicionado, defraudado, y me arrepiento de todo el mal que cause, de lo único que no me arrepiento es de ti. Espero que algún día puedas leer esta carta y saber que te amo con todo mi corazón. Haré lo que sea para liberarte de mi hermano que ha estas alturas sabe toda verdad. Hay una probabilidad de que cuando leas esto, estaré muerto y si ese es el caso, no sufras por mi, solo sé valiente, huye y vuela muy alto. Recuerda:Te amo.
Con amor; tu padre Crish Campbell.
La cara de sorpresa de los tres fue evidente.
—Por Dios, Karl no es el padre—se horrorizó Sam.
—Hay posibilidad de que ese s******o sea homicidio—declaró Jimmy.
—¿Será que el asesino sabe este dato tan importante?—se cuestionó Sam, pasando sus manos por el pelo n***o desordenado.
—Lo dudo. Quiere a Holly para matarla de eso no tengo dudas—agregué.
—Crish Campbell mantuvo una aventura con su cuñada—Sam se echó a reir—. Es tan cliché —. La furia que Karl Campbell desató en estos dos es impresionante.
—Quizás la furia máxima no fue contra estas dos personas, si no contra Holly—especuló Jimmy chasqueando la lengua.
Suspiré.
Para cuando llegó el cuerpo de investigación, el c*****r ya estaba muy descompuesto. El olor a putrefacto era demasiado; revolvía nuestro estómago a cada minuto.
—Ciertamente, este hombre fue asesinado—dijo el médico forense, acomodándose las gafas. El olor traspasaba mi tapaboca.
—¿Sabe la causa de la muerte?
—Por lo que a simple vista puedo ver, al parecer es estrangulación. No sé más, el cuerpo esta muy descompuesto.
Asenti.
Ya había anochecido, así que regresé al hotel junto a Sam y Jimmy. Mantuve una larga conversación con Bob que se encontraba desesperado, y luego, una charla concisa con Mónica por teléfono.
Mónica quería regresar, más no se lo permití. Me acosté mirando el techo, imaginandome una vida junto a Mónica. Despertar cada día con ella, con su sonrisa, con sus ojos negros, su cabello rebelde y su piel suave. Ya llevábamos 4 años desde que nos conocimos e iniciamos un romance. Tampoco pude evitar pensar en Holly. En sus pecas, sus ojos verdes, y con la incertidumbre de que si la amé o no.
《La furia máxima no fue contra estas dos personas, si no contra Holly》
Me estremeci al recordar las palabras de Jimmy. ¿Que le haría Karl Campbell a Holly al descubrir que no era su hija? mi mente era muy corta para imaginarlo.
Traté de cerrar los ojos pero los ronquidos de Jimmy eran demasiados, parecía un leon hambriento. Además, el cuarto olía a queso podrido, con una mezcla de caca. Me tapé la nariz.
¿Como la esposa soportaba esos ronquidos? el amor puede ser tan sordo aveces.
Tomé la almohada, colocandola en mi casa para así poder dormir. No fue hasta el rato que pude descansar.
☆☆☆☆
Cuando desperté, Sam ya se había levantado y duchado. Tenia su cabello mojado, una camisa verde cuello tortuga, una gabardina negra y unos Jean. Se veía lo flaco que estaba.
—Estas muy delgado—dije, con la lagaña aún pegado a mis ojos.
—Soy muy nutritivo.
—Debes comer más.
—¿Y engondar?
Rodeé los ojos de un lado a otro.
—Tallas hay muchas; vida solo una.
Sam me miró mal
—¿Oiste los ronquidos de Jimmy toda la noche? —cambio de tema.
—¡Fue una tortura!
—Parecía un tractor—imitó el ruido. Me reí—. Peor aún, me sentí en una selva con un leon salvaje.
Jimmy bostezo.
—¿De quien están hablando mal? par de nenas.
—De ti—sonrió Sam—. No pudiste callarte en toda la noche.
Jimmy se rió.
—Estaba muy cansado. Cuando muero del cansancio, ronco mucho.
—¿Mucho? mucho es poco. Pensé en ponerte una media para que me dejaras dormir.
Volví a reír.
—Bien, a levantarse para desayunar. Tenemos muchas cosas que hacer—me levanté, fui al baño, me duché y me vestí con traje.
Jimmy duro uno 30 minutos.
—Te demoras más que una mujer Jimmy—toqué la puerta. Él salió del baño y me recibió un olor putrefacto. Hice repetidos gritos con mis manos para ahuyentar ese perfume asqueroso de mi nariz.
—Salva tu alma porque tu cuerpo está muerto —Jimmy se rió —. Hace unos minutos lo dejaste podrido tú y no me quejé. Nadie caga flores.
—¿Desayunamos?—preguntó Sam, alejado del baño.
Asenti.
Nos marchamos a un restaurante, donde nos dieron de comer: huevos revueltos, café, tostada, pan, jugo de naranja y una sopa de papas.
—¡Gracias!, todo muy rico—agradecí después de pagar.
Nos subimos en el auto y nos marchamos a la estación de policía.
Acontinuacion, mientras miraba por la ventana porque Jimmy conducía, observé a un hombre, tal vez un viejo amigo de mi padre. Un recuerdo fugaz pasó por mi mente, era el mismo sujeto.
—¡Detente!—le indiqué a Jimmy.
Él se detuvo.
—¿Que pasa?
—Ese señor...—otro recuerdo un peor me abrumó. Esta vez, era Holly junto a mi en mi casa. La chica tenía un cuchillo y yo suplicaba por mi vida.
Mi corazón se aceleró. Me percaté que el hombre había doblado la esquina, así que me bajé y lo perseguí con un solo pensamiento que rodeaba mi mente.
Holly mató a mi familia.
☆☆☆☆☆
Los leo a todos... dejen sus comentarios.